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"Lo siento, pero no puedo detenerme".






El aire fresco del jardín inundaba mis fosas nasales, tomé una bocanada de aire libremente, sentí mi pecho liberado y descansado, la mañana se veía diferente, el paisaje lo apreciaba de manera distinta, quizás es el efecto que este sentimiento estaba causando en mi, estaba volviéndome cursi y ridícula, algo que para ser sincera, no va conmigo, el papel del ruda no pide esos requisitos, pero, honestamente no puedo parar. Repentinamente aparecen imágenes en mi cabeza pero, esta vez el dolor no las acompaña, es extraño ¿quizás era estrés? No tengo idea y comienzo a frustrarme, me dejo caer lo más suave que puedo en el pasto y tiendo mi cuerpo cerrando mis ojos para relajarme y juntar las piezas, un nombre sale de mis labios involuntariamente.

—Máx.

Anteriormente ese nombre apareció en mi cabeza, ¿quién es esta persona? Recuerdo perfectamente la llamada con Clayton y estar furiosa en ese momento, esa persona tenía que matarme, pero ¿lo intentó? ¿Será él quién asesinó a Cly? Tomo nuevamente una bocanada de aire para calmarme, he notado que cada vez que me frustro al no identificar algo concreto en estos recuerdos, las imágenes comienzan a desaparecer y mi cabeza duele aún más, si quiero descifrar esto yo sola necesito guardar la compostura y pensar delicadamente.

Despierto al fin de mi sueño profundo, lo primero que veo al abrir los ojos es la obscuridad del cielo y algunas estrellas, mi cuerpo se sobresalta al escuchar unos gritos, de inmediato me reincorporo y comienzo a acercarme a la entrada de la casa. Gianna y Reese discuten intensamente y me preocupo, pienso mucho si es o no correcto el intervenir, pero igual lo hago.

— ¿Qué demonios pasa? —Ambos me observan como si fuese un fantasma— ¿Tengo algo en la cara? ¿Acabo de levantarme de entre los muertos o qué?

—Para nosotros es como si acabaras de levantarte de entre los muertos y hay demasiadas cosas que son difíciles de explicar —soltó Gianna con voz temblorosa.

—Ahórrense la fatiga, no pensaba contar con ustedes para que me expliquen las cosas que no entiendo, mi mente funciona, no es como si se hubieran muerto mis neuronas —miré a ambos con rabia, ni siquiera Reese fue capaz de articular una palabra así que mi coraje aumento, algo esconden y voy a descubrirlo.

—No lo digo de esa manera Bella —la voz de Gianna sonaba preocupada—. Tus cosas nos envuelven a todos, no podemos solamente abrir la boca, así como así, a eso me refiero, tenemos que mantener la guardia o no habrá quien cuide de nosotros, al menos no este mes.

— ¿Este mes? —Gianna asintió.

—Deja de decir estupideces Gianna —masculló Reese.

—Deja de portarte como imbécil. Iré a dormir.

—Espera —al darme la vuelta siento el tacto de Reese en mi brazo, me detengo en seco, aunque estoy lo suficientemente cabreada para lidiar con él. Hoy no quiero pelear.

—Reese —dijo Gianna entre dientes ¿qué rayos pasa?

—Basta, están creando lío en mi mente —me suelto de su agarre, pero perfectamente escucho sus pasos tras de mí, apresuro mi paso hasta llegar a mi habitación, está al lado de la suya así que no tengo muchas partes donde esconderme.

Viviendo bajo las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora