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"No siempre somos capaces de ver la realidad de nuestra realidad".






—Vaya, vaya. Se estaban tardando tortolitos, o debería decir... sobrinos —mi piel se erizó ¿qué clase de juego estaba empezando este bastardo?

— ¿Qué quieres? —Soltó Máx seco.

—Tú me traicionaste ¿lo recuerdas? —Soltó intentando lucir herido.

—Tú lo hiciste. Ibas a matarme ¿por qué carajos?

— ¡Porque eres un bastardo malagradecido! —Escupió colérico, su cara roja por la acumulación de sangre. Me moría de ganas por saber dónde estaba Jodie.

— ¡Intentabas hundirme! Yo te veía como un padre —la voz de Máx bajó de tonalidad, su cara se asemejaba a la de un niño.

—No eres más que un bastardo, eso es lo que eres —su voz fría y sin remordimiento alguno, Máx dio unos pasos hacía él y fue ahí cuando mostró su arma, Máx levantó las manos en señal de paz, mi cuerpo se tensó en el momento en que Víctor le apunto con la Glock negra.

—Si eso es lo que soy, ¿por qué mierda aceptaste cuidarme? —Máx sonaba tan diferente y no entendía que era todo este drama. ¿No veníamos a matarlo y ya?

—Porque soy un maldito cabrón que creyó que serías productivo cuando crecieras. Pero ya me ha quedado claro que eres el vivo ejemplo de la mierda de tu padre.

—No es así —contestó Máx con una seriedad extraña, yo seguía inmóvil, mi vista buscando a Jodie por todo el lugar.

—Tú no puedes saberlo, no lo conociste —la sonrisa maliciosa de Víctor apareciendo en su rostro, sus ojos observaban con cautela y Máx mostró una sonrisa burlesca.

—Creía conocerlo

— ¿A qué te refieres? —El semblante de Víctor cambió.

—A ti.

— ¿A mí? —Víctor soltó una carcajada enormemente burlesca que resonó por todo el lugar— Pobre de ti.

— ¡Podrías decir que es lo que quieres de una vez y dejarte de estupideces? Estamos perdiendo tiempo ¿dónde está Jodie? —Mi mano fue directo a el brazo derecho de Máx haciendo presión en señal de recordarle que no debíamos ser imprudentes, él puso su mano sobre la mía e intenté relajar los músculos, nuestras manos se entrelazaron y el apretó con fuerza, como si no quisiese soltarme jamás, ejercí la misma presión y me acerqué a él lentamente.

—Bien. Para que lo sepas, no voy a matarte, no me importa si vives, en realidad disfrutaría más que estés vivo. Tú —escupió señalándome, su mano derecha viajo hasta el cuello de mi chaqueta y me atrajo hacía él, Máx reaccionó de inmediato, pero no pudo sostenerme porque Víctor de nuevo le amenazó con la Glock—. Tú si tienes que morir y no me interesa como ni cuando, mucho menos donde, ¿vienes a buscar a tu amiga la rubia? —Nuestras miradas eran pesadas, ninguno quería perder el orgullo agachando la cabeza así que sosteníamos nuestra fulminante mirada mientras él hablaba.

— ¿Dónde está? —Contesté pasiva pero firme.

—Buscarte fue lo que debieron haber hecho tus padres, en cambio te dejaron con un extraño.

—Clayton no es ningún extraño —respondí seca y dolida.

—Lo era para ti en ese entonces —contestó casi interrumpiendo.

Viviendo bajo las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora