2

13 0 0
                                    


"Si bien buscas encontrarás".






—Estaba segura de que me dejarías sola en clases el día de hoy —se quejaba Jodie a mi lado mientras salíamos de la escuela.

—Estaba segura de que eras más inteligente —puso los ojos en blanco y esbocé una sonrisa burlona.

—Tú aseguras todo y no sabes nada.

—Eso crees —respondí al instante.

— ¿Me estás preguntando?

—No lo sé, ¿lo hago?

—Quisiera golpearte.

—No te conviene.

—Sé que no —respondió llevando su mirada hasta mis nudillos que escondí en las bolsas de mi chaqueta de inmediato. Tragué duro—. ¿Qué te pasó? ¿Has peleado con alguien? —Negué con la cabeza.

—Ha sido una noche muy larga por eso es que he llegado tarde ¿está bien? —Asintió no muy convencida y gracias al cielo Cly apareció frente a nosotras librándome de un interrogatorio posiblemente mortal— Vamos, sabes que Clayton detesta esperar.

—Hola Cly.

—Hola Jo.

— ¿Desde cuándo usan sobrenombres? —Pregunté desconcertada ya que Jodie no me tenía uno a mí y yo no le tenía uno a ella desde cuándo.

— ¿Desde cuándo te has vuelto tan molesta? —Fruncí el ceño ofendida.

—Debería odiarlos ¿saben?

—Deberías dejar de ser tan amargada, te van a salir arrugas y canas tan joven —bufó Jodie.

—Jo tiene razón.

—Jo tiene razón —hice una voz extraña intentando imitar a Cly, pero fallé y estos reprimieron las risas por mi cara de furia—. Puras mierdas ustedes.

—Recuérdame lavarte la boca con jabón cuando lleguemos a casa Isabella.

—Mejor con cloro así podré morir.

—Si lo que deseas es morir yo mismo te atropellaré con mi auto y me encargaré de eso, pero no será hoy, pónganse el cinturón de seguridad ¿quieren?

—Bien —bufé con indignación y me límite a seguir la orden de Clayton.

Horas más tarde, Jodie y yo estábamos listas para la fiesta a la que Clayton aceptó dejarme ir, sinceramente no estaba emocionada ni nada por el estilo, sin embargo, la curiosidad estaba apoderándose de mí, tenía bastante tiempo sin ir a fiestas de adolescentes.

—Aquí es Cly —escupió Jodie cuando dimos con el lugar de la fiesta, era a las orillas de la ciudad cerca de Bradford, una casa enorme rodeada de incontables árboles y si no es porque sé el camino diría que es un maldito bosque, pero maldición, realmente es más un bosque que una casa. El frío era penetrante a causa de un río cercano al lugar que casi sentía dolor de huesos.

—Estaré cerca de aquí, cualquier cosa extraña que notes no dudes en llamar ¿de acuerdo? —Se dirigió a mí una vez que Jodie dejó el auto.

Viviendo bajo las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora