17

5 0 0
                                    


"Que cosa tan traicionera pensar que una persona es más que una persona".







— ¿Qué mierda haces? —Escupí con los ojos fuera de órbita.

—He estado practicando mis tiros en mis tiempos libres, papá nunca quiso mostrarme nada de lo que hacía en su trabajo —sus labios mostraron una media sonrisa, su cabeza mirando hacía el suelo—. La primera vez que escuché a mamá hablar de ti sentí celos, ¿cómo habla de ti tal cual madre vive con su hijo? Ella tiene un hijo y esa soy yo.

—No me interesa la vida de esa mujer.

—Después que pude verte sentí pena y rabia —apreté la mandíbula—, sentí eso porque yo estaba viviendo de una forma pacífica con mi madre, mientras tu siendo hijo de la misma mujer tenías que pasar por todo lo malo y ayudar a mi padre en su trabajo sucio, ¿sabes que hoy es la primera vez que tengo el valor de mostrar un arma a alguien? —Su rostro se humedeció al instante por las lágrimas— Desde la primera y última vez que vi a Isabella no puedo dormir, tenemos la misma edad y una vida tan diferente, no puedo dejar de pensar cómo diablos puede soportar todo esto, yo... no puedo con esto sola. El aceptar mi ayuda el día de hoy llevaba una condición implícita —enarqué una ceja.

—Lo sé, nadie ofrece ayuda por mero voluntariado —escupí seco.

—Lo único que te pido es que intentes verme como una hermana —la miré boquiabierto—, porque eso es lo que soy, tu hermana —sollozó sin mirarme a los ojos aún, las palabras no salían de mi boca, sinceramente no sabía que responder—, no te obligaré a que me veas de esa forma porque no podría entender tus sentimientos, pero quiero tener una familia. En estos momentos me siento completamente sola y creo que mi único consuelo es acercarme de alguna forma a ti, por eso te ofrecí mi ayuda. Toma, tú sabes para qué son estas cosas —caminó hasta mi lugar, tomo mi mano y puso el arma en ella para después salir de la habitación dejando un silencio sepulcral y a mi aun incrédulo por su discurso.




(...)

— ¿Cómo está? —Pregunté refiriéndome a Bella quien yacía en una cama desde hace tres días inconsciente.

—Ella está mejorando —contestó Luka sonriendo cálidamente—. ¿Tú cómo estás?

—Estoy —asentí con la cabeza. ¿Me dejarías a solas con ella un momento?

—Por supuesto, ¿dónde está Gianna?

—En la sala de estar, leyendo.

—Bien, te veo en un rato —asentí mientras el caminó hasta la puerta de entrada y una vez afuera la cerró, las paredes blancas de la habitación se hicieron inmensas conmigo dentro, la piel blanca de Bella estaba pintada de manchas negras, moradas y verdes por los golpes, su estómago adornado con una cicatriz por la herida. Peiné mi cabello hacia atrás con frustración a la vez que mordí mi labio inferior con rabia hasta sentir el escozor y el saber a metal de la sangre en mi boca.

—Ésta vez no cuidé bien de ti, pero no habrá más errores, voy a protegerte aunque sea lo último que haga, tu piel jamás volverá a mancharse de esta forma otra vez, te lo prometo —tomé una de sus manos y dejé un beso en ella, posé mi cabeza a un costado de su brazo y cerré los ojos tranquilamente para intentar descansar, estaba agotado de todo esto, mi cabeza dolía, mi piel me picaba, mis fosas nasales seguían penetradas al olor a sangre de Bella por todo mi cuerpo, juraba ver mis manos rojas aún, la sangre esparcida por toda mi cara, escucho mi nombre y un rio aparece frente a mí, ¡Bella! Comienzo a correr tan rápido como puedo, pero parece que jamás voy a llegar, el camino parece extenderse a medida que estoy por llegar y comienzo a gritar de frustración e impotencia, ¡maldición!, ¿qué está pasando? ¿Bella?

— Máx —De pronto abro los ojos y las gotas de sudor caen dentro de ellos, siento el ardor y los froto con mis manos, me quedo estático al ver a la mujer delante de mí con los ojos abiertos, su labio aún sigue hinchado y con una marca, intento sonreír y no parecer preocupado por la situación, tan solo me aproximo con cuidado hasta su pequeño cuerpo y lo rodeo con mis brazos, extraño esa calidez que me hace sentir tranquilo— Estabas teniendo un mal sueño.

—Cállate, no hables —sus brazos me tocaron el cuerpo y me estremecí, me alejé un poco para ver su rostro.

—Está bien, estoy bien.

— ¡No, no está bien nada! ¡Mírate! —Me puse de pie bruscamente lanzando la silla en la que estaba sentado segundos antes.

—Basta —sus manos fueron a su cabeza—. Debes calmarte.

— ¡No puedo calmarme! Escucha, cuando salga de aquí, voy a encontrar y matar a todos los hijos de puta que se pongan en mi camino ¡a todos!

—Ven aquí —sus manos estiradas en mi dirección—. Vamos, ven conmigo.

—No puedo, no quiero lastimarte —respondí seco mientras le daba la espalda, la máquina de signos vitales hizo un sonido continuo y me sobresalté—. Bella —su cuerpo débil incorporándose en la camilla—. Vuelve a recostarte, estás loca ¿quieres morir?

— ¿Qué pasa? —Luka exaltado entrando a la habitación— Isabella, mi nombre es Luka, ¿cómo te sientes?

—Bien, estoy bien.

—Necesito que seas honesta —su mirada se desvió hacia mí, apreté los ojos y suspire pesadamente.

—No es nada grave, solo estoy mareada, supongo que perdí mucha sangre.

— ¿Nada grave? ¿Cómo es que no es nada grave el que hayas estado a punto de desangrarte por completo? ¡Maldición Bella!

— ¡Necesitas calmarte! No voy a morir —sus ojos estaban desorbitados, su voz ni siquiera era capaz de elevar el tono por el cansancio, la miré colérico y salí estrellando la puerta duramente.

—Máx, ¿Qué sucede? ¿Cómo está Isabella? —Bufe.

—Ella despertó, pero no creo que esté bien.

—Debe estarlo —enarqué una ceja, ella comenzó a llorar silenciosamente, entonces la observé detenidamente intentando descifrar su mirada, miedo, angustia, culpa, algo no estaba bien.

—Qué... —Comenzó a negar desesperadamente con la cabeza— Necesito que me acompañes a mi habitación, tengo algo que decirte —sujete una de sus muñecas con fuerza y caminé con ella detrás hasta mi habitación, coloqué el seguro y saqué de la mesa al costado de la cama unas armas que puse ahí por seguridad—. Habla ya.

—Unos tipos están aquí, entraron por la parte de atrás, la casa está rodeada afuera, nos van a matar a todos Máx, les dije que irás con ellos —mi respiración se volvió pesada y la miré colérico.

— ¿Qué? —Mascullé incrédulo.

—Lo siento.

—Entiendo, así es como me pides que te vea como una hermana —reí irónico—. Estaba por darte algo para que pudieras defenderte, pero como a ti te importa un carajo mi vida y la de las otras dos personas que están allá afuera. Yo realmente espero que mueras.

— ¡Máx! —Se colgó de mi hombro— Por favor no hagas esto, estoy asustada.

—Debes saber qué he visto a otras mujeres llorar de una forma más desesperada que la tuya y aun así las he dejado en el camino. Es tu vida o la mía junto con la de Bella. Supongo que ya sabes la respuesta —cargue la sig sauer y la glock negras listo para la acción.

—Máx —sollozó—, si quieres dejarme en el limbo está bien, pero no me dejes con las manos vacías, te lo ruego.

—En el armario ya. Mantente a mi costado, no voy a arriesgarme a que me dispares por la espalda —rebatió el armario hasta encontrar una pistola con silenciador, mi sangre hervía—. Date prisa, Bella está allá afuera con esos cabrones. Toma esto como el pago por ayudar a Bella —abrí la puerta cautelosamente, no se escuchaba ningún ruido, nos apresuramos hasta la habitación donde estaba Bella, Gianna reprimió un grito en cuanto entramos.

—Dios mío, Luka... 

Viviendo bajo las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora