🍃4- Diferencias🍃

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Era sábado, la semana había transcurrido de manera rápida o por lo menos los días siguientes al miércoles.

El martes por la noche me la pasé en el patio hasta las dos de la mañana cuando pareció que no habían ruidos lascivos dentro. En el tiempo que estuve en el patio, aparte de pasar frío, solo me limité a mirar al cielo y de vez en cuando a Jinyoung quien se mantenía fumando y con la mirada perdida en algo que no supe descifrar. El silencio de la noche me ayudo a pensar, nada trivial, solo algunos pasos para la presentación de clase y en algunas cosas de la cafetería.

Al principió Jinyoung intentó entablar una conversación pero empezó con un tema poco acertado.

- ¿Y eso de que no hablas con tus padres?- preguntó de repente irrumpiendo mis pensamientos y violando el precioso silencio que había.

- ¿A qué viene esa pregunta?- pregunte con incredulidad y una pequeña risa sarcástica. De todas las preguntas con las que se podía empezar una conversación tenia que empezar con esa. Además ¿Qué coño le importaba?

- Ya veo que no te han enseñado que no se debe responder a las preguntas con mas preguntas- rio de manera divertida, una risa que más que intentar romper el hielo lo que hizo fue helarlo lo suficiente para que nadie lo derritiese. Era una de esas típicas risas que soltabas cuando estabas haciendo algo difícil y que por mas que quisieras tenias que terminar por ver el resultado. Un resultado que yo no tenia ganas de contar.

- Veo que tienes buena memoria- dije volviendo mi vista al cielo lleno de estrellas. De pequeña yo soñaba con ser una de ellas, esas estrellas que alumbraban la noche junto con la luna, yo quería estar allí arriba y no tener preocupaciones, que mis padres no me hubiesen tenido, que nada de mi infancia hubiese existido, haber desaparecido cuando todo se volvió una luz tan brillante que me empecé a quemar, haber sido mas valiente. Con los años dejé de tener esa idea, no quería ser una estrella, no quería que la gente me mirase buscando algo que no podía dar, no quería ser eso en lo que la gente tenía confianza y mucho menos ser la luz que alumbraba la oscuridad de alguien cuando nadie había alumbrado la mía. Esa era la diferencia que se formaba al crecer, lo que veías con ojos de niñas querías que desapareciese con ojos de adulta.

- Para lo que me interesa- respondió sacándome de mis pensamientos, aquellos a los que tanto me empeñaba en no recordar pero siempre volvían como una mala pesadilla. - Me llamó la atención lo que me dijiste esta tarde, yo tengo una buena relación con mi madre- dijo sonriendo. ¿A si que esa es la cara de un hijo orgulloso de una madre eh?

- Me alegro por ti- dije indiferente, me alegro de que pueda tener una buena relación con su madre, yo con mi progenitora solo tenia vagos recuerdos de un intento de familia que se caía por su propio peso.

- Mi padre sin embargo no puedo decir lo mismo- lo miré, desvié la mirada de mis pesadillas para centrarme en una realidad, no era yo la única que tenia problemas, no podía hacerme la víctima solamente porque las cosas que tenían los demás no me había tocado vivirlas a mi.- Murió cuando yo era solo un moco, aunque no sé si eso era un padre, llamemoslo simplemente progenitor- rio amargamente- supongo que todos tenemos una persona de la que no nos sentimos orgullosos- esa era la diferencia entre él y yo, mientras yo echaba de menos a una persona que me había echo sufrir tanto como vivir él dudaba si estaba bien echar de menos a una persona que seguramente le dio todo lo que pudo y más. Esa es la diferencia de una familia y lo que tenia yo.

- Lo siento- dije de manera respetuosa, nunca sabía que decir en estas cosas, el "lo siento" o el "te acompaño en el sentimiento" eran puras cortesías que decías para quedar bien, si de verdad mostrásemos lo que sentimos unas simples palabras no serian suficientes.

Mi estúpido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora