🍃11- Sin vuelta atrás 🍃

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Nos despedimos temerosos en el portal. Ninguno quería separarse por miedo a que esto solo fuese un sueño. Teníamos miedo, esto no era lo correcto para nosotros, era lo que queríamos pero no nos convenía.

Solo nos dijimos el típico "hasta mañana" con vergüenza. Ninguno sabíamos muy bien que teníamos que hacer, como reaccionar, ni siquiera si debíamos arrepentirnos. ¿Qué diablos me estaba pasando?

Esta no era yo, esto no era lo planeado, esto...no podía volver a pasar. Él había pasado por demasiado como para que una loca viniese a su vida y le hiciese más daño. Que lo arrastrara a la mierda en la que yo vivía no era justo. No es lo que uno entiende por felicidad.

- Por fin llegas- dijo Jisoo saliendo de su cuarto algo adormilada mientras se restregaba los ojos de manera cansada.

- Si, he....he tenido mucho lío en la cafetería, duérmete, mañana hay clases y llegarás tarde- dije mientras dejaba la chaqueta y el bolso en la entrada.

- Esta bien, buenas noches- dijo con una pequeña sonrisa.

- Buenas noches- correspondí.

Entré en mi cuarto y mientras me cambiaba no podía parar de pensar en lo mal que me estaba saliendo todo. ¿De verdad no podía dejarme llevar e intentar ser feliz? Pues no.

La cosa no es hacerme la víctima, me explico. Mi vida desde muy pequeña siempre ha sido una mierda, tengo pesadillas noche si y noche también, me pongo muy borde sin venir a cuento en múltiples ocasiones y...tengo una cicatriz que siempre me ha hecho revivir un trauma. Soy como una máquina defectuosa y no quiero que nadie se quede con esta máquina por pena. No quiero que la gente me mire con pena, no quiero que me hagan daño y muchísimo menos hacérselo yo a alguien. No me lo permitiría, no otra vez.

Con el pijama ya puesto y cero ganas de dormir me acosté en la cama con el bloc de dibujo entre las manos y una idea sobre que dibujar en esta noche de desvelo.

A la mañana siguiente me desperté con el lápiz pinchándome un pómulo y el blog casi a los pies de la cama. Había dormido unas dos horas en total si no recordaba mal, había hecho un dibujo bastante decente de lo que mis pensamientos me transmitían aquella noche.

Aquella chica sujetando una rosa tan roja como la misma sangre, escondiéndose del lobo que buscaba el miedo más que la comida. La chica era yo, cogiendo tan fuerte como podía la rosa de un rojo tan vivo como lo era Jinyoung mientras que mis pesadillas y mis recuerdos buscaban mi miedo. Era una niña asustada intentando parecer adulta, una niña que se aferraba a una persona para no sufrir sola, estaba arrastrando a personas a mi sufrimiento y eso me daba mas miedo.

Me levanté rápidamente para una ducha, me arreglé y llamé a Jisoo para que se despertara.

Cuando esta ya estuvo despierta y arreglada nos fuimos a la universidad separándonos en los pasillos una vez allí. Ella se fue a su clase de arte y a mi me tocaba literatura.

Una vez en la clase la profesora nos propuso un trabajo para final del trimestre que consistía en un breve relato o cuento sobre un tema a elegir, la única condición que puso es que tuviese un final feliz o triste y que fuese cerrado, es decir, que no quedase ningún cabo por atar.

Me resistía a saltar de alegría por toda la ilusión que tenía de hacer este trabajo, me encantaba la idea de poder crear una historia, de poder dar vida a personajes que dependían de mi imaginación, no sabía si con final feliz o triste pero la idea me producía cierta curiosidad.

La clase transcurrió y cuando salí lo hice con una sonrisa de oreja a oreja. En la segunda hora coincidí con Jisoo.

En esta hora seguiríamos con nuestros cuadros de presentación, yo había optado por algo sencillo pero con vida, con esencia, algo que me identificase a mi y a como era por dentro, porque, chicos que no os engañen, una persona puede ser muy distinta a lo que aparenta en el exterior.

Mi estúpido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora