Mi estúpido vecino

🍃 9- Comidas que saben a recuerdos🍃

Después de una clase que se me hizo eterna con la señora Choi por fin llegó la hora del almuerzo.

La señora Choi era nuestra profesora de Color y Dibujo básico, las únicas dos asignaturas de dibujo que yo daba. Era una señora de unos treinta y algo, casada (lo sabía porque sabía lucir muy bien su alianza), muy estricta pero bastante buena y sabía como hacernos llegar su pasión por la profesión que desempeñaba con cada clase.

A Jisoo no le caía demasiado bien por aquello de que no sabe llevar muy bien las críticas constructivas. Le costaba aceptar que quizás había cosas que no dominaba del todo todavía. Aún así, en el fondo, sabía que le tenía cariño. También es que las opciones eran reducidas, era o la señora Choi o el señor Kang, un hombre de unos sesenta y poco que comenzaba a no diferenciar bien algunos tonos de la gama de colores común.

- ¿Vamos a comer?- preguntó Jisoo recogiendo algunos restos de pintura y pinceles.

Habíamos estado esta clase en un pequeño espacio lleno de caballetes y materiales por todos lados, éramos pocos en clase así que tampoco era necesario demasiado espacio. Hoy habíamos estado hablando sobre nuestra imaginación, sobre lo que podíamos ser capaz de plasmar en un par de clases con solo algunas pinturas. En un pequeño momento de autoestima alta Jisoo propuso que la semana siguiente entregásemos un cuadro sobre lo que quisiésemos para presentar nuestro talento ante la clase.

- Una prueba de nivel-

Había concluido la señora Choi tras decidir que no era mala idea. Ahora parecía que también debía expresar mis dotes con el pincel para la clase. Había estado una semana para una coreografía de tres minutos ¿¡Qué haría yo ahora para un cuadro!? El destino y la imaginación lo dirían más adelante supongo.

- Claro- dije terminando de ordenar algunas cosas mientras algunos compañeros ya iban saliendo.- Ah, espera, le dije a Jinyoung que comería con él- dije acordándome de la conversación con el castaño antes. Instantáneamente también me acordé del "pequeño incidente"- Aunque no creo que le importe, así que si, comamos juntas- dije rectificando mi anterior respuesta.

- No, no te preocupes, le podemos decir que se nos una, con eso también viene Mark y lo conoces- dijo algo más entusiasmada en el momento en el que nombró a su "amigo".

Llevaba desde la fiesta quedando día si y día también con él, raro era el día que no se veían y sino pues se pasaban el día hablando por mensajes. No conocía al pobre chaval de nada pero ya me estaba hartando de escuchar su nombre en cada conversación. Había contado unas dieciséis veces su nombre en una tarde y sin exagerar.

- Ahm, de acuerdo, parece buena idea- dije algo desganada sin poder evitarlo, llevaba mucho tiempo sin un momento a solas con mi mejor amiga, sin mensajes, sin llamadas, sin quedadas. Nuestras vidas habían sido invadidas por dos hombres y aunque las relaciones no eran para nada iguales si que nos estaban alejando un poco y eso me molestaba.

"Ningún tío nos separará jamás ¿estamos?"

Eso habíamos prometido de pequeñas, cuando ella no sabía casi nada sobre la anatomía masculina y yo tenía miedo de todas las personas que no fueran ella y Youngk. Años después llegaron los 16, gran edad en la que los chicos empiezan a atraerte más que una peli y una pizza con tu mejor amiga. ¿Pero que le vamos a hacer? Para ella su vida no siempre sería yo y eso lo tenía claro, sin embargo yo no sabía si algún día encontraría ese algo que las chicas ven en un chico para caer rendida a sus pies.

La humanidad era el resultado de un proyecto mal hecho y yo tenía miedo de que la misma reacción volviese a ocurrir.

- No pareces muy animada, si quieres solo seremos tu y yo- dijo tendiéndome la mochila para salir ya de la clase.