🍃21- ... Sudor...🍃

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Llevaba un rato mirando el cuarto de baño de Jinyoung esperando descubrir cosas que me hablasen de él, alguna manía o hábito que me dijese algo más de lo que ya sabía.

- La curiosidad mató al gato, cielo- me dijo desde su cuarto con una voz ronca que me hizo estremecer por dentro. Se estaba incorporando en la cama con una pequeña mueca de dolor.

Me acerqué a él con una toalla húmeda para ponerla sobre el sitio donde le dolía.

- El gato ya lleva muerto mucho tiempo. ¿No crees?- dije siguiéndole el juego. Creo que la barrera de la intimidad ya la habíamos pasado.

- Puede ser- dijo de repente con una sonrisa- No te has ido...- dijo sin quitarme la vista de encima.

- No podía dejarte en este estado- dije poniendo la toalla sobre el pecho. Dios santo bendito. ¿Qué tortura medieval es esta? Subí la mirada nerviosa.

- No me entiendes- dijo con una pequeña risa- No te has ido...has vuelto- me dijo.

- Eh...si, esto...- tartamuda encima, lo que me faltaba ya. Miré por inercia a su pecho de nuevo, donde la toalla había dejado un pequeño camino de agua. Madre mía. - Creo que debo irme, es tarde y tú tienes que descansar, Jisoo estará preocupada y...- empecé a decir nerviosa.

- Espera- dijo tirando de mi. Me tropecé con las zapatillas que había abajo de la cama y caí sobre su pecho.

La mirada, madre mía, no recordaba esa mirada. ¿En qué momento dejé de encontrar mi camino en ella? Si me miraba así haría lo que él quisiese, hoy, mañana y siempre.

Mirada oscura, misteriosa, que guardaba secretos que poco a poco iría descubriendo, porque...yo quería descubrirlo. Su respiración estaba agitada, al igual que la mía. Nuestras narices casi se podían rozar. ¿Qué paso había de ahí a un...ya sabéis...beso?

De un momento a otro ejerció un poco de fuerza y rodamos por la cama, por suerte o por desgracia yo acabé debajo de su moreno y torneado cuerpo mientras me agarraba las muñecas a los lados de la cabeza.

- No sabes las veces que he soñado con esto- dijo acercándose lentamente a mí oído susurrando.

- Mentiría si dijese que yo no- dije, aunque no sé si había sido yo, mi imaginación o el líbido que se había apoderado de mi.

- Eres una chica mala- me dijo seguramente con una sonrisa canalla.

- ¿A si? ¿Y se puede saber por qué?- dije poniéndome ya a tono. Soy humana, no me critiqueis, seguro que con semejante monumento encima ustedes estaríais igual o peor que yo.

- Te vas, me dejas solo y ahora...te cuelas en mi habitación, vas pidiendo guerra morena- dijo mirándome a la cara pero sin perder esa sonrisa canalla.

- No me he colado, te estoy cuidando- dije desinteresada.

- ¿Y si te digo que me duele algo? ¿Me vas a curar?- dijo desafiante.

- Claro- sin dejar que acabase colocó una mano mía rápidamente en su pecho, en el lado del corazón. Palpitaba rápido.

Mi estúpido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora