🍃 6- El trato🍃

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Acepté, como una gilipollas, dejé la puerta abierta a mis secretos y a mis recuerdos, a todo lo que me constituía como persona ¿Por qué? Pues porque toda su expresión corporal me decía que no sería malo, que compartir experiencias con otras personas no sería malo y que quizás, de una vez por todas, sabría darle salida a todo lo que sentía con alguien tan parecido a mí que hasta me sorprendía.

En mi vida solo sabían tres personas que sabian de mi pasado a parte de mi "familia", esas tres personas eran Jisoo, mi mejor amiga, YoungK, mi mejor amigo y Yoongi, mi compañero de trabajo.

Jisoo y YoungK lo sabían porque ellos habían vivido conmigo muchas cosas, llevábamos juntos desde los 8 años, lo nuestro es una historia larga de contar, lo cuál haré en otro momento.

Yoongi, sin embargo, lo descubrió todo, era un chico muy observador y lo conocí en mis últimos años de instituto, cuando empecé a trabajar en la cafetería. Poco a poco fue preguntándome por algunas conductas que tenía, como...por qué siempre solía vestir ropa larga que tapase mi cuerpo, por que solía sonreír tanto en el trabajo pero después era tan seca, no sé, cosas de las que pocas personas solían darse cuenta. Un día no me quedó más remedio que contárselo, ya eran demasiadas preguntas y más haya de su curiosidad la verdad era que confiaba en él, era una de esas típicas personas que te inspiran confianza en poco tiempo. Cuando se lo conté pareció unir todas las piezas del rompecabezas mental que tenía.

Después de aquel despliegue de recuerdos con Yoongi los dos nos convertimos en personas más cercanas, él seguía tratándome igual y yo de vez en cuando le contaba mis problemas. Era como una especie de psicólogo personal pero desde el punto de vista de un verdadero amigo. Y eso me encantó.

Al final de aquella charla de madrugada con Jinyoung acordamos que esto no sería contar nuestra triste y penosa vida al otro con la esperanza de quedarnos tan en paz como Buda.

Nos haríamos preguntas, si, preguntas, es decir, él me haría una pregunta de lo que quisiese y yo le contestaría con la condición de que él respondiese después cualquier pregunta.

La idea al principio me pareció absurda ¿Qué coño era esto? ¿Un interrogatorio? Después, en frío, lo sopesé, yo no tenía curiosidad por su pasado, pero sí que tenía curiosidad por saber por qué era de esa manera, por qué a pesar de haberlo pasado mal conseguía ser tan feliz mientras que a mí me costaba hasta poder dormir en paz.

Acordamos una primera sesión de "terapia" el domingo por la tarde. ¿Por qué no en ese momento? Pues porque eran las tres de la mañana y aunque a la mañana siguiente fuese domingo ambos teníamos cosas que hacer.

Él debía arreglar algo y yo había quedado con YoungK por la mañana para desayunar.

Cuando volví a despertarme ya eran las diez de la mañana, al intentar levantarme un dolor leve pero continuo me estaba destrozando la cabeza, creo recordar que me bebí unos tres vasos de wisky pero claro, no le eche nada mas, con lo cual el grado de alcohol era puro, no había nada que lo rebajase.

El aliento me apestaba a alcohol y a cigarro, que bonita fragancia para despertarse por la mañana.

Fui al baño y tras lavarme la cara y los dientes pude comprobar que aunque mi aliento ahora era respirable mi apariencia era penosa. Tenia unas ojeras mas grandes que todo el edificio, tenia la cara demasiado pálida (más de lo normal) y sobre todo tenia el pelo que por su aspecto parecía que había estado metida dentro de un huracán.

Sin pensármelo dos veces me metí en la ducha esperando que Youngk tardara unos minutos en llegar.

Cuando salí ya tenia aspecto de persona, me eché un poco de crema hidratante para que mi piel volviese a tener el mismo aspecto que antes y al empezar a vestirme me paré un segundo, como siempre hacia, y la observé. Aquella cicatriz en mi abdomen, aquella marca que me repetía una y otra vez que todo lo que creía que eran pesadillas era la pura y asquerosa realidad.

Mi estúpido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora