La imagen más bonita que podía ver en mi miserable vida era la que tenía ahora mismo ante mis ojos, Jinyoung empujaba a Jae en el columpio mientras este no paraba de reír.
Se lo estaban pasando de maravilla mientras yo no paraba de mover el lápiz sobre el papel intentando captar la esencia de aquel momento, que pena que la verdadera felicidad no se pueda transmitir en un dibujo, así cuando lo viese siempre sería feliz. La risa de Jinyoung y las carcajadas de Jae, no había melodía más bonita que la de aquel momento.
Los niños correteaban alrededor jugando con cualquier cosa, otros se tiraban por el tobogán o jugaban con los dibujos hechos en el suelo. Eran tan felices...tan llenos de vida.
- Nonna, ven- dijo Jae cogiéndome de la mano y levantándome del pacífico banco en el que estaba sentada.
El pequeño me sentó en el columpio donde estaba él antes y empezó a darme pequeños empujoncitos.
- Jae cariño, yo peso mucho- dije entre risas.
- Tendremos que recurrir a la artillería pesada- dijo Jinyoung remangándose el chaleco que llevaba.
- ¿Qué?- cuando me quise dar cuenta estaba volando. Jinyoung había comenzado a empujar fuerte y yo solo podía agarrarme lo más fuerte posible a las pequeñas cadenas que sujetaban el trozo de plástico duro en el que estaba sentada.
El pequeño mocoso que tengo como hermano no paraba de reír por los gritos que estaba dando, parecía una lunática porque no paraba de chillar y de reír. Me lo estaba pasando genial pero tenía un cosquilleo dentro que me subía desde el estómago a la garganta y volvía a bajar con el peso de la gravedad.
Parecía una niña pequeña y Jinyoung, aquel primer amor de juventud que hace cualquier locura por sacarte una sonrisa. Él lo estaba consiguiendo, estaba haciéndome recuerdos nuevos sobre lo que era una verdadera infancia, lo que todo niño debería tener.
Una de las veces Jinyoung empujó más fuerte de lo normal y la sudadera ancha que llevaba se elevó un poco más, dejando a la vista la zona de mi costado. Sinceramente yo no me di cuenta de ello, a causa de las risas, pero cuando Jinyoung recibió un golpe con el columpio en el pecho ya empecé a preocuparme.
- ¡Dios mío!- dije frenando en seco con los pies y apurándome en bajar para ir hacia él.
Estaba tumbado en el suelo a causa del porrazo, con la mano en el pecho y una pequeña mueca de dolor. Lo llevé como pude cogido de un brazo hacia el banco donde antes estuve y le hice tumbarse en él.
Rápidamente subí su camiseta y al observar, aparte de la perfecta musculatura que tenía aquí mi amigo, el color rojo que cubría su pecho me asusté.
- Vale...eh....ah...Jae pásame la botella de agua- le indiqué al menor con algo de nerviosismo.
- Lo que haces por verme un poco de musculo- dijo el malherido con sorna.
- Por el amor de los dioses Jinyoung- dije con una pequeña risa preocupada.
Cuando el pequeño me tendió la botella de agua vertí un poco sobre un pañuelo de tela que tenía y lo coloqué en la zona afectada.
- Jae vete a jugar, yo me quedo aquí con tu hyung- dije al pequeño para no arruinar su tarde.
Me senté en un espacio del banco y coloqué su cabeza sobre mis piernas para mayor comodidad. Me sentía culpable por el porrazo.
- Debería dejar que me des más golpes si me tratas así de bien- dijo mientras acomodaba su cabeza sobre mis piernas. El muy aprovechado.
- Idiota- dije desviando la mirada- ¿Te duele mucho?- asintió con un pequeño puchero en los labios- Lo siento mucho de verdad ¿A qué estabas mirando para distraerte?- pregunté.
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Mi estúpido vecino
FanfictionEn la vida de Park Suni no había sido todo color de rosa. Tenía un pasado que ocultar, unas pesadillas que combatir y ahora un nuevo vecino que afrontar. - Quiero saber más de ti- - Deberías tenerme miedo, no curiosidad- - No puedo temer a una ch...