Íbamos a tener veinte minutos libres antes de que comenzara la clase, ya que no hubo tránsito en la ruta y estaba estacionando el auto en una calle cerca de la universidad. Aparqué el auto frente a una pintoresca plaza que estaba frente al edificio. Melissa y yo miramos hacia atrás; las dos seguían dormidas en la misma posición en la que habían quedado cuando salimos del hotel. Melissa me miró.
- Tengo miedo.
Fruncí el ceño al no entender de lo que me hablaba.
- ¿Miedo?
- La entrevista.
Sonreí. La entrevista que iban a hacernos en menos de veinte minutos era fundamental si queríamos entrar a Cambridge. Era simple, nos hacían preguntas sobre nosotras, preguntas tan básicas y simples como "¿por qué quieres estudiar esta carrera?" y cosas así. Después de eso íbamos a tener clases normales, las cuatro por separado al querer tener profesiones tan distintas como ser doctora, arquitecta, diseñadora de interiores y abogada.
- Esa entrevista no es más que unas cuantas preguntas; - dije para calmarla - estás veinte o treinta minutos en ese cuarto y sales, no es tan difícil.
- Bien - sonrió.
- Tenemos que despertarlas - dije, mirando hacia atrás de nuevo y empecé a mover suavemente a Collins -. Despiértense, bellas durmientes.
Melissa sonrió y puso los ojos en blanco.
- Katie, las dos sabemos que así - empezó a mover con fuerza la pierna de Jessica, mostrándome que no daba señales de vida - no despertarán.
Alcé una ceja. Ellas dos eran las que tenían sueño pesado.
- Déjame hacerlo a mí manera - dijo esbozando una sonrisa.
- Pero... - en ese instante, Melissa apretó con la palma de su mano el centro del volante, haciendo que la bocina sonara a todo volumen. Yo, mientras tanto, me tapaba los oídos y achinaba los ojos por el ruido que había siendo tan solo las ocho de la mañana. Solo esperaba que no nos mataran cuando despertaran. Apenas empezó el ruido, las dos se sobresaltaron, asustadas. Collins gritó y Jessica no paraba de preguntar que ocurría.
- Así funciona - me dijo sonriendo.
- ¡¿Qué pasó?! - gritaba Jessica repetidamente.
- Nada, ya cálmense y vamos - les exigió Melissa.
Yo no podía evitar reírme, había comenzado bien la mañana. Hacía varios días que no me reía así. Bajamos del auto y vimos que el sol ya estaba por encima del cielo de Cambridge. Caminamos un poco menos de una cuadra y ya estábamos frente la estructura, mirándola hasta arriba antes de entrar.
- ¿Vamos? - les pregunté mirándolas.
- Vamos - me contestó Jessica, caminando hacia adelante.
Al frente teníamos un ancho pasillo lleno de chicos y chicas entrando a la universidad. Era de verdad grande, al principio nos encontramos con la oficina del director de la universidad, Gordon Chesterman. Después está la oficina de maestros, donde todos se reunían. Luego, estaba la cafetería y la biblioteca. Los baños y también habían otras salas, donde los maestros se reunían y donde íbamos a tener nuestra entrevista. Después de eso, estaban los seis diferentes Departamentos donde íbamos a estudiar y los profesores a darnos clases: Artes y Humanidades, Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencias Biológicas, Ciencias Físicas, Medicina Clínica y Tecnología. También estaba el campus, donde los estudiantes practicaban deportes.
Justo al pasar por la oficina del rector, él salió de su oficina, chocándose con Collins. Gordon Chesterman no debe de haber tenido más de cincuenta años, tenía poco pelo en su cabeza y un bigote debajo de su nariz. Usaba una corbata color rojo y una camisa blanca.
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Midnight Train to London
Novela JuvenilY aquí estamos nosotras. Tratando de seguir una vida lo más normalmente posible. La verdad es que éste último mes fue... difícil, complicado e inesperado. Cuando recuerdo nuestros meses en Londres, me agarran ganas de sonreír y llorar al mismo tiemp...