[Collins en multimedia]
Melissa estaba atónita. Muy sorprendida. Helada. No se movía y las delicadas curvas de su boca formaban una O. William la miró con el ceño fruncido. Como si estuviese decepcionado. O triste. O quizás... muy dolido. O las tres juntas.
Todo estaba perdido en un silencio muy incómodo hasta que mi amiga empezó a chillar.
- ¡¿Qué mierda ocurre contigo?! - le gritaba a William.
- Nada - sonrió falsamente.
- Dallas no se merecía tal cosa - ella se agachó y se dirigió hacia el cuerpo tendido de Dallas.
- Pues si. Él solito se lo buscó.
- ¡Que no! - insistía Melissa.
William se quedó en silencio y miró su puño, el cual estaba rojo. Hizo cara de dolor y se lo besó.
- Le di justo en el pómulo. Le saldrá un buen moretón en un par de días - levantó las cejas y volteó para irse pero la voz de mi amiga lo detuvo.
- ¿Estás bromeando? - ella se incorporó - Dallas está tirado en el suelo, ¿y a ti solo te importa tu maldito puño? ¡El chico más lindo de toda la Universidad estaba besándome! ¡A mí! ¡Podríamos haber tenido algo! ¡El amor de mi vida!
William se rió fríamente y se dio la vuelta, acercándose cada vez más a Melissa.
- ¡Ja! Muy, muy graciosa, Mel. Primer punto: si, me importa poco y nada este tal Dallas. Segundo punto: él no te estaba besando, te estaba, prácticamente, comiendo. Tercer punto: - se agarraba los dedos de las manos, contando - ¿"tener algo"? Melissa, ese chico quería sólo tu boca, no a ti entera... o por lo menos, eso creo. Y cuarto y último punto: ¿el "amor de tu vida"? - hacía comillas con los dedos - Por favor, Melissa, ¡madura ya! ¡Lo conociste hace apenas unas horas! ¡Ayer ni sabías que este chico existía!
- No puede ser, no soy ni tu novia, ¿y ya me dices qué hacer? ¡No soy tuya! ¡Déjame hacer lo que yo quiera!
- Está bien, pero cuando seas mi novia no dejaré que hagas lo que quieras - se acercó a ella. Tan cerca que sus bocas estaban a unos centímetros de distancia - y sobre todo...
- No seré tu novia nunca - repuso e interrumpió Melissa.
- Y sobre todo, tú serás mía - William terminó su frase y entonces se da vuelta de nuevo, al pensar que todo había terminado, pero pensó mal.
Melissa empezó a tirarle todo lo que encontraba en el suelo: rocas, ramas, hasta una lata de gaseosa.
- ¡Te odio, te odio, te odio! - gritaba con lágrimas en sus ojos.
A William, por supuesto, no le hacía ni un poquito de daño las rocas, ramas y lata de gaseosa. Pero Melissa estaba tan enojada que no sabía que hacer e hizo lo primero que se le vino a la mente; como siempre hacía.
Se dio la vuelta bruscamente hacia ella:
- Y si lo veo cerca de ti otra vez; espera algo peor que eso - lo señaló con el dedo, mientras seguía tumbado en el suelo - así que no me extrañaría que me detestes diez veces más que ahora - su voz sonaba furiosa.
William se dio la vuelta una tercera vez y esta vez Melissa le pegaba con sus pequeños puños en la espalda. Sin hacerle daño alguno, obviamente.
¿Sí había mencionado que Melissa se transformaba en alguien completamente diferente cuando se enfadaba, verdad?
Sin embargo, a él le daba igual.
Melissa no tenía que ir a clases a la tarde, así que decidió sin más, volverse al hotel. Ella volvió en el auto y nosotras íbamos a trasladarnos en el nuevo subterráneo que habían instalado. Y era perfecto, porque Melissa quería estar sola.
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Midnight Train to London
Novela JuvenilY aquí estamos nosotras. Tratando de seguir una vida lo más normalmente posible. La verdad es que éste último mes fue... difícil, complicado e inesperado. Cuando recuerdo nuestros meses en Londres, me agarran ganas de sonreír y llorar al mismo tiemp...