06 | La "cita de amigos"

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- ¿De verdad? - preguntó Jessica. Tenía pinta de que estaba feliz de que su futuro novio estudiara en la misma universidad que ella.

- Aunque nosotras no nos quedaremos a vivir en la universidad - especifiqué - por lo del hotel y eso. Ya tenemos pagado organizado y bueno... cuando tengamos una casa propia, cosa que espero con ansias, quizá nos quedemos a vivir. Pero es opcional.

Ellos asintieron.

- Quizá puedan asignar sus habitaciones luego de las vacaciones de invierno. Ya están dentro de la universidad así que tiene que haber lugar para ustedes también - Aaron nos aconsejó.

- Podría ser - contestó Jessica.

- Nos veremos seguido - saltó Raymond con voz misteriosa. Su mirada se dirigía a mí una vez más. Tantas miradas de su parte me empezaban a poner medio incomoda, pero admitía que me gustaban.

- ¿Ustedes vienen muy seguido? No te pregunto a ti, William - especifiqué.

- Sí - contestó Edward.

- Porque estamos viendo de conseguir empleo aquí, con Jess. Hablando de eso, ¿vamos a pedirlo ahora? - le pregunté.

- Vamos - dijo mientras corría la silla hacia atrás.

Nos levantamos y tratamos de pasar a través de toda la gente para llegar al mostrador.

- ¿Son lindos, no crees? - estaba esperando desde que llegamos a Starbucks que me haga esa pregunta.

Sonreí.

- Todo el mundo es lindo para ti, Jess.

- Tú ya sabes como soy.

Lo sabía perfectamente.

Atravesamos el local y fuimos a través de un mar de gente (tuvimos que empujar a algunos) hasta que por fin llegamos al mostrador.

- Buenas noches - hablé yo.

- Hola señoritas, bienvenidas a Starbucks, ¿en qué puedo ayudarlas? - nos contestó una chica morocha.

- Vimos su anuncio que está pegado en el vidrio, afuera. ¿Alguien más vino a solicitarlo ya?

- Desgraciadamente no.

- Perfecto. Porque nosotras dos queremos tomar el empleo - contestó Jessica por mí.

- Está bien. Después le comento a nuestro jefe. Comenzarán el lunes a las ocho de la mañana.

- ¿Cuánto sería nuestro sueldo? - pregunté.

Jessica levantó una ceja y me sonrió.

- Serían £20 a la semana o £460 al mes. Trabajarán solo los días de semana, los sábados y domingos no.

- Genial - dije, mirando a Jessica -. Lo tomamos.

Volvimos a nuestras mesas de la única forma que se podía; empujando a todo el mundo.

- ¿Qué tal? ¿Consiguieron el trabajo? - preguntó William.

- Si, empezaremos el lunes - respondió Jessica, con una sonrisa en su rostro.

- Trabajarán conmigo, ¡genial! - exclamó.

Las dos sonreímos.

Al acto que escuchó eso, Melissa nos agarró del cuello de la remera a las dos y nos dijo en un susurro:

- Me lo llegan a tocar y las mato - no parecía enojada, de hecho, lo dijo con una sonrisa, porque ella misma sabía que yo tenía a Raymond y Jessica a Edward.

Midnight Train to LondonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora