Podrías olvidar el gran amor que en algún momento sentiste, para darle lugar a uno nuevo, podría alguien conquistar el corazón, que alguna vez le perteneció o perderlo para siempre.
El amor es un sentimiento dulce, cruel e infranqueable, que nos p...
Existen ocasiones en que los ojos pueden observar cosas que sólo el corazón comprende.
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— Amor, ¿podrías esperarme para irnos juntos? No me he sentido muy bien estos días.
Aquella mirada de gélidos ojos oscuros le causó calosfríos mientras lo contemplaron, por lo que parecía una eternidad, sólo para continuar con su camino a la salida. El chirrido de los neumáticos, al chocar con el pavimento, le avisaron que su pedimento había sido ignorado, como siempre.
Una voz dulce trató de animarlo, evitando que ese sentimiento de amargura que inundaba su corazón lo aplastara por completo.
— No se preocupe, joven amo, el señor Jeon ha estado muy ocupado estos días, creo que el estrés es algo con lo que los esposos no pueden realmente.
Un suspiro salió de los bellos labios del más joven, limpiando una traicionera lágrima que trataba de escaparse de aquellos ojos azules.
— Ya estoy acostumbrado, Sra. Lee, estaré bien, bueno, debo irme o llegaré tarde. Tengo una cita con la nueva empresa que auditará las empresas Park.
— Joven amo...
Una dulce sonrisa se posó en sus labios. — Sra. Lee, cuántas veces debo decirle que sólo me llame Jimin.
— Tus padres me matarían si hiciera aquello.
La sonrisa en su rostro desapareció. — Mis padres ya no están aquí, así que no te preocupes por nada.
— Lo lamento, joven Jimin.
— Ves, no es tan difícil. Aunque preferiría que me trataras como antes. Suspiró, lo último lo dijo casi en un susurro, no podía exigir algo que él había dejado de hacer durante años.
— Por favor, pase por la clínica del joven Kim el día de hoy, si no lo hace... Me veré en la penosa necesidad de hablar con el señor Jeon.
— Ja, como si a él le importara.
— Hablo del señor Jeon Doyun.
— Está bien, pasaré por la clínica de Jin el día de hoy, sólo no le diga nada al abuelo. Respondió resignado.
Sin esperar la respuesta, caminó hacia la salida para aguardar su Rolls-Royce Boat Tail, el último recuerdo que tenía del abuelo Park. Esperó a que uno de sus ayudantes bajara como todos los días, para ocupar el lugar del piloto y salir de aquella gran mansión, a la cual llamaba hogar. Un fuerte mareo lo hizo frenar de golpe, tratando de calmarse, respirando profundamente. Mientras su teléfono le indicaba una llamada entrante, presionó el botón del lado derecho del volante de su Rolls-Royce, para contestar.
— Diga...
— Park Jimin, te espero a las tres de la tarde en la clínica, tengo preparado todo para una consulta general y no tomaré un no como respuesta o te acusaré con el abuelo y con Nam.
