¿Cuántas veces puedes errar sin saberlo?, ¿cuántas veces puedes mentir sin ser descubierto?, ¿cuántas veces puedes confiar en quien solo sabe mentirte de frente? Incierto, ¿verdad?, pero la realidad es que tarde o temprano la vida te dará una medida de realidad que, a decir verdad, no será para nada dulce.
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Corre, corre, debes correr, eso era lo que mi cerebro se repetía una y otra vez, pero la oscuridad era más rápida que mis propias piernas, no podía huir, me engullía poco a poco, miraba sus fauces abiertas listas para devorarme, otra vez, sus pasos, aquella risa que se había grabado en mi memoria desde una tierna edad, se burlaba de mí como si él estuviera ahí mirándome con esas cuencas que parecían vacías, sin vida, sin temor, sin sentimientos, solo la soledad y la oscuridad, esperándome para volver a atraparme.
— ¿Acaso estás ahí?, háblame, dímelo, pero no me atormentes más.
La nada me esperaba y estaba consciente de ello, sentía que la oscuridad me consumía nuevamente, como una serpiente que reptaba por toda mi piel, en espera de que bajara la guardia para enterrar su veneno en mí.
— Ayúdenme, por favor, no quiero volver, necesito que alguien me salve.
Mis labios se movían, pero parecía que nadie podía escucharme, seguía corriendo, en aquel camino que serpenteaba frente a mí, el cual se veía sin algún final, ahí fue cuando lo vi, él estaba ahí, siempre lo estuvo, que tonto había sido al pensar que me libré de su dominio, esa silueta, la serpiente de plata en su mano, que se retorcía desde su hombro derecho, hasta su dedo meñique, los guantes blancos teñidos de un escarlata brillante y esa máscara, esa maldita máscara de conejo con manchas carmín, él estaba ahí y venía por mí nuevamente.
Tropecé con algo invisible para caer de bruces, no podía levantarme, no podía moverme, el miedo me paralizó, me inundó de aquel sentimiento que se instala en tus huesos, en tu piel, que nace de los temores más recónditos de tu ser y te convierte en un pobre y miserable despojo. No sabía qué hacer, ¿qué más podía a hacer?, llorar, gritar, pedir ayuda, sabía perfectamente que eso no funcionaba, cuántas veces grité, cuántas veces supliqué y nadie jamás acudió en mi auxilió, ahí lo supe, estaba completamente solo, así que ahora me sentía cansado, tan cansado, que no podía pelear más, ¿no era más fácil rendirse? Perder el control, dejar que él tome todo de mí otra vez y dormir para jamás volver a despertar.
La negrura por fin me engulló, tirándome al vacío, a la nada, al silencio, hasta que un choque eléctrico me hizo descender más lento, en la lejanía podía escuchar algunos murmullos, pero la oscuridad era más densa.
— Sube a trescientos, apártense, ¡ahora!
— ¡Debe reaccionar! Él estaba bien, no puede morir, qué demonios le hiciste.
— Sal de aquí Mingyu.
— Vamos amigo, dejemos trabajar a Su-ji, no puedes culparla y no te atrevas a culparte, cualquiera abría caído en esa trampa.
— Cómo puedes decir eso, Jungkook está muerto, su corazón no late y estaba bien hace cinco minutos, claro que fue mi culpa debí ser más cuidadoso.
Mingyu sacó su arma y la colocó en la cabeza de la chica. — Jk estaba bien, si muere despídete.
— Baja eso Mingyu. La voz de Eunwoo era fuerte, sin emociones, tratando de ocultar el nudo que crecía por dentro, al ver el estado de su amigo, una herida en su costado izquierdo, golpes por todo su cuerpo y rostro, pero él veía algo más allá del dolor físico, aquella expresión en su rostro, así que se adelantó colocando su mano en su pecho.
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Cuando te olvide ♥️Kookmin♥️
FanficPodrías olvidar el gran amor que en algún momento sentiste, para darle lugar a uno nuevo, podría alguien conquistar el corazón, que alguna vez le perteneció o perderlo para siempre. El amor es un sentimiento dulce, cruel e infranqueable, que nos p...