Cuando te olvide ♥️Kookmin♥️

Capítulo Veinticinco.

Ámame, arráncame el alma, toma todo de mí, no me importa, pero ámame.

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A la mañana siguiente un adormilado Yoongi estiraba la mano sin despertar por completo, tratando de alcanzar aquello que perturbaba su sueño, sin darse cuenta de que tomaba aquel teléfono púrpura a un lado del suyo, con agilidad lo abrió colocándolo en su rostro para decir con la voz ronca por la pereza.

— Hola...

— ¿¡Mimi!? ¿Mimi eres tú?

— Número equivocado, soy Min... En cuanto el sopor permitió que su cerebro lograra procesar lo que ocurría, se levantó de inmediato para notar aquel teléfono púrpura en la mano, mientras la cara sonriente de un chico se reflejaba en la pantalla con el nombre de Jinie y un corazón rosa a un lado de su nombre, comenzó a ponerse nervioso por la situación giro a ver a su acompañante de lecho, quien dormía plácidamente, por un momento pensó en colgar, pero creyó que eso sería mucho peor que despertarlo y atendiera el teléfono, respiró pesadamente para poner el mute y comenzar a mover a Jimin, que solo hacia pequeños ruidos mientras abultaba los labios como un adorable pollito.

— Jiminie, despierta, considero que he cometido un garrafal error, Jiminie anda despierta, cariño.

Sin darse cuenta por los nervios, había tocado el mute, por lo que Jin podía escuchar su nada exitoso intento de despertar a Jimin.

— Jiminie despierta por favor.

De un momento a otro, Yoongi se encontraba sobre el cuerpo del contrario, mientras este se retorcía con pequeñas risas.

— No, Yoon ja, ja, ja.

— Jiminie no espera, yo... Rápidamente, Yoongi soltó el teléfono que continuaba con la llamada para tratar de separarse un poco del cuerpo ajeno o aquel calor que comenzaba a subir por su entre pierna podría ponerlo en un aprieto, pero cuando trató de alejarse las piernas de Jimin ágilmente se enredaron en su cadera y sus brazos en su cuello, girando para quedar encima de él.

— Te atrapé, ahora eres mío. Y sin decir más, le dio un beso en los labios.

Yoongi se encontraba desorientado olvidando completamente la llamada en curso en el teléfono de Jimin, su mente solo podía procesar el agradable sentimiento de los esponjosos, dulces y cálidos labios del contrario y aquella sensación de hormigueo que dejó sobre sus propios labios.

— Prometí ir despacio, perdóname.

Como un felino que ataca con sigilo se lanzó hacia los labios del contrario, tomándolo desprevenido, Jimin se sentía libre como realmente nunca se había sentido en su vida, dejándose llevar por aquellas sensaciones nuevas, el beso comenzó a intensificarse, la cadenciosa danza de sus bocas acoplándose perfectamente atrayéndolos cada vez más, cómo si los invitara a perderse en una burbuja de sensaciones y colores exóticos, donde podrían llegar a quedarse sin sentido, dejándose llevar única y exclusivamente por las sensaciones.

Jimin se apretaba contra el cuerpo del mayor, besando y tocando cada extensión de piel que le era posible alcanzar, sentía que su cuerpo era abrazado por las más deliciosas llamas, comenzó a sentir la erección de Yoongi crecer en sus pantalones, mirándolo con lascivia, comenzó a bajar dejando besos húmedos en las blancas y tersas clavículas. Por otro lado. Yoongi se aferraba a las caderas de Jimin sin atreverse a bajar sus manos, pues su mente le gritaba que solo había sido un arranque del momento y tal vez el rubio después se arrepintiera de su toqueteo sin amor, pues sabía perfectamente que tanto la cabeza como los sentimientos de Jimin, eran un completo caos y no era para menos. En cuanto sintió que Jimin comenzaba a bajar por su pecho, sabía que era momento de parar, pues si continuaba lo llevaría a la locura y no habría nada, ni nadie, que pudiera parar lo que pasaría después.