-Mamá -me pegué aún más al cuerpo de mi madre-. Ese tipo me...
-Sí, Kate, ya lo sabemos, ese tipo te mira raro -mi madre me miró con expresión cansada, harta de mi paranoia.
-¡Mamá, se acerca! -el hombre se acercó a mí y me tendió mi móvil.
-Disculpe señorita, creo que esto es suyo -abrí los ojos como platos y cogí el aparato que me tendía.
-Gracias -el extraño se dio la vuelta para marcharse, pero yo llamé su atención-. ¡Espera! ¿Por casualidad no será usted un psicó...? -mi madre me tapó la boca con una mano y sonrió al hombre.
-Disculpe a mi hija, a veces se le alborotan las hormonas -el tipo se marchó con una expresión asustada en el rostro y mi madre me soltó, enfadada -. Coge las bolsas y llévalas al coche.
-Pero...
-¡Coge las bolsas y llévalas al coche!
Cogí las bolsas y me fui. No es justo. Ahora va a estar enfadada. Y mi madre enfadada da mucho, pero mucho miedo.
Mi móvil empezó a sonar. Descolgué.
-¡Odio mi vida!
-Vaya, Helen, hola, ¿qué tal?, oh sí, yo también estoy bien -no pude evitar reírme con el tono sarcástico de mi mejor amiga-. ¿Y ahora de qué te ríes?
-¿Yo? De nada.
-Voy a empezar a pensar que tu madre te droga o algo.
-No, no me droga. Dios, Helen, ¿sabes qué me ha pasado?
-¿Un tipo te miraba raro otra vez?
-Un tipo me miraba raro otra vez.
-En serio Kate, me preocupas, deberías ir a terapia o algo... -colgué en el preciso momento en el que mi madre entraba en el coche.
-¿Quién era?
-Helen.
-¿Y qué te ha dicho?
-Que eres muy cotilla -mi madre me miró amenazadoramente-. Que tengo que ir a terapia.
-Esa chica es muy inteligente, deberías hacerle caso.
-¿Estás insinuando que debo ir a terapia?
-Mmmmmmmm, sí -miré por la ventanilla y, misteriosamente, vi a un tipo que se me hacía familiar.
-¡Mamá, es el tipo raro!
-Kate, como empieces otra vez te vas a enterar, ¿me has entendido?
-Sí, mamá. Soy tu sumisa.
-¿Qué demonios te dije de leer 50 Sombras De Grey?
-¡Yo no he leído eso!
-Más te vale.
-Espera... ¿Leíste 50 Sombras De Grey?
-Claramente no. No soy una depravada mental.
-La leíste.
-No.
-Sí.
-Vale, sí, la leí, pero no es asunto tuyo.
-Pobre papá.
-¿A qué te refieres?
-¿Qué pasa? ¿Que la pitopausia es muy grave y no tenéis para viagra? ¿Por eso decidiste excitarte con Christian Grey? -creo que mi madre no estuvo más colorada en toda su vida.
-¡Como vuelvas a abrir la boca te poso del coche y vuelves a casa caminando!
El trayecto continuó completamente en silencio.
Al llegar, posé las bolsas en la cocina y vi que en el salón mi padre hablaba con un tipo, y cuando fui, casi me caigo. Menos mal que el sofá está blandito, porque el de la señora Deep sí que es duro, aunque sea de diseño... Espera, espera, espera, ¿dónde estaba? Ah, sí. Delante tenía al mayor gigoló de la universidad de Oxford. Matthew Lewis. Mi hermano mayor. Dios, mátame ya.
-¿Qué tal enana, cómo lo llevas? -solté un gruñido. ¿Que cómo lo llevaba? Si tú supieras...-. Oh, no. Papá, no me digas que se los has enseñado, porque...
-¿Qué no me tiene que enseñar?
-Los papeles de tu adopción.
-¿Qué?
-Ya sabes, vienes de Siberia. La mamá lobo no podía cuidaros a todos así que...-lo mato.
-Agh, cállate.
-Mira papá, ha heredado el carácter de sus padres.
-¿Qué mierda haces aquí?
-Oh, ya sabes, pasaba por el barrio y decidí pasarme para ver como os va.
-Me lo creería si no estudiaras en Londres y nosotros no viviéramos en Nueva York.
-Vale, vale. He venido a pasar una semana porque tenía un tiempo sin exámenes y es que, os echo mucho de menos -alcé una ceja. Eso no se lo creía ni él. Entonces mi querido padre intervino.
-Ha venido para convencer a tu madre de que le compre el coche -y ahora mi madre entra en escena.
-¿Quién se va a comprar un coche? -Oh, hermanito, ¿dónde están las cámaras cuando las necesitas?
-Erm, nadie mamá -ella lo miró con desconfianza. ¿Qué hay peor que mi madre enfadada? Pues sí, mi madre enfadada y desconfiada. Vamos a morir todos. Que cunda el pánico.
-Matthew -mi hermano se hundió en el sofá-. Claro que te voy a comprar un coche -la sonrisa sarcástica de mi madre hizo que tuviera que aguantarme las ganas de soltar una carcajada-. Cuando las vacas vuelen. Ahora vete a tu habitación.
-¡Pero mamá, ya no soy un niño!
-¡A tu cuarto he dicho! -mi madre rugió como si su vida dependiera de ello y Matt echó a correr escaleras arriba.
No hay nada mejor que estar en familia para ser feliz.
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¿Él? ¡Pero si es un psicópata!
Teen FictionSólo una cosa: si tu ex-mejor amigo parece un psicópata acosador, aléjate. Si tu ex-mejor amigo que parece un psicópata acosador quiere volver a enamorarte después de años sin hablar, corre lo más rápido que puedas. Pero si eres Katherine Lewis, ent...