12.- Expediente Warren, definitivamente

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Sinceramente, no sé en qué mierda pensaba cuando dije que sí a venir a este maldito sitio. Les explico el panorama: ahora mismo las únicas opciones son emborracharse o coger al primer tío que pilles para hacer cosas indebidas.

Y no me llama ninguna de las dos.

-Hey, ¿qué tal nena?

Me dispuse a dejar estéril al idiota que tenía detrás. Unos fuertes brazos me agarraron por detrás y un aliento cálido llegó a mi oído. Este tío no estaba borracho.

-Wow, vale, ya sé cómo te va. ¿Qué tal si salimos fuera?

La dulce y profunda voz de Dan me dio escalofríos.

-¡Gracias a Dios, alguien que me entiende, por fin!

Lo cogí de la mano y lo arrastré fuera. Un aire frío nos dio la bienvenida al abrir la puerta.

-Creí que moriría ahí intoxicada -él se rió-. Ríete todo lo que quieras, pero cuando tu sexy novia muera ya no formarás parte de la pareja más sexy del universo porque yo faltaré, y por tanto ya no es una pareja, entonces tú no...

Me besó. Supongo que tendré que resignarme a que todos van a interrumpir mis discursos. Puse mis manos en su cuello y las deslice hasta llegar a su pelo. Su sedoso pelo. Su adictivo pelo. Bien, ahora parezco una psicópata hablando así del pelo de la gente.

-Te he echado de menos -hizo un adorable puchero-. Mucho. Mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, much...

-Sí, sí. Ya hemos captado el mensaje -me reí.

Era tan... violablemente adorable. Y también tenía ganas de interrumpir a alguien.

-Dani, querido, te estaba buscando -la voz de Zorra Coleman volvió a perforarme los oídos. Dos veces en veinticuatro horas, esto se le está haciendo costumbre-. ¿Por qué no entras a bailar conmigo?

Estaba toda despeinada. Su corta falda estaba levantada, mostrando más de lo normal, al igual que su escote. Y me quería robar a MI Dan. Porque el Gigoló era su "juguete sexual" y Dan su "no-sé-qué-mierda-es". En serio, aún me queda descubrir eso.

-Oh, Lewis, qué sorpresa, no te había visto -rodé los ojos-. Si me disculpas, me llevaré a Dani, seguro que quiere bailar conmigo.

Volví a rodar los ojos. Miré a Dan. Su cara era una mezcla de asco hacia ella y súplica hacia mí.

-Oh, querida, lo siento pero mi -remarqué bien el "mi"- novio, me iba a llevar a casa. ¿A que sí, cariño?

-¿Eh? Oh, sí. Claro, nena.

Coleman me miró con expresión de odio. Otra de sus normas es que ella debe tener a todos los chicos a sus pies.

-¿Cómo que novio?

-Oh, sí, bueno, ya sabes, cuando un chico le pide a una chica ser su pareja y se besan y todo eso.

-¡Pero Dani es mío!

-Bueno, teniendo en cuenta que yo no le he visto ninguna etiqueta, tendré que negar eso.

-¡Pero él es el chico más caliente del instituto y yo la chica más caliente -o zorra. Como lo prefieran-, del instituto, qué digo del instituto, de todo el estado de Nueva York, eh... -creo que se le olvidó lo que iba a decir. Intenté contener la risa, pero fue imposible-. Cállate zorra.

-¡Zorra lo serás tú!

Y tras esta bonitas palabras, cogí a Dan del brazo y me fui de allí.

-¡Espera! Estamos destinados a estar juntos, es ley de vida -no se rinde la tía. Creo que empecé a soltar humo o algo.

¿Él? ¡Pero si es un psicópata! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora