22.- ¿Qué se supone que ha pasado?

3K 248 3
                                    

Oí el timbre sonar una y otra vez, y, tras haberme asegurado de que no se habían equivocado, me levanté, y bajé las escaleras, para abrir la puerta y ver la cara de Candy con una expresión que no supe descifrar.

—¿Qué?

—Eres una hija de tu madre, ¿conoces a Colton Haynes y vas y no me lo comunicas?

—Oh, vamos... —ella me enseñó un artículo en su móvil, con una foto. En ella aparecía Colton conmigo en brazos, y detrás a Dan con cara de asesino en serie—. Tiene una explicación.

—Estoy deseando oírla.

—Ayer nos encontramos con él en el centro comercial, le gastamos una broma a Dan, se fue a trabajar. Fin de la historia.

—Ya...

—Espera, ¿qué hora es?

—Las siete y media. Hoy hay clase, ¿recuerdas?

Oh, no.

—No quiero ir.

—Pues tienes que ir. ¡Vamos, es la última semana, podemos!

—¡Pero yo no quiero ir a clase!

—Nena, vas a ir, quieras o no —la imponente figura de Dan apareció detrás de Candy.

—Pero es que yo no quiero —hice un puchero, intentando convencerles.

Candy y Dan rodaron lo ojos.

—¡Kate, a levantarse! —James iba gritando por la calle como el perfecto imbécil que es—. Oh, ya estás despierta. Hola Dan, y hola... —Candy rodó lo ojos.

—Candy. La animadora que intentaste tirarte la semana pasada.

—Oh, cierto. Fue increíble.

—Intentaste, no me acostaría contigo ni en un millón de años.

Parece que James Fox no era tan irresistible como afirmaba.

Dejé a Candy y a James a la puerta de mi casa discutiendo y tiré de Dan hacia dentro.

—¿No puedes deshacerte de él? Es insoportable.

—¿Qué esperabas? Ha aprendido de Dick todo lo que sabe. - Resoplé.

—Pero Dick no es así.

—¿Ves? Te lo dije —él me sonreía engreídamente, cosa que nunca pude imaginar.

Por lo general, tenía cara o de niño bueno o de circunstancias.

—Deja de sonreír así —él agrandó su sonrisa, si es que se podía.

—¿Por? ¿No te gusta, nena?

—Pues no. Y ahora apártate, tengo que ir a prepararme.

—Genial —me besó, ya sin esa maldita sonrisa estampada en su cara—. ¿Necesitas que te lleve?

—No hace falta, voy caminando con Helen.

—Vale. Nos vemos luego.

Tras realizar todas las tareas matutinas que hacía habitualmente, salí de casa, sin hacerles caso ni a Candy ni James, que seguían a la puerta de mi casa, y empecé a caminar hacia la esquina en la que siempre me reunía con Helen mientras ellos me seguían.

Saqué mi móvil mientras esperaba a Helen. Dios, esa mujer sí que se levantó tarde. No era usual que llegase tan tarde. Al ver que no llegaba, decidí seguir caminando, sola, ya que esos dos "tortolitos" me habían abandonado hacía ya rato.

¿Él? ¡Pero si es un psicópata! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora