2.- Los gigolós me persiguen

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Cerré mi taquilla y me dirigí al aula de Lengua. Ugh. Estúpida asignatura.

Cuando iba caminando sentí una mirada sobre mí. Al darme la vuelta para preguntarle a quien fuese, qué tipo de retraso tenía, me encontré con los ojos de Daniel Black. El tipo más caliente del instituto. Pero no piensen mal, no es un gigoló como mi hermano, no, esa tarea se la deja a Dick Johnson, su mejor amigo. Ese sí que es un mujeriego. Menos las chicas con un mínimo de cerebro, todas se han acostado con él. O suspiran por él. O lo violan con la mirada. O... ¿Dónde estaba? Ah, sí. Daniel es más o menos normal. Antes era mi vecino y mi mejor amigo, pero se mudó cuando yo tenía 10 años y perdimos el contacto.

"¿Seguro que fue eso?"

"Agh, cállate"

Oficialmente estoy loca. Acabo de decirle a mi mente que se calle. Oh no. Ya vuelvo a divagar.

5 años después de eso aún me sigue observando por los pasillos como si fuera un violador psicópata. Espero que no lo sea.

Seguí mi camino como si nada y me encontré con Helen, que se me colgó del brazo.

-Hey, Kate, ¿me vas a contar qué te pasó ayer con tu madre?

-Bueno, íbamos paseando por el centro comercial cuando...

-Oh no. ¿Un tipo te miraba raro?

-¡Pues claro que sí! Deberías darme las gracias, si no hubiera sido por mí ahora mismo no tendrías a esta maravillosa mujer como amiga, así que... -en ese mismo instante sonó el timbre. ¿Por qué a la gente le gusta tanto interrumpir mis perfectos discursos?

-Primero: nadie te mira raro. Supéralo. Segundo: mueve tu culo o el señor Smith nos enviará a detención.

Echamos a correr, medio ahogándonos por la falta de aire, y cuando llegamos nos dijeron que el profesor se retrasará 15 minutos. Estúpido mundo.

Después de una inspiradora mañana de clases, llegó la hora de la comida. Fui a la cafetería, recogí mi comida, y mientras me dirigía a la mesa para comer, volví a sentir su mirada encima de mí. Vale. Esto. Da. Miedo. En serio, convivir con esto 5 años, desde que empezamos al instituto, estresa y mucho. Cuando me disponía a lanzarme sobre Daniel para estrangularlo, Candy me paró comenzando a hablarme de su trastornador mundo de pompones y faldas de animadora.

-¡¿Sabes la última?!-también me daba información. Era la persona más cotilla del universo-. ¡Sam lo ha dejado con su novia!

-¡¿Qué?!

-Lo que oyes. O eso se rumorea. Dicen que ella le puso los cuernos y...

-¡¡¿Qué?!!

Vale, eso sí que no me lo esperaba.

Eran la pareja más... UNICORNIOS Y ARCO-IRIS que conocía.

-Sí, sí. Lo que oyes. Y... ¡Oh, dios mío, esa chica tiene un gran gusto en lo que a zapatos se refiere!

Finalmente decidí sentarme a engullir mi comida, pasando de Candy. Allí estaban Hope, Abbie, Rachel y Helen.

-Tía, ¿has visto a los chicos? Dios, están muy violables.

Con chicos, Rachel se refería a Daniel, Gigoló Johnson, James, Adam y Luke. La típica pandilla de populares buenorros que se sentaba con la típica pandilla de populares zorras.

¿Que si eran guapos? Obviamente. ¿Que si algún día lo admitiría en público? Never, in a million years.

-Tú estás loca.

-Lo que tú digas. A veces creo que los aliens te han frito el cerebro.

-¡Hey! A Kate la dejas en paz -Abbie, te amo.

- Bah. Está loca y lo sabe -eso ha sido un golpe bajo.

-Cállate y no te metas donde no te llaman o conocerás el dolor -empecé a reírme como una descosida. Yo no sé amenazar a mis amigas en serio. Después de unos minutos en silencio, las demás también se rieron conmigo.

Espero.

Cuando terminé me dirigí a los vestuarios. Afuera, me esperaban los de atletismo.

Sorprendentemente, soy la capitana, cuando llegué a casa y lo conté mi madre me castigó por mentir. Como si tuviera 2 años. Pero mereció la pena, porque la cara que puso cuando supo que era verdad no tenía precio.

Comenzamos con el entrenamiento. Teníamos una carrera el sábado, y debíamos matarnos a correr.

Al lado de la pista, está el campo de fútbol, donde capitanea el gigoló (¿capitanea existe?) y al otro lado del instituto están las piscinas donde capitanea Daniel. Bueno, también están las animadoras, en el centro de la pista de atletismo, haciendo cosas raras de trastornadas pomponeras (¿pomponeras existe?). Y bueno, a unas manzanas está el estudio de ballet, donde entrenan Helen y Hope. Yo fui a ballet, pero no se me daba bien, así que decidí empezar en el equipo de atletismo.

Era casi la hora de irse, cuando veo al gigoló acercarse a mí. Oh no. ¡Atrás Satanás! Mierda. Mi-er-da. ¿Donde están los bates de béisbol cuando se necesitan?

-Hola preciosa -bueno, aún me queda la pierna. Puedo darle en sus partes nobles- ¿Quieres cenar conmigo, y venirte a mi casa?

-Perdona, pero... ¿Patch Cipriano?

-No.

-¿Peeta Mellark?

-No, nena, pero...

-¿Travis Maddox? Por favor, dime que al menos eres él.

-Lo siento guapa, pero no -estúpido engreído, ahora te borro esa sonrisa de imbécil que tienes.

-Pues vete a freír espárragos.-Y la patada.

Lo dejé allí retorciéndose de dolor.

Por anormal.

Pero al salir, me di cuenta que los gigolós me persiguen. Mi hermano me ha venido a buscar. Qué sospechoso...

-¡Venga enana, que no tengo todo el día!

-¡No, prefiero ir caminado!

-¿Y si hay un violador asesino y te rapta?

-Primero: las probabilidades son prácticamente nulas, y segundo: ¡SÍ, PREFIERO QUE ME VIOLEN A IR CONTIGO EN COCHE! -me da miedo ir con él, porque a parte de gigoló, es un conductor temerario.

-¡O te metes o te doy!

-¡Eso ha sonado raro! -su mirada de advertencia me hizo meterme en el coche. A veces él también da miedo, como mi madre, sólo que no tanto.

Al irme, vi a Daniel saliendo del edificio, mientras Dick se arrastraba de dolor, y cuando vio el coche, se me quedó mirando.

-¡Matt, para inmediatamente! -me bajé del coche y me dirigí a Daniel-. ¡¿Pero tú eres retrasado o te pasa algo?! ¡Deja de mirarme ya, joder!

-Lo siento, yo...

-Ni lo siento ni nada, como te vuelva a ver mirándome, te mato, ¡¿me entiendes?!

Oh, sí, mamá, en algunas ocasiones agradezco tu mal genio. Se encogió ante mi amenaza y se dirigió a su coche con el gigoló, que gracias a mí, estaba en shock.

-Lo siento mucho, no volverá a pasar. Adiós Kate -y se fue. En serio que este chico es muy raro.


¿Él? ¡Pero si es un psicópata! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora