6.- Te amo, Kate

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5 años atrás...

-Hija, ¿lo tienes todo?

-Sí, mamá.

-Bien. Te vendré a recoger mañana.

Salí del coche y caminé por el camino que llevaba a la casa de Dan. Hace 1 año que se mudaron aquí, a una calle cercana a la mía. Antes vivían enfrente de mi casa, y cada noche los Black venían a jugar a las cartas con mis padres. Así fue como Dan y yo nos convertimos en mejores amigos. Pero después del accidente de Ronald (el padre de Dan) Hillary y su hijo se cambiaron de casa. Desde entonces, Dan ha estado muy triste, y yo voy todos los viernes de acampada a su casa.

-¡Hola Katy, pasa!-Aunque Dan estaba triste, Hillary siempre tenía una sonrisa en si cara.

-Hola, ¿qué tal estáis?

-Oh, bien, Katy. Como siempre -eso era lo que siempre me contestaba.

-¡Kate, ya has llegado! -Dan salió de la cocina corriendo para abrazarme y asfixiarme bajo la mirada divertida de su madre-. ¡Vamos, mi madre ha comprado Nutella! -aunque tenga 11 años, sé muy bien que amo la Nutella con toda mi alma.

-¡Genial!

Salimos al jardín, donde ya estaba la tienda de campaña gris y azul de Dan montada.

Saqué el saco de dormir y lo estiré dentro, mientras Hillary nos decía que estaría en casa si necesitábamos cualquier cosa.

-Mira lo que tengo -saqué un libro de cuentos de terror que me habían regalado hacía poco.

-Oh, no. Sabes que si no no podrás dormir.

-¿Tienes miedo, Black?

-Claro que no, Lewis.

Dan sacó la Nutella y empezamos a leer el libro mientras comíamos. Cuando se hizo más de noche, nos echamos a dormir.

-Buenas noches, Kate.

-Buenas noches Dan.

Un ruido en medio de la noche me despertó. Era Dan. Estaba sudado y llorando.

-¿Dan?

Me partía el corazón verle así.

-¡No por favor, no te lo lleves!

-¡Dan, despierta!

-¡Dios, por favor, no te lo lleves! No... ¡No puedes hacerme esto!

-¡Daniel!

Le sacudí, pero no logré despertarle.

-¡Papá! No... Por favor...

-¡¡Dan!!-al fin logré despertarle-. ¿Qué te pasa?

-¿Kate? Mi padre...

-Sólo ha sido una pesadilla, no pasa nada -intenté tranquilizarle.

-Sí, supongo.

Me volví a echar, pero esta vez Dan me abrazó, como si fuera un oso o algo. No dije nada, supongo que lo debía estar pasando peor de lo que pensaba.

Después de unos minutos en silencio, Dan habló.

-Te amo, Kate. Creo... Creo que estoy enamorado de ti desde la primera vez que nos vimos.

Y algo dentro de mi me dijo que no contestara, porque yo no debería haber oído aquello.

~-~-~-~-~-~-~-~-~-~-~

Unos meses después...

Esta tarde mi madre me dijo que mañana no podré ir a casa de Dan porque él tiene cosas que hacer. Supongo que tendrá muchos exámenes. Dicen que el instituto es muy difícil. Pero ya casi habrá terminado, porque casi es Navidad, y ya empiezan las vacaciones.

He estado dándole muchas vueltas a lo que me dijo Dan hace meses. Supongo que él me gusta. Tampoco entiendo muy bien lo que significa "enamorado", aunque mis padres se suelen decir "te amo". Pero yo no sé si quiero tanto Dan como se quieren mis padres. Tendré que preguntarle a mamá.

Bajé las escaleras y llegué a la cocina donde estaba mi madre haciendo la cena.

-Mami, ¿te puedo hacer una pregunta?

-Claro hija, dime.

-¿Qué es estar "enamorado"? -ella dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró.

-¿Para qué lo quieres saber?

-Curiosidad -aún no sabía si debería decírselo o no.

-Pues, verás. Estar enamorado es... Estar dispuesto a hacer cualquier cosa por la persona de la que lo estás. Para ti esa persona es especial y perfecta. No sabes exactamente por qué lo amas.

-Ugh. Pero eso... ¿Duele? -mi madre se empezó a reír.

-No hija. De hecho, estar enamorado es lo mejor que te puede pasar. Y es aún mejor que la otra persona te corresponda.

No lo entiendo. ¿Si Dan está enamorado de mí y eso es tan bueno, entonces no debería estar feliz?

En ese momento llegaron Matt y papá cargados con la ropa se deporte sucia de Matt y las bolsas de la compra.

Después de cenar me fui directamente dormir. Seguía sin entenderlo.

Al día siguiente me aburría mucho por la tarde, así que pensé en ir a casa de Dan. Quizás pueda dejar de estudiar para jugar conmigo. Salí de casa, diciendo que iba a pasear, y me puse en marcha. Encontrar su casa fue bastante difícil, porque siempre me llevaba mi madre en coche.

Cuando llegué, iba a a picar a la puerta cuando vi a Dan en el jardín besándose con una chica. No pude evitar ponerme a llorar. Pero hice más ruido del necesario y me oyeron. Cuando se dieron la vuelta hacia mí, Dan me miró con los ojos muy abiertos y salí corriendo. Sentía los pasos de Dan detrás de mí y los gritos de la chica, que ahora estaba enfadada. Cuando Dan me alcanzó, me cogió del brazo y me miró con sus preciosos ojos azules. Lloré aún más. Ahora sí que no lo entendía. Y además tengo eso que llaman "corazón roto". Porque quizás si estuviera enamorada de él.

Dan's POV

No me puedo creer que Alexandra Coleman, la chica más guapa de mi curso, me haya invitado a tomar un café. Vale, creo que lo estoy exagerando todo. Pero eso me vendrá bien.

Desde aquella noche en la que le dije a Kate mientras dormía que estaba enamorado de ella, la he notado un poco distante y pensativa. No entiendo por qué. Tal vez me oyó porque no estaba dormida. Por eso me decidí a olvidarme de ella, porque lo más probable es que ella sólo me quiera como su mejor amigo.

Íbamos hacia la cafetería, pero al final acabamos tomando un helado. Cuando terminamos, fuimos a mi casa. Cuando mi madre vio a Alexandra, vi un asomo de decepción en su cara, pero se puso a hablar con ella y salieron al jardín a hablar de a saber qué.

Cuando yo salí, mi madre se fue.

-Bueno, yo tengo que irme, mi madre vendrá a buscarme de un momento a otro. Me lo he pasado muy bien contigo -y me besó.

Tampoco estaba tan mal. Aunque mi primer beso se lo di a Kate un día para que dejara de llorar por una muñeca, y era mucho mejor que este, no estaba mal.

No me puedo creer que estuviera pensando en eso. La idea era olvidarme de Kate.

Entonces oí un sollozo y me di la vuelta, quedándome más que sorprendido al verla a la puerta de mi casa llorando. Llorando. Por mi culpa. Me voy a arrepentir de esto el resto de mi vida.

Cuando echó a correr, empecé a seguirla, escuchando también los insultos de Alexandra. Al alcanzarla, la agarré del brazo y le hice darse al vuelta. Ahí supe que quizás había empezado con mi plan para olvidarla demasiado pronto.


¿Él? ¡Pero si es un psicópata! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora