4.- ¿Qué haces con ese?

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Lo primero que oí al despertar fue mi despertador.

"Fue el que te despertó"

"Odio cuando tienes razón"

"Siempre tengo razón. Soy tu conciencia. Y deberías hablar con Helen. Fuiste un poco cruel."

"Cállate"

Después de mi batalla interna, el maldito reloj seguía sonando, así que lo cogí y lo estampé contra la mesilla. Y sonó a agua. Creo que cayó en mi vaso para beber por la noche y ahora no funcionará. Eeeeeeen fin.

Seguí en mi camita durante 5 minutos cuando oigo a mi hermano gritar.

-¡Kate, es hora de irse!

-¡¿Qué?!

-¡Mueve el culo, Helen ya está aquí, son las 8!

Mierdamierdamierda. Mierda.

-¡Dame 5 minutos!

Cogí los vaqueros, una camiseta y mis converse y me los puse a la velocidad del rayo. Me lavé los dientes, me peiné el pelo, o lo intenté. Las que tengan pelo rizado sabrán lo indomable que es. Me eché colonia y bajé. Oh, mierda, la mochila. Volví a subir, la cogí y bajé, salí por la puerta...

"Obvio, no vas a salir por la ventana"

"Cállate"

...y me metí en el coche. Todo en... 7 minutos. Tiempo récord.

-Has tardado más de 5 minutos, hermanita.

-Matt, cierra la boca y conduce.

Ahora que lo pienso, no he desayunado. Voy a morir.

Creo que Helen vio mi cara agonizante porque me dio una barrita de su Kinder Bueno.

-Gracias. Y siento lo de ayer. No debí haberme puesto así.

-Está bien, si no quieres hablar no importa. Pero ya sabes que estoy aquí para lo que sea.

-¿Para lo que sea? ¿Como una orgía lésbica con vuestras amigas? Yo me apunto.

¿Les he dicho que mi hermano habla y piensa como un gigoló?

-Matty, hermanito, si tú te apuntaras ya no sería lésbica.-Pude ver la cara de decepción de Helen. ¿En serio quería acostarse con mi hermano? Estoy rodeada de mentes pervertidas. ¡Que alguien me saque de aquí!

-Pues es una pena. Seguro que a Ryan le haría ilusión.

-¡Podemos dejar de hablar de eso! ¡Mi mente aún es virgen ¿sabes?!

"Sí sí, ya ya, lo que tú digas"

-¡¿Sólo tu mente?!

-Arg, no puedo contigo -llegamos y Helen y yo salimos del coche para entrar a la cárcel llamada instituto.

Pasamos al lado de Daniel, que (creo) no me miró. Más le vale. Pero me llamó la atención un chico que estaba a su lado. Tenía los ojos azul celeste y el pelo rubio. Entonces sonrió y casi me caigo de culo, ¡¿tenía hoyuelos?! Amo a este tío y ni siquiera lo conozco.

Continué mi camino como si no hubiera visto lo más parecido a la perfección personificada, y seguí a Helen hasta las taquillas, donde nos esperaba Candy.

-¡¿Habéis visto al nuevo?!

-¡Sí! Es simplemente perfecto.

-Pues dicen que es gay.

¡¿Qué de que?!

-No jodas. Pero, pero...

-¡No me digas que te gusta!

-¿Quién? ¿Él? No, qué va.

-¿Por qué mierda estáis gritando? -Helen tenía razón, todos nos estaban mirando-. Sé que es sexy, pero...

Ya tardaba en salir a flote su mente todo-es-sexy.

-¿Katherine Lewis?-Me di la vuelta y ahí estaba el chico con sus adorables hoyuelos-. Soy Tobias. Tobias Blumer. Estoy en el equipo de atletismo y me dijeron que tú eras la capitana y también que me enseñarías el instituto -¿Tobias? Todo lo que tenga relación alguna con Divergente es bienvenido.

"¿Quieres dejar de relacionarlo todo con libros y boy bands?"

-Hola Tobias. Sí, soy yo. Puedes llamarme Kate. Estaré encantada de enseñarte la cárcel, digo, el instituto.

-Genial.

-Sí, genial.-¿Qué mierda me pasa?

Vi pasar a Daniel con el gigoló, y adivinen, ¡me miró!. Le lancé una mirada asesina de esas que sólo yo puedo hacer, y desvió la mirada. Algún día lo mataré.

-Entonces... ¿vamos, Tobias?

-Claro.

Tocó el timbre, pero nosotros seguimos caminando. Tobias era... alto. Casi tanto como Daniel.

"¿Por qué le comparas con Daniel precisamente?"

"¡Ay, no lo sé, cállate!"

-Kate, ¿estás bien?

-¿Eh? Sí. Sí estoy bien.

Llegamos a las piscinas. Allí estaba Daniel, que cuando me miró, se le iluminó la cara.

Pero al mirar a Tobias se tensó. ¿Y a este qué le pasa?

"Está celoso"

"Cierra la boca"

"¿Cómo cierro la boca si soy tu mente?"

El sonido de un móvil me sobresaltó. Miré a Tobias, que se disculpó con la mirada y salió para contestar. Daniel salió de la piscina y se acercó a mi. Sus preciosos ojos azules me recordaron a... No sé, a ojos, supongo.

-¿Qué haces con ese?

Esto es nuevo. Desde que tenía 11 años se ha limitado a mirarme, sólo me hablaba para disculparse. Hasta ahora.

-¿Y a ti qué te importa? -vi que se tensaba aún más. No pude evitar fijarme en sus músculos. Perfectos. Y vuelvo a divagar. Por su expresión, supe que no tenía respuesta. Simplemente se fue a los vestuarios-. ¡Espera! -no se dio la vuelta. Ni se paró. El muy inútil me ignoró- ¡Dan! -ahora sí que se paró. ¡Aleluya!-. ¿No deberías estar en clase?

-Pedí permiso para venir a entrenar -dijo seco. Estúpido bipolar de mierda.

Justo en ese momento, Tobias entró.

-Ya está, era mi madre que quería que le hiciera un recado.

-Adiós. Podéis seguir haciendo lo que sea que ibais a hacer -y Daniel se fue.

Tobias empezó a reírse, dejándome a mí más que confundida.

-¿Y a ti qué mierda te pasa?

-Es que... Él pensaba que...

-¿Y?-creo que soné un poco dolida. ¿Tan fea le parecía?

-Oh. Es que, soy... -asentí, comprensivamente-. De hecho, él es bastante guapo -por mi cara de horror, supo que yo no estaba del todo de acuerdo-. Mejor me callo.

-Sí, mejor.

Empezamos a reírnos. Pobrecito Daniel, tengo que ver su cara cuando se entere de que Tobias es gay.

-Tengo la sensación de que tú y yo vamos a ser muy buenos amigos.



¿Él? ¡Pero si es un psicópata! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora