-¡Cadete, arriba, es hora de alistarse!
¿Pero quién mierda hace eso a las 8 de la mañana un sábado?
-¡Vamos Katherine, es hora de ligar!
Lo olvidé. Mi tía Cassie.
-¡No quiero, lárgate de aquí! ¡Quiero dormir!
-¡Eso lo veremos!
Oí a mi tía salir de mi habitación. Menos mal. Segundos después, volví a oír pasos. El frío me caló hasta los huesos.
-¡Pero qué mierda...!
-Shhh. Calla. Las damas no dicen palabras feas.
-¡Me cago en todo con las palabras feas, me has metido cubitos de hielo por la espalda!
-¿Pero te has levantado no?
-¡¿Qué pasa?! ¿Qué son esos gritos?
Mi hermano llegó a mi habitación en ropa interior. Ugh
-¡Largo de aquí!
-¡Te espero abajo en media hora! Date prisa.
Creo que hasta los vecinos nos oyeron.
Resignada, me levanté de la cama y me acerqué al armario. Saqué unos vaqueros, una camiseta y cogí mis vans azules. Me vestí y me peiné y bajé.
-¡Muy bien cadete, ahora nos vamos! -mi tía Cassie me cogió del brazo y me llevó hasta su choche. Y aún no había comido. Si no fuera por mi nuevo súper regalo, la habría mandado a la mierda. Pero es mi única posibilidad de conseguir merch. Y también la quiero demasiado-. Nos vamos de compras, a ver si te echas novio de una vez.
Con la palabra "novio" recordé a Dan y la noche anterior. Su sonrisa, Sus palabras. Dios, qué cursi me estoy haciendo.
Llegamos al centro comercial y mi tía me llevó de tienda en tienda. Y por si no lo recuerdan, ¡aún no he desayunado!
A lo lejos vi a Ryan. Mi salvación.
-¡Hola, Ryan! - Mierda. No iba solo. Su acompañante era ni más ni menos que...
Exacto. Gigoló Johnson.
-¡Hola Kate! ¿Cómo tú por aquí? -señalé a mi tía babear delante de un escaparate-. Ya veo -el gigoló me miraba con miedo al tiempo que llevaba "disimuladamente" sus manos a sus partes-. Por cierto, ¿conoces a Dick?
-Oh, sí. Bueno, sólo de vista. Va a mi instituto.
Un peso muy, muy pesado me cayó encima. Creo que hoy es el día de "vamos-a-acosar-a-Katy-a-ver-si-nos-mata-o-no". Siento decir que sí lo voy a hacer. Lástima que sea Candy. No me puedo quedar sin cotilla oficial.
-Katherine Lewis, ¡hace siglos que no sé nada de ti!
-¡Pero si nos vimos ayer!
-Es igual, debes hacerme una llamada diaria.
-Lo que tú digas. Oye, ¿qué haces tú levantada tan temprano?
-Lo mismo te digo.
-Yo pregunté primero.
Ella bufó y me señaló a un grupo de zorras/rubias oxigenadas detrás de ella, con unas faldas que apenas les tapaban el trasero y unas camisetas que dejaban su ombligo al descubierto. El resto del equipo de animadoras.
-Sigo preguntándome por qué dejaste el ballet para esto.
Sip. Antes todas íbamos a ballet, pero Candy lo dejó poco después que yo y se fue al equipo de animadoras, del que por aquel entonces era capitana Alexandra Coleman. Al curso siguiente Candy se convirtió en la animadora más popular por "su excelente ejecución de los ejercicios", dejando a una resentida Alexandra en la sombra, aunque siguió siendo la mayor zorra del instituto, la cual es la exnovia de Gigoló Johnson, aunque de vez en cuando se reúnen "secretamente" para revivir viejos tiempos.
-¿Y dejar que la puta de Alexandra me siguiera jodiendo la vida? Ja, ni en sueños -la única ventaja de ser capitana es que todos te respetan. Por tanto, yo no suelo tener noticias de Alexandra. Digamos que yo no la soporto ni ella a mí.
Dirán, ¿por qué no nos soportamos?
Yo les explico. Para ella, un capitán debe ser popular, sentarse en la mesa de los populares y acostarse con medio mundo. Yo no soy así. Somos amigas desde que empezamos al instituto, y no nos vamos a separar por nada del mundo. Y eso a Coleman le fastidia, porque nos mezclamos capitanas, normales y "nerds". Y por tanto, arruinamos su maravilloso mundo.
-Reeves, te he oído, se lo diré a la entrenadora el lunes -la insoportable voz de Alexandra me perforó los oídos. Otra razón por la cual no la soporto-. Lewis, no te había visto. ¿Qué tal tu vida de fracasada?
-Mejor que la tuya seguro.
-¡Kate, ven aquí, he visto un conjunto monísimo! -mi tía salió de la nada y me arrastró a una tienda.
-Adiós Candy, irás esta tarde a la carrera, ¿verdad?
-No lo dudes. ¡Allí estaré!
Me despedí de Ryan con la mano, casi se me olvida de que estaba ahí. Gigoló miraba embobado el escote de Coleman. Ugh.
Nos metimos en una tienda y mi tía me enseñó un vestido rosa claro con falda de vuelo. Me obligó a ponérmelo. No estaba tan mal. Me quedaba por la mitad del muslo, así que tampoco era de zorra.
Salí y se lo enseñé, y empezó a dar saltitos. Supongo que lo tendremos que comprar. Y me lo tendré que poner. Y moriré. Y volveré del infierno para matarla a ella y llevármela. No puedo creer que esté planeando el asesinato de mi tía.
Pagamos, y volvimos al coche después de mucho suplicarle que no me comprara unos tacones, porque quería que me pusiera el vestido en la fiesta de esta noche después de la carrera, y ya es suficiente dejar que me vean en público con esa cosa del demonio.
-Bien querida, ahora ya estás lista para conseguirte un novio -sonreí-. ¿Qué?
-Nada.
Si tú supieras...
-Te lo vas a poner. Lo quieras o no.
-Los vestidos son muy incómodos.
-No lo son.
-Sí.
-Que no.
-Que sí.
-No vamos a discutir sobre la comodidad que proporciona un vestido. No le des más vueltas.
-Voy a morir...
-Dios. Querida, exageras.
-Lentamente.
-Por el amor de Dios.
-¡Muy lentamente!
-¡No grites! -genial, ya sé de dónde sacó mi madre el mal genio.
Le viene de familia.
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¿Él? ¡Pero si es un psicópata!
Teen FictionSólo una cosa: si tu ex-mejor amigo parece un psicópata acosador, aléjate. Si tu ex-mejor amigo que parece un psicópata acosador quiere volver a enamorarte después de años sin hablar, corre lo más rápido que puedas. Pero si eres Katherine Lewis, ent...