¿Él? ¡Pero si es un psicópata!

26.- ¿Qué mierda haces en el suelo?

-¿Q-qué? -Dick suspiró.

-Como Dan se entere, me mata, me asesina, me...

-¡Dick!

-¿Qué? Aunque resulte increíble, es cierto. Es como una chica, espera al momento más adecuado para... Eso.

-Oh. My. God. Dios. ¿Estoy soñando, he muerto?

-No Kate, estás despierta y bien viva. Creo.

-¿Dick?

-¿Sí?

-Adiós -le colgué y salí disparada a la puerta de la entrada. Eché a correr lo más rápido que pude.

El frío me caló hasta los huesos, no me había quitado el pijama que me había puesto. Cuando llegué a su casa, piqué al timbre.

— ¡Abre, me cago en la...!

— ¿Kate?

—Hola, señora Deep, ¿está Helen?

—Sí, está en su habitación.

—Gracias.

Entré a la casa y subí las escaleras. Suspiré al llegar ante la puerta. Ni siquiera sabía qué hacía allí.

Piqué y abrí un poco la puerta, lo justo para meter la cabeza.

— ¿Helen? -ella apartó la mirada del portátil, y me miró desde su cama.

—¿Kate? ¿Qué haces en pijama?

—Es una historia muy larga. ¿Podemos hablar? —no me contestó, simplemente se me quedó mirando—. ¿Porfi? —hice un puchero para adornar mi irresistible cara, a lo que ella rodó los ojos.

—Pasa. —entré rápidamente, tropezando con la alfombra y cayéndome al suelo. Helen se empezó a reír, agarrándose la panza.

— ¡No te rías! —me levanté del suelo y me acerqué a ella—. ¿Estás en tus días?

— ¿Qué? ¡No!

— ¿Y por qué estás tan bipolar?

— ¡Yo no estoy bipolar!

—¿Y por qué hace dos semanas no querías saber nada de mí, no viniste a verme en toda la semana, y ahora te ríes como una chiflada? —el rubor se instaló en sus mejillas.

—Y-yo...

— ¿Y qué hacías esta mañana en casa de Dan?

—Dani me llamó para algo...

— ¿Para qué?

—No te lo puedo decir. Es un secreto.

— ¿Y desde cuando tú y mi novio sois mejores amigas para siempre?

—Yo no he dicho eso... Espera... ¿Estás celosa?

— ¿Qué? ¿Celosa yo? Qué va.

—Estás celosa. —una sonrisilla apareció en su cara.

— ¡Maldita sea, quiero saber por qué lleváis toda la maldita semana sin hacerme caso!

—Ya te lo he dicho, no...

— ¡Sí, ya lo sé, no me lo puedes decir! ¿Y qué se supone que es tan importante como para no decírmelo? ¿Eh? ¡Te gusta Dan, verdad!

— ¿Qué?

— ¿He dicho eso en voz alta?

—Sip.

—Oh, shit.