7.- Te prometo que te sacaré de aquí lo antes posible

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No voy a llorar. No otra vez. No.

-¿Kate? ¿Estás bien? ¿Por qué lloras -estúpida, te dije que no lloraras.

-Nada Matt. Estoy bien.

-No te creo. Cuéntamelo.

-No. No te lo pienso decir.

-Pooooorfiiiiiii... -y se tiró encima de mi. El muy idiota me está aplastando. Moriré-. Cuéntamelo. Por favor. Pooooorfiiiiiii...

-¡Quítate de encima, idiota, me aplastas!

-No hasta que me lo cuentes.

-Te lo contaré si te quitas.

-Genial -se me quitó de encima. Gracias al cielo-. Ahora dime que te pasa. ¿Es por un chico? -a veces Matt me recordaba a mi madre.

Igual de marujo que ella.

-Yo... Sí -resignación. Puede que decírselo a alguien me ayude. Me eché a llorar.

¡Te dije que no llores!

Se lo conté todo. La cara de Matt era un poema. No sabía si quería reír o enfadarse y matar a Dan. Prefiero que lo mate. Así ya no le veo la cara. Qué mala soy.

-Entonces por eso estuviste así... -y se empezó a reír.

-Eres un idiota -me levanté de mi cama.

-Espera... No te vayas... -estaba rojo de la risa-. Ya no me río -ahora estaba serio. Estoy rodeada de bipolares-. Lo mataré. Nadie le hace daño a mi hermanita.

-No hagas nada. No quiero que vayas a la cárcel o algo.

-No voy a ir a la cárcel por darle una paliza a un imbécil.

-Pero tienes antecedentes -eso fue hace unos 2 años. Cuando intentó robar un banco. Pero de los del parque. Lo acusaron de intento de robo de mobiliario urbano. No le hicieron nada, pero quedó en su historial.

-Oh, cierto. Bueno, yo me voy. Dentro de una hora llegarán los Black.

Busqué entre mi ropa. Mi madre dijo que me pusiera un vestido o si no... Puede que me matara. Pero me da igual, así que cogí unos vaqueros negros y una blusa blanca. Si no le gustaba, problema suyo.

Puse música y entré al baño a ducharme. Mientras esperaba los 2 minutos a que el acondicionador hiciera efecto o lo que sea que haga, empezó I Miss You de Blink-182.

"Hello there, the angel from my nightmare, the shadow in the background of the morgue..."

Amo esta canción. Me aclaré el pelo mientras cantaba el estribillo.

Sé que me negué a creer en el amor, pero me encantaría que un chico me cantara algo así.

Salí de la ducha. Llegó la hora. Por si alguna lo pensaba, no, todavía no voy a bajar. Sólo me voy a peinar. Cogí el cepillo y comencé con la batalla de desenredarme el pelo. Menos mal que estaba mojado y no me costó tanto. Me eché la espuma y me mojé el pelo. Cogí el secador. Odio ese aparato infernal. Te calienta demasiado la cabeza y tienes que estar 2 años para que te seque el pelo. Pero si bajaba con el pelo mojado, mi madre me mataba. Cuando me lo sequé, me lavé los dientes. Dudé si echarme maquillaje. Decidí que no. Me da demasiada pereza. Y tampoco voy a ceder a tanto.

Salí del baño y me vestí. Me miré al espejo intentando sonreír, pero no pude. Va a ser una noche muy larga.

Me puse las Converse negras y algunas pulseras de silicona que encontré sobre la cómoda. Me puse a mirar mi WeHeartIt mientras esperaba a que llegaran. Oí el tiembre y creo que me dieron ganas de vomitar por los nervios. No por el ruido del timbre, porque nuestro timbre tiene un sonido muy bonito, picas y hace...

¡Mierda Kate, cálmate y céntrate!

Salí y bajé las escaleras. Allí estaban mi madre, mi padre y mi hermano, que me miró preocupado. Le sonreí, aunque a causa de los nervios creo que quedó más bien como una mueca. De todos modos, el me sonrió de vuelta.

También estaban Hillary y Dan. Adivinen qué hacía él.

-¡Katy, cariño, cuánto hace que no nos vemos! -Hillary se acercó a mí para darme dos besos-. Parece una eternidad.

-¿Qué tal estás?

-Oh, bueno, ya sabes, tirando, como se suele decir -ella soltó una risita.

Hacía tiempo que no la veía, pero aún me transmitía esa sensación de hogar que sólo ella podía darme. No es que no quisiera a mis padres, pero ella nos cuidaba a mi hermano y a mí cuando éramos pequeños. Sus pasteles de chocolate eran los mejores.

Mi madre me dio un codazo. ¿Y a esta qué le pasa?

Vi a Hillary que le lanzaba miradas alentadoras e su hijo.

No.

Él se me acercó. Mierda. Mi. Er. Da. No te acerques. Su madre seguía mirándole, mientras él me miraba a mí y mi madre me volvió a pegar un codazo que me dejó sin aire.

Me acerqué a él y le di dos besos. Juro por Dios que estaba a punto de tirarme al suelo a llorar. Olía como siempre. Su perfume ha cambiado, básicamente porque antes no llevaba perfume ni nada por el estilo, pero sigue oliendo a él.

Parezco un perro hablando de cómo huele la gente. Olvidad las dos últimas frases.

-Hola Kate.

-Hola.

Creo que la tensión la pudo sentir hasta el pez de Matt.

Es un pez muy bonito, naranja y...

"Idiota, deja de divagar"

-¡Bueno, por qué no pasamos al comedor! - Mi madre tan eufórica como siempre.

Iba hacia el comedor cuando mi hermano me cogió del brazo.

-¿Estás bien?

-No -él suspiró.

-Está bien. Te prometo que te sacaré de aquí lo antes posible.

Pero "lo antes posible" nunca llegó. No, no me he muerto. De momento. Resulta que mi hermano y Dan aún son amigos, y a los pocos minutos de sentarnos pareció que se había olvidado de que quería matar a ese psicópata.

Traidor.

Mi madre sacó una tarta de limón que había hecho. Deliciosa. Aunque sospecho que no la hizo ella, más bien el pastelero que trabaja en la misma calle que mi madre. Su pastelería es increíble. Hay muchos pasteles.

Cuando terminé, me disculpé y salí al jardín, dejando a los demás hablando de trivialidades.

Me tumbe en el césped a ver las estrellas. No sé cuanto estuve así, pero poco después, o eso creo, oí la puerta abrirse, y pisadas que se me acercaban. Seguro que era Matt que venía a disculparse por olvidarse de mí.

-Lo siento.


¿Él? ¡Pero si es un psicópata! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora