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Las últimas horas de los viernes generalmente los alumnos la tenían libres. El patio central estaba repleto de personas hablando animadamente. Siempre pasaba aquellas horas viendo desde las gradas a Dylan, que aprovechaba el tiempo libre en entrenar, pero por primera vez no lo iba hacer. Él aun no me había buscado para disculparse por el grosero recibimiento de su amigo cuando le entregaba su trabajo.

Desde hace dos años Dylan era el responsable de aquellos hermosos sueños y fantasías que pasaban por mi cabeza. Siempre me imaginaba una y mil historias con él; pero quizá las cosas cambiaron un poco desde la llegada de Tobias, no lo sé. No es que ya no seguiría queriendo a Dylan, es solo que ahora mi mente estaba ocupada también por aquel chico tan intimidante, él era un misterio, poco o nada sabía de Tobias, y tampoco sabía exactamente que quería conmigo ¿Una rápida y fugaz relación sexual? Era lo más probable, no era la primera vez en que yo había sido acosado para aquello, aunque debo admitir que Tobias no me ha forzado a nada... por ahora.

Pero no me sentía cómodo con él. Me quitaba el poco control de mis nervios cada vez que se me acercaba, pensándolo mejor, él y yo no hemos tenido una conversación de al menos más de diez minutos. Esa era una de las razones por las que estaba seguro que solo buscaba sexo ¿Cómo te vas a interesar amorosamente en alguien que casi no te habla o que apenas conoces?

Llegué a la biblioteca, una estancia de dos pisos, con estanterías repletas de libros de ciencia y arte (novelas, poemas) Tenía que ponerme al día en cuanto a los deberes, que a pesar de que nunca los dejaba en ultimo momento, lo ensayos del club de actuación me quitaba mucho tiempo.

Atisbe una cabellera roja y me di cuenta que Daniel estaba sentado solo alrededor de una mesa, pasando las páginas de un libro con expresión ceñuda.

–¿Qué haces? –pregunté.

–Estoy buscando información extra para el trabajo de literatura –respondió en tono aburrido–. Pero en todos los libros no consigo nada relevante.

Me senté a su lado y pase una ojeada alrededor buscando a Hanna.

–¿Y Hanna?

–Está ocupada ahora con ese tonto club de exploración urbana –dijo–. Tienen una reunión para decidir en qué lugar abandonado incursionaran.

–¿Exploración urbana? –repetí extrañado.

–Sí, ahora se le metió eso en la cabeza. Ya sabes cómo es ella, siempre busca meterse en las actividades más rocambolesca que este a su disposición –echo una mirada de soslayo y añadió–: ¿No deberías de estar viendo a Dylan entrenando como siempre haces los viernes por la tarde?

–No estoy interesado en eso ahora.

–¿Problemas con el popular? –dijo sin apartar la mirada del libro.

–Sí, algunos. También estaba pensando en Tobias y sobre sus intenciones.

–Podemos hacer al menos veinte teorías de lo que él quiere, pero lo mejor es que dejes de pensar en eso, Hanzel. Ya se sabrá tarde o temprano que es lo que busca contigo.

–Tienes razón. Pero no solo es eso en que pienso. Yo no sé nada de su pasado y no creo que me lo diga, cuando le pregunte que hacía en el cementerio me respondió llanamente, evitando los detalles.

–Supongo que es normal –paso la página–. A nadie le gusta hablar de la muerte de sus seres queridos.

–Sí pero... ¿No te parece muy misterioso?

–Todos tenemos secretos, Hanzel. –apartó la mirada del libro y me escruto el rostro–, secretos que nunca compartirían con alguien.

Entendí la mirada de Daniel. Él era muy suspicaz y difícil de engañar, él sabía que yo le guardaba un secreto a él y a Hanna, que nunca les diría.

Mi AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora