–¿Cómo está? –preguntó Hanna desde el sofá del salón.
–Está durmiendo en su habitación –respondí. Me tape el rostro con las manos y suspire–. Esa golpiza no fue por una pelea de boxeo. Nunca había visto a Tobías tan lastimado.
–Debimos llevarlo al hospital –sugirió Daniel con expresión ceñuda. Se hallaba junto a la chimenea.
–Me hizo prometerle que no lo llevara –dije–. Eso es otro misterio, el por qué no quiere ir a un hospital –me deje caer en una butaca.
Hanna debió advertir mi expresión de cansancio, porque dijo:
–Creo que debes descansar. Haré el primer turno esta noche, después lo hará Daniel –lo miró y este asintió.
Negué con la cabeza.
–No creo que pueda dormir.
–No tiene hemorragias internas, Hanzel –dijo Daniel–. No soy médico, pero sé de eso, solo está muy lastimado.
Asentí distraídamente. Creía en Daniel, a diferencia de Hanna, él no me mentiría para hacerme sentir bien. Daniel sólo sabía decir la verdad sin importarle que sea su amigo. En estos momentos, eso suponía una ventaja.
Hanna buscó unas mantas y una almohada de la habitación de Tobías y juntos improvisamos una cama en el sofá. Tobías necesitaba dormir solo y descansar. Me acosté en el sofá y los chicos se despidieron de mí. Escuche los pasos de Hanna subiendo los escalones hacia la habitación de Tobías. Daniel fue a la cocina.
Me dormí a los pocos minutos, sin embargo, tuve varias pesadillas. Todas relacionadas a la fotografía de la escuela abandonada, a la errática actitud de Dylan y a un Tobías cuyas heridas manaban sangre y su cuerpo se congelada y quedaba sin vida. Pero esas pesadillas no se comparan con el crudo despertar a la mañana siguiente.
–¡Hanzel, Hanzel! –escuche la voz apremiante de Hanna mientras me zarandeaba para despertarme. Solté un débil gruñido mientras tenia los parpados abajo, podía sentir la luz del sol que entraba desde la ventana calentar mi rostro–. ¡Despierta, Hanzel. Tobías no está!
Esas últimas palabras provocaron que abriera mis ojos de par en par y me pusiera en pie abruptamente. Por un momento creí que tenía otra pesadilla.
–¿Qué dices? –pregunte con voz pastosa. Sentí que no había dormido nada.
Hanna me miró con aprensión, como si temiera que de repente me diera por salir corriendo a la calle y gritar como un loco.
–¿En dónde está, Hanna? –pregunté.
Ella sacudió la cabeza. Abrió la boca pero en ese momento entró Daniel, completamente pálido y con su teléfono en la mano.
–Chicos –dijo–, creo que deben ver esto –levantó el teléfono y lo acerco al rostro mío y de Hanna.
Era la página web de un periódico. El titular rezaba: <<El asesinato de un adolescente a las afueras de la carretera del este>>
En horas de la mañana, los conductores se comunicaron con la policía local para denunciar un cuerpo sin vida que se hallaba a pocos metros de la zanja de la carretera del este. La unidad de homicidios llegó de inmediato y dictaminaron que el cuerpo había sido apuñalado catorce veces, y que muy probablemente el lugar del asesinato es distinto al lugar donde se hallo el cuerpo. También teorizaron que el asesinato fue cometido hacía no menos de diez horas. Pero hasta los momentos, niegan dar más declaraciones hasta que el experto forense realice la autopsia.
Las autoridades identificaron el cuerpo, como Paul Walker, estudiante de la preparatoria Thompson. Además, se encontraron con efectos personales en la escena del crimen que no es de la víctima, entre ellas, una identificación de conducir de <<Tobías Brown>>, por lo qué se considera sospechoso, y se exhorta a la población que si llegan a ver al joven, llamen a la policía y aléjense de él.

ESTÁS LEYENDO
Mi Acosador
RomansaHanzel es un adolescente con una vida relativamente normal, con amigos, con problemas y con un interes amoroso. Pero todo cambiará con la llegada de un intimidante chico nuevo, en la que tendrá que descubrir los secretos que éste oculta