7

8.6K 694 254
                                    

No sé cuantos segundos o minutos habían pasados mientras la lengua de Tobías y la mía se rozaban, pero el sonido de unos pasos hicieron que me apartara de él. Mi pecho subía y bajaba frenéticamente, mientras él a centímetros de mí rostro me miraba con intensidad. Hizo ademán para volver juntar nuestros labios, pero yo me levanté bruscamente de la silla.

–No –dije con la voz entrecortada–, esto no está bien.

–Vamos a tu habitación –susurró Tobías con una sonrisa–. Tú papá no nos molestara, o mejor, vamos a mi casa.

Baje la mirada y atisbe su rostro que tenía un brillo de satisfacción, aun sentado como si nada hubiera pasado.

–N-no me refiero a eso –dije–. No puedo besar a un chico que llevó apenas tres semanas conociendo. No quiero que malinterpretes que clase de persona soy.

Tobías se levanto con naturalidad y dijo con voz serena:

–Yo se que clase de persona eres, Hanzel –puso sus manos sobre mis hombros–, eres un chico bueno.

–Tú no puedes saber si soy bueno o no –objeté–. Tampoco me conoces lo suficiente para dictaminar lo bueno que soy.

–La experiencia me lo dice. He tenido relaciones con chicos nada inocentes, conozco muy bien esa clase de personas, y tú no eres así; todo es distinto cuando estoy contigo.

–¿Qué quieres de mí? –pregunté finalmente.

–Que seas mi novio –me sonroje–. ¿Por qué preguntas eso? –desvié la mirada y él se percato de ello–. ¿Pensaste que solo quería tener sexo contigo? ¿Me crees tonto? –su rostro estaba muy serio–. Aunque me muero de ganas en hacerte mío, tengo toda la intención de que seas mi novio.

–Esto es una locura –sacudí la cabeza y retrocedí unos pasos, soltándome de sus manos en mis hombros–. Nunca me había sentido tan presionado, todo ha pasado tan rápido.

–No puedo controlarme, ya deseo poder abrazarte y besarte en el lugar y en el tiempo en que yo quiera. Tú causas que pierda el control.

–No, no, no –volví a sacudir mi cabeza con ímpetu–. No puede ser de esta forma, yo no puedo decirle a mi padre que soy gay así de pronto y que tenga una relación conti... De hecho ni siquiera estoy seguro de ti, pareces obsesionado.

–Ya te explique porque quiero estar contigo, he pensado en ti todos estos años.

–¿Pero por qué? ¿Por qué cosas difíciles pasaste?

Tobías clavo la mirada al piso, por primera vez, parecía titubear.

–Eso no importa, Hanzel –dijo con voz queda–, lo que importa es que quiero estar contigo y que al menos cedas un poco, yo te hare olvidar a ese Dylan y a cualquier otro.

–¿Qué no importa? ¿Por qué no me lo vas a contar?

–Créeme, no querrás saberlo –me miró con el ceño fruncido.

–Oh, si quisiera saber, de hecho, me gustaría saber a quién visitabas en esa tumba, y como es que lograste la emancipación. Y mucha otra cosas más si tú quieres que yo ceda y me deje llevar por tus sentimientos.

–Lo lamento, Hanzel. Es mejor que no sepas nada de mi pasado.

–¿Qué? Me propones una relación, y no me cuentas nada de ti.

–El pasado no importa, lo que importa es el ahora.

Me arme de valor y di unos pasos hacia delante, lo miré a los ojos y le dije:

–No tendrás nada de mí sino me cuentas de tu vida. Sí quieres una oportunidad conmigo, empieza responder mis preguntas.

–No puedo –dijo y guardo sus apuntes en su mochila.

Mi AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora