Capítulo 2

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- ¡Jimin! ¡Por favor! ¡Despierta! -suplicaba llorando y moviendo al chico que tenía entre sus brazos.

Se había hecho tarde y los dos niños estaban en problemas. Jungkook logró bajar donde estaba Jimin y como pudo lo sacó por entre las maderas que lo habían golpeado, lo arrastró y lo cargó hasta la sala polvorosa. La adrenalina le daba la fuerza suficiente como para hasta olvidarse de la herida que ahora también tenía en su rostro. Él se sentó en el suelo, recostándose en el sofá y puso a Jimin sobre sus piernas.

- ¡Anda, Jimin! ¡Por favor!

El pelicafé lloraba a mares porque su mejor amigo no respondía y sólo mantenía sus ojos cerrados dejando notar la cortada que había en su ojo izquierdo, esta no dejaba de brotar un hilo de sangre así que Jungkook rápidamente lo limpiaba con la manga de su camisa de botones, tanto hacía eso que prefirió con ayuda de sus dientes, cortar el pedazo de camisa y ponérselo como gasa encima del ojo para que dejara de sangrar. El pedazo de tela era suficientemente grande como para amarrarlo alrededor de su cabeza.

Se apresuró a posicionar a Jimin en el suelo, dejando una almohada que encontró por allí, debajo de la cabeza de él. Se levantó, y se fue corriendo hacia la puerta, salió y pensaba gritar pidiendo ayuda, pero al momento de tomar aire, escuchó el ruido del agua... ¿Agua?

- ¡Sí! ¡Gracias a Dios! -exclamó aliviado.

Limpió las lágrimas que habían caído por montones con anterioridad y corrió en dirección a lo que al parecer era como un lago.

Al llegar, tenía razón, era un gran lago. No sabía de la existencia de este por lo que lo vio durante segundos para luego apresurarse a romper la otra manga de su camisa y meterla sin más en el agua cristalina. "Al menos está algo limpia", pensó Jungkook. Al tener el pedazo de tela bien empapada, la sacó y se apresuró a echarse a correr a la cabaña.

Llegó y tan pronto lo hizo, entró. Vio a Jimin, se acercó y se agachó para volver a tomarlo. Quitó la tela que había puesto en el ojo del chico la cual estaba manchada de sangre seca, al menos se había detenido la hemorragia, puso el trapo mojado encima y lo empezó a limpiar. Limpió toda su cara y mientras lo hacía, de la nada, el nudo en la garganta que hace sólo unos minutos no tenía, volvió, quería llorar otra vez, se sentía culpable de lo que le pasaba a Jimin. Dejó de pasear el "pañuelo" con agua sobre su cara y dos gotitas enseguida bajaron por el rostro de Jungkook, una en cada ojo, una de ellas topó accidentalmente la herida en su mejilla la cual también sangraba un poco, pero a él poco le importó que incluso ardiera ya que su atención estaba puesta en nada más que Jimin. Su preciado Jimin.

Lo abrazó deteniendo su cabeza y rodeando el cuerpo con la otra. Lo presionó contra su pecho.

- Lo siento... Lo siento mucho... -dijo hipando muchas veces.

Se lamentaba incesantemente.

- Perdón por haberte metido aquí. Perdón.

Sintió que no se aferraba lo suficiente a Jimin.

Segundos después...

- T-Te perdono, Kookie-ah... -contestó una voz rasposa cerca de su oído.

El pelicafé abrió de golpe sus ojos y se apresuró a ver de donde provenía la voz casi por inercia. Alegre fue su sorpresa cuando dio con los ojos levemente abiertos de su amigo.

- ¡Jimin! ¡Oh, Jimin! ¡Estás bien! -gritó emocionado lleno de lágrimas.

Jimin había despertado.

Lo abrazó nuevamente y si se sentía triste antes, ahora estaba rebosante de alegría.

- Estoy bien. Sólo me duele el cuerpo y el ojo. -mencionó.

En Un Sólo Camino (Jikook/Kookmin) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora