En Un Sólo Camino (Jikook/Kookmin) PAUSADA

Capítulo 28

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Tras Brandon recibir la orden, rápidamente se sube al auto y espera la señal.

- C'est ma voiture, mon chauffeur entre. Il vous guidera dans la bonne direction, suivez-le. -dijo Jimin.

- Sûr.

- ¿Qué sucede? -preguntó Jungkook.

- Nada. Dejarán el piano en tu casa.

- ¿Ahora? Mi mamá se sorprenderá. Debería avisarle.

- Tranquilo. Envié una carta con Brandon.

- Oh, bueno. Está bien.

El auto esperaba pacientemente para guiar el cargamento.

Tan pronto el piano fue subido a una vagoneta suficientemente grande, un vehículo más grande empezó a arrastrarlo.

El chófer empezó a caminar con el auto y el otro lo siguió, así, hasta que se vieron en una distancia considerable.

- Cuando regreses a casa tendrás tu piano.

- Gracias, Jimin, la verdad, no sé qué decir, no podré hacer suficiente para poder pagártelo.

- ¿Y quién dice que quiero que me lo pagues?

- No es que piense que tienes un precio, nada de eso, pero... Siento que has hecho mucho por mi... Y no desde ahora, sino desde hace mucho tiempo atrás.

- ...

- ¿Qué puedo ofrecerte yo a ti?

- Si insistes... Una cena.

- ¿Una cena? ¿Por el piano?

- No, por todo. Una cena, en la cabaña.

- Bueno, si eso te agrada, sólo dime cuando.

- El viernes.

- Por supuesto. El viernes será.

Decidieron caminar. Dado que era una tienda de instrumentos alejada, había más campo abierto, se podían apreciar las montañas y lo refrescante de la brisa que provenía de los árboles. Era un atmósfera tan única, ahora más que nunca. La gélida tarde con algo de sol, y ellos.

Solos.

Nadie más que ellos.

- Este lugar es sin duda una maravilla. Para ser honesto, jamás había venido aquí. -dijo Jungkook viendo el paisaje.

- Yo tampoco. -secundó Jimin.

- ¿Nos sentamos?

- Sí, sería bueno.

Los dos se sentaron para sentir el aire. Era un pasto pequeño y muy cómodo.

- ¿Recuerdas cuando pasábamos horas recostados en el patio de mi casa, viendo hacia el cielo de la noche? -preguntó el pelicafé.

- ... Lo recuerdo. En ese tiempo... Realmente lo disfrutaba.

- Sí, era como una terapia relajante.

- ¿Sigues haciéndolo? -preguntó de pronto Jimin.

- No, ya no. Es diferente.

- Oh, es verdad, has crecido y madurado.

- No... Es porque no estabas tú.

El estómago dio otro brinco de emoción, su corazón se alegró.