Fifteen Minutes || FRERARD

Capítulo 22

Le sonreí a Frank, los dos nos acurrucamos en la cama juntos. Le di un beso y él sonrió.

— Joder — murmuró — Eres tan hermoso, te quiero mucho

Sonreí, apoyando mi cabeza en su pecho.

— Vamos, tenemos que salir de la cama, tengo una cita — dijo

— ¿Cita? — Pregunté en confusión.

— Sí, en el salón de tatuajes de la ciudad — dijo — Me hago muchos tatuajes allí, todos los años, mientras estoy aquí, vengo y me hago uno nuevo

— ¿Que tienes pensado? — pregunté.

Frank alcanzó el papel en su mesita de noche. Miré el pequeño dibujo de la tela de araña y la mitad del corazón que decían desesperados románticos.

— Creo que esto es perfecto para ti — le dije.

Frank me besó la frente y se incorporó. Nos vestimos antes de bajar.

— Oye, me llevo el auto — dijo Frank.

— Está bien, ten cuidado, asegúrate de tener cuidado con las carreteras heladas — dijo la señora Iero.

Llegamos a la sala de tatuajes y Frank habló con el trabajador antes de sentarse en una silla. Me senté a su lado, sonriendo mientras lo veía hacerse un tatuaje. Me sentí un poco mareado con la aguja, seguí esperando que simplemente pasara directamente por su mano con sangre brotando sobre todos nosotros.

— Oye, bebé, ¿puedes sacar la botella de agua del auto? — Preguntó.

Asentí y salí a tomar la botella de agua antes de volver a entrar. Las conversaciones de Frank con el artista se calmaron rápidamente cuando me senté.

— Gracias — dijo.

Sostuve la botella de agua para él para que pudiera beber mientras se tatuaba las manos. Me tomó mucho más tiempo para un tatuaje tan simple de lo que realmente pensé, creo que realmente no sabía mucho sobre los tatuajes. Después de un tiempo, simplemente saqué mi teléfono y jugué algunos juegos en él. En un momento creo que me dormí con la cabeza apoyada en el hombro de Frank.

Frank sacudió mi hombro y bostezé mientras miraba hacia arriba. Frank sonrió y me dio un beso.

— Está bien, es hora de irse — dijo.

Bostezé, poniéndome de pie adormilado mientras me llevaba al coche. Llevaba un par de guantes mientras conducíamos a casa.

— ¿Por qué los estás cubriendo? — pregunté.

— Estoy esperando que todos lo vean a la vez — dijo.

Llegamos a casa y solté una risita emocionada mientras todos dábamos vueltas alrededor de Frank. Se quitó los guantes y apoyó las manos en la mesa. Miré el tatuaje romántico desesperado pero luego miré su mano derecha. Había un corazón con una flecha que lo atravesaba y una cinta que decía "Gerard".

— ¡Son tan buenos! — La señora Iero aclamó.

— E-ese soy yo — chillé.

Frank sonrió y asintió.

— ¿Cómo hiciste esto? — pregunté.

— Le pedí que lo hiciera cuando estabas en el coche por la botella de agua — dijo.

Asentí lentamente y Frank habló un poco más sobre sus tatuajes antes de subir las escaleras.

— Bebé, ¿estás bien? — Preguntó Frank. — ¿Estás realmente molesto porque me tatué tu nombre en mi cuerpo?