1: Encuentro

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—¿Por qué tienes que ir?

—Quiero verlo personalmente, sabes como es esto.

—¿Y si te sucede algo?

—No sería la primera vez. Volveré.

Depositó un beso en la frente de aquel chico luego le dedicó un "te quiero" para posteriormente salir de aquella habitación donde dejó al chico al borde de las lágrimas susurrando un "yo te quiero más, cuídate".

El chico se dirigió a su habitación a rezarle a quien le escuchara, pedía porque su hermana regresara con vida y que nada malo le sucediera. Era lo mismo cada que ella salía a afrontar el peligro, aquel peligro que solo traía preocupación y más desgracias.

Por parte de la chica era todo lo contrario, su sonrisa era enorme, deseaba aquel día donde vería la cara de aquel infeliz. Había hecho investigaciones y encontró el lugar donde ese ser estaría, llegaría y se las cobraría. 

El grupo de hombres a su mando estaban ya listos esperándola fuera de aquella mansión rodeada de más seguridad, por ningún motivo dejaría a su hermano solo y desprotegido, es su tesoro, su única familia, a la única persona que ama, la única persona por la cuál se preocupa. Las ordenes eran claras, muerte para cualquiera que siquiera intente algo que ponga en riesgo su vida.

Su arma y todo lo necesario estaba preparado, con un asentamiento de cabeza informó que era hora de emprender camino, cuatro camionetas blindadas se dirigían a un solo destino, todas repletas de hombres armados y dispuestos a todo y sólo en una de ellas se encontraba una chica, la cuál solo ansiaba este día y darle fin a una pieza del rompecabezas.

—¿Estas lista?

—Siempre lo estoy y lo sabes.

—No debiste venir. Puedo con todo y luego informarte como siempre.

—Sabes que hay excepciones y esta es una de ellas.

—Sí, pero...

—Nada, cierra la boca y concéntrate.

—Sí, señora.

El silencio reinó de nuevo en el interior de aquella camioneta, nadie se atrevía a alzarle la voz, ni siquiera él. A pesar de verse como una chica frágil, no lo era y sabía usar su voz y amando, así como también su belleza y vaya belleza que era. No era alguien de presumir y no lo hacía, recibía muchos alagos y todos eran basura para ella, la belleza no importaba si no eres capaz de ver y apreciar la esencia de la persona, eso se decía.

El recorrido se estaba siendo tedioso, deseaba llegar a aquel lugar y cobrarse de una vez por todas su venganza, no le importaba nada más, ni su vida, todo con tal de llegar a aquel hombre y verlo suplicar como tanto deseó él que ella lo hiciera, pero ni estando en agonía lo logró y ni lo lograría. Había tocado a su tesoro y...  nadie se mete con su tesoro, más si ese tesoro lleva su sangre.

Llegaron y con mucho sigilo se bajaron, todos en alerta ante cualquier cosa. El grupo de la camioneta donde ella se dirigía siempre se quedó a su lado rodeándola y "protegiéndola" de cualquier peligro. Sabía defenderse y obviamente sabía como usar un arma, pero si la hieren o atacan desprevenida, de nada servía su aprendizaje.

—Sabes que hacer, da la orden. Yo solo quiero el plato principal.

—Ok.  —Respondió y empezó a indicar. El primer movimiento se llevó a cabo.

Se dividieron para entrar a aquella casa y su grupo iba de frente, no era temeraria y le gustaba enfrentar las cosas a su manera. Todo en aquel lugar era silencio, entre más se acercaban, cadáveres se apreciaban en aquel lugar, sangre había de un lado a otro y el aquel silencio sepulcral que no le gustaba para nada. 

LilithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora