Lilith

9: El día~Fiesta.

Gucci~ siempre había querido usar algo de esa marca, nunca se imaginó que lo haría con un traje de noche azul oscuro. Vaya que cuando vio el precio casi le da algo, pero Jimin dijo que su hermana pagaría y solo se encogió de hombros, quiso refunfuñar, pero alegó que su hermana había dejado claro que lo quería con el mejor y más caro traje.

Estaba nervioso, creía que su ayuda era para algo más serio y no para ser el acompañante de ella en una fiesta refinada, vaya tontería el haberlo golpeado por semanas solo para ser un triste acompañante, aunque sus nervios eran porque estaría junto a ella en toda esa fiesta y eso era aterrador, en el buen sentido, claro.

Se miró en el espejo una vez más acomodando su traje y aquella pajarita que Jimin le había hecho usar ya que según él, lo hacía ver más guapo. Se miró y exhaló, el traje era simple, normal, pero era muy caro para él, pero aún así le alegraba saber que por fin llevaba algo Gucci.

La puerta sonó dejando pasar a un rubio que le sonreía en gran manera.

—Guau~  —Le silbó—,  te ves realmente bien, sin duda llamarás la atención. —Lo barría con la mirada poniéndolo nervioso.

—¿Eso crees? me siento un poco incómodo.  —Acomodaba y daba toques a su traje.

—¡Por supuesto! ¡te ves guapo! ¡demasiado diría yo!  —Le alagó con emoción el rubio haciendo que un leve rubor se instalara en sus mejillas—.  Ya quiero ver la cara de mi hermana  —Sonreía con travesura descrita en su rostro.

—¿C-Crees que le guste?  —Preguntó con nerviosismo.

—¡Eso es obvio!

El castaño no muy convencido solo le sonrió con un leve asentamiento de cabeza tratando de ocultar aquel temblor en sus manos, esperaba no decepcionarla.

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El pelinegro caminaba de un lado a otro preocupado por esa noche, le aterraba que todo saliera mal y el "idiota" arruinara su acometido, pero lo que más lo tenía inquieto era que...

¡Él estaría junto a ella!

Y le daba envidia, ella lucía en verdad más hermosa con ese vestido que se ajustaba muy bien, junto con aquel collar que adornaba su cuello descubierto, que pronto lo taparía un abrigo a juego, todo eso sin faltar aquel arete que siempre colgaba de una de sus orejas haciendo juego con un pequeño aro en la otra.

Una de las partes de ese vestido tenía un corte que dejaba ver parte de su piel, mostrando aquella fina y delicada parte de su cuerpo, todo era maravilloso y envidiaba que TaeHyung fuera participe de tremenda vista.

Los tacones resonaron en sus oídos volviéndolo en sí, ella lo miró fulminante y él solo hizo una pequeña reverencia de disculpa.

—Estás distraído, eso no es bueno y lo sabes. Tienes que estar pendiente de todo.

—Lo sé.

—Entonces quita esa cara y ve por Kim. Ahora.

El pelinegro asintió y fue por el castaño mientras que ella hacía resonar sus tacones dirigiéndose a la pequeña limusina que los espera afuera.