7: Semana Tres

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Los días estaban pasando demasiado rápido para gusto de el castaño quien ya se estaba adaptando —sólo un poco— a aquel ambiente. Lo malo era el miedo y curiosidad que adquiría con forme este pasaba, sabía que tendría que ayudar en algo y cada vez estaba más cerca, pero...  le aterraba fallar y decepcionarla. Además, estaba aquella curiosidad de saber qué harían, ya que nadie le dice el porqué y solo lo mantienen en entrenamiento, el cuál es agotador.

—¡Blandito!  —Ahí estaba su voz—.  No te distraigas.  —Y ahí estaba su puñetazo.

Calló al suelo con su rostro girado por el fuerte golpe que le había propiciado. Vaya, aún no se adaptaba...  a ella. Eso sí es un problema.

—Seguimos con ese problema.  —Bufa molesta—.  Tienes que concentrarte en lo que haces, no andar en las nubes, esto es serio.  —Camina un poco y lo mira con enfado—.  ¿Que haces? ¡de pie!

El castaño sin rechistar se levanta y se coloca firme frente a ella. Agarró postura y al estar en posición empiezan una riña de defensa. Decir que en un principio al castaño le costó adaptarse, ya que su ser no le permitía golpear a una mujer, pero ella hizo que aquel temor se disipara y aprendiera a defenderse sin separar hombre y mujer, solo es una persona y quieres defenderte, punto.

Aún se asombra y le es increíble la fuerza que ella posee, sus golpes en verdad duelen y se pregunta como es que ese cuerpo puede golpear de esa manera, demonios, es que le dejaba tremendos moretes. 

—Bien...  has mejorado, blandito. —Sonríe a medias.

Blandito...  vaya que haberse auto identificado así fue malo, desde ese día no deja de decirle de esa manera, no le disgusta, pero siente que se burla de él al llamarlo así y quiere demostrarle que puede dejar de ser un "blandito".

—¿Seguiremos con golpes? llevamos así desde que empezamos, a excepción de la semana pasada que agregaron que aprendiera a quitar mis miedos.

—Tus golpes aún son débiles, blandito. Por eso es que seguimos en ello.

—¿Me dirás en que te ayudaré?

—Aún no es el momento.

—¿Y cuando lo será? ¿hasta que el día llegue?

—De nada sirve que te enteres, no cambiará nada.

—Pero... 

—Pero nada, es suficiente. Terminamos por hoy.

Iba a pasarle de lado pero TaeHyung se lo impide sosteniéndola del brazo inmovilizándola por segundos ya que ella le dedicó una mirada amenazadora. La soltó lentamente y con notorio fastidio e indignación habló.

—¡Por qué siempre esconden todo! ¡se supone que los ayudaré, pero nunca me dicen nada! quiero saber y ahora.

Se acerca, esta vez, él amenazante y sostiene su mirada. No iba a permitir que siguieran dejándolo en la ignorancia, tragó su miedo y la miró fijo, sin importar que sus alientos podían mezclarse, la cercanía era demasiada. Ambos la ignoraban. Por el momento.

—No eres quién para darme ordenes.  —Suelta entre dientes.

—¡Pues soy el puto hombre que les ayudará en sus mierdas! ¡habla maldita sea!

Bien, por primera vez alzaba la voz y ¡a una mujer! eso era nuevo y hasta él se sorprendió de sí mismo. Nunca se había exaltado de esa forma y mucho menos comportarse como un idiota.

La sonrisa socarrona de ella lo desquicia aún más.

—¿Crees que soy un niño?  —Ahora sus cuerpos se rozaban—.  ¡Dime!

LilithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora