5: Semana uno

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El miedo es una sensación difícil de llevar, más cuando te sientes acorralado y sin escapatoria. Así se sentía el castaño, acorralado y sin escapatoria. Tener que ser una persona diferente prácticamente de la noche a la mañana era algo que no sería hacedero, no para él.

Empezar a ser alguien que no es, alguien que en su juicio moral nunca se imaginó ser. Ahora, ¿mataría? ¿por dinero? él no quería ser eso, no conocía muy bien el terreno que estaba pisando, pero sabía que no lo llevaría a nada bueno; pero no tenía de otra.

—Kim...  mírame.  —Con temor lo hizo.

Después del desayuno, el rubio se fue y solo se quedaron los tres. El "tipo" pelinegro, ella y el ahora nombrado.
El "tipo" lo intimidaba y ella lo ponía, nervioso, ansioso combinado con un temor y sumisión que no sabía que tenía. Todas sus emociones se ponían al límite y estar frente a ellos era un revoltijo en su interior.

—Sabes... me pareces una persona interesante y que no debería estar involucrada en esto, pero... si no te tengo conmigo, ellos te tendrán y eso no me conviene.

Su mirada estaba en ella y viceversa; pero siempre se sentía como un cachorro indefenso, sin protección o llevándolo a extremos. Imaginándose que tiene poca ropa y todos los ojos están sobre él. Esa sensación de pena y querer huir se situaban en lo profundo de su ser.

—Sigo insistiendo que él no está preparado para eso.  —Espeto el "tipo"—.  ¿Segura quieres que él lo haga?  —Le hizo una mueca de disgusto—.  Solo míralo, no podrá.

—¿Y qué? ¿tu quieres hacerlo?  —Antes que le contestara se apresuró a continuar—.  Sabes que te tienen en la mira, sería muy obvio que tu lo hicieras y siento que Kim podrá hacerlo.

—Creo que esperas mucho de él.

Okay...  él estaba ahí y los escuchaba. Tal parece no les importaba.

—Como sea, no se que estás esperando para irte. Quiero hablar con él. A solas.

El pelinegro rodó los ojos y se marchó. Él la miró y ella cambió su expresión a una menos demandante.

—¿S-Segura que podré hacerlo? 

—No lo sé, Kim. Eso deberías preguntarte tu mismo. Y si pides mi opinión, es un sí.

—Yo creo que ese tipo tiene razón y no podré hacerlo.

—Siquiera ¿sabes lo que es?

—Yo...  no pudiera hacerle daño a alguien. Ni siquiera a la persona que asesinó a mi abuela.

—Eso es lo que dices. En fin, ya que misionaste a tu abuela... Mañana tienes que ir a la morgue y reconocer el cuerpo, le darán una sepultura normal y tienes que estar ahí para no llamar la atención.

La cuestión era esta. Al ser un asesinato la policía se involucra y otras identidades tras el hecho. Tuvo que intervenir en nombre de Kim para "encontrar al asesino" y así dar la pinta del dolor —que por cierto— Kim lo estaba llevando muy bien. Por lo mismo, debía presentarse y así reclamar el cuerpo de su abuela. Todo eso en el mismo día, sin tener un velorio ya que sería lo más conveniente para él. Entre más rápido mejor.

Al no tener ningún lazo familiar su trabajo sería más efectivo y no tendría que preocuparse por nada más que solo tener éxito el lo que se le ordene.

—Entonces... ¿gracias? por encargarte de eso. Mañana...  ¿iré solo?

—Claro que no Kim. Siempre estará alguien que te protegerá y mañana tendrás muchas personas tras de ti.

LilithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora