Capítulo 7

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POV BARBIE


-Maku, ya vengo, voy al baño-.


-Dale, tranquila-.


Entro al depa y me dirijo al baño porque me hago pis... después de descargar mi vejiga y lavarme las manos, me miro al espejo -¿qué te está pasando Bárbara?- me pregunto a mí misma, pero en el fondo sé la respuesta: –estás clavadísima con Maca, no te hagas la pendeja...- aunque aún me cueste admitirlo es la más pura verdad, y me enoja no saber o no poder afrontarlo como quisiera, soy una perra cobarde.


Retoco mi maquillaje y cuando ya estoy a punto de salir tocan la puerta, termino de guardar mis cosas y cuando abro está Maca del otro lado con su sonrisa derrite tangas, Dios mío, nunca me voy acostumbrar a su belleza.


-¿Estás bien mi amorcito?- me pregunta muy mimosa.


-Todo bien cariño, me entretuve revisando unos mensajes- mentí como la perra cobarde que soy... bueno, no es que le iba a decir que estaba pensando el ella, -¿Vas a usar el baño? Pasa, ya voy saliendo-.


-¿Gonz te está chequeando? Bueno, da igual, sí voy a usar el baño pero te quería decir que por favor no bebas más porque estás manejando, a menos que te vayas a quedar a dormir acá, porque si es así entonces no hay problema...- empezó a hablarme súper rápido, señal de que ya está pasada de tragos, la conozco bastante bien.


-Jajajaja no, Gonz no me está chequeando, y no quiero hablar de él, y no voy a beber más, me siento bien de todas maneras, ve al baño que yo te espero acá, creo que tú si estás un poco peda-.


-¿Peda yo? ¡JA! Yo lo que estoy es happy mi amorts- me dice mientras entra al baño, voltea, me lanza un beso y cierra la puerta, dejándome ahí con ganas de que ese beso llegue a mis labios pero no a través del aire.


Unos minutos más tarde se abre la puerta pero Maca no sale, sino que me hace señas para que yo entre, frunzo el ceño extrañada pero entro igual, pensado que tuvo un problema o algo, cierra la puerta y se me queda mirando fijamente a los ojos.


-¿Qué pasó, necesitas algo?- le pregunté un poco preocupada, y algo intimidada por su mirada.


–Todo lo que necesito lo tengo acá en éste momento- me dice, regalándome una sonrisa torcida que me deja embobada.


-Jajajaja estás peda mujer, vamos a llevarte a tu casa- me entra la risa nerviosa pero no aparto la mirada.


-Si te vas a quedar conmigo en casa, vamos, sino nos quedamos acá... ¿Hasta cuándo vamos a negar lo que sentimos Bárbara?-.


-¿Qué?- ahora sí me entran los nervios de verdad y bajo la mirada avergonzada.


Maca se me acerca y me arrincona entre la puerta y su cuerpo, no tengo escapatoria, coloca su mano en mi barbilla y me levanta la cabeza para que la mire pero no me dice nada, sólo nos quedamos mirándonos unos segundos y yo me pierdo en el azul cielo de sus ojos, luego me mira los labios y me los acaricia con sus dedos, a éstas alturas mi corazón va a mil por hora y lo único que alcanzo a hacer es poner mis manos en su cintura.


-Te extrañé muchísimo ¿sabes?- me dice, y acto seguido se acerca y me besa.


Fue un beso tierno al principio, tímido, lento, pero que se fue volviendo sensual al pasar los segundos, con hambre, con el hambre que nos teníamos desde que éstos sentimientos comenzaron aflorar entre las dos, yo apreté mi agarre en su cintura, y ella enredó las manos en mi cabello sujetando mi nuca, mi mente estaba en blanco, pero no podía creer que estaba besando a Macarena, por primera vez la estaba besando de verdad, su lengua insaciable recorrió cada centímetro de mi boca y yo hice lo mismo con ella, chupaba mi labio inferior y yo chupaba su labio superior, la sincronía del movimiento de nuestras bocas me hizo sentir que despegaba del suelo, fue un beso intenso, fue perfecto.


Luego de varios minutos paramos buscando respiración, Maca me recorrió a besos el mentón, el cuello y me chupó el lóbulo de la oreja, justo en ese momento me convertí en un charco de excitación pura y caliente, y quería más, mi cuerpo quería más, pero de repente reaccioné y me di cuenta de dónde estábamos.


-Cariño, por favor para, hay mucha gente afuera, en cualquier momento van a venir a tocar la puerta, vamos que te llevo a tu casa, es muy tarde- le dije lo más tranquila que pude aunque mi voz sonaba temblorosa.


Se quedó unos segundos en el hueco de mi cuello, me dio un último beso detrás de la oreja y se apartó, tras una profunda respiración tratando de controlarse, me habló tan bajito que casi no pude entenderle –¿Te quedarás ésta noche conmigo, por favor?-.


-Es lo que más deseo en éste momento, salgamos de aquí- le contesté mientras la abrazaba.

Complicidad y SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora