Macarena regresa de sus vacaciones en Europa, y Bárbara está terminando de grabar su último proyecto, tienen varias semanas sin verse y se extrañan la una a la otra aunque les cueste admitirlo... ¿qué pasará en el tan ansiado reencuentro?
Han pasado un poco más de 3 semanas desde que llegamos a New York y aún alucino con lo maravillosamente caótica que es ésta ciudad. Maca ya está en grabaciones y yo paso mi tiempo entre acompañándola a sus llamados, haciendo turismo urbano sola y hasta ayudando a Santi a crear música. Decidimos quedarnos en su depa ya que con el equipo de la película el hospedaje era compartido, además que quedaríamos muy en evidencia.
En un ataque de espontaneidad y rebeldía conmigo misma le dije a Maca que nos quedáramos viviendo aquí, pero en el fondo, en lo más profundo de mi ser, eso no fue más que un acto de cobardía pura, un deseo desenfrenado de huir sin tener que dar explicaciones ni rendirle cuentas a nadie y comenzar de cero en un lugar donde no nos conozcan... Sin embargo, esa idea murió antes de nacer, a pesar de que ella me dijo que sí, yo enseguida me arrepentí y me disculpé por la falta de conexión que tengo entre la lengua y el cerebro, -ser impulsiva no es lo tuyo amor- me dijo riéndose mientras me abrazaba, y dejamos el tema allí, en lo alto del Empire State Building.
Estoy en el depa esperándola, tuvo llamado muy temprano y no quiso que la acompañara porque sólo tenía que grabar un par de escenas y me dijo volvería pronto, cuando me levanté me percaté que Santiago tampoco se encontraba por aquí, así que me preparé un café y salí por la ventana a sentarme en las escaleras de incendios del edificio y bañarme un poco con los rayos del sol matutino.
-Barbie Malibú.. ¿dónde estás?- escucho a Maca pegando gritos apenas entra al departamento.
-Hola mi cielo, volviste más temprano de lo que pensé- le digo mientras entro de nuevo por la ventana.
-Apenas terminé me vine de volada, me dijeron que el fin de semana no me toca grabar así que tú y yo nos vamos a echar una escapada romántica ¿cómo ves?- se acerca hasta mi y me da un beso.
-¡Wooow! eso suena prometedor... ¿qué tienes en mente?-.
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Unas horas más tarde estamos embarcadas en un tren rumbo a Atlantic City, a una pool suite que reservó Maca mientras nos alistabámos para salir y donde me prometió que no íbamos a necesitar ningún tipo de ropa en los próximos tres días, yo por mi parte protesté (sin mucho ahínco), aludiendo mis deseos de conocer la ciudad. Por supuesto Maca ganó la discusión.
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Cuando entramos a la suite mi cerebro literalmente sufrió corto circuito, y me pregunté a quién podría venderle mi alma para que me permita quedarme en éste lugar por el resto de mi vida. Piscina climatizada, jacuzzi y una enorme habitación subiendo una pequeña escalera, -yo de aquí no pienso salir hasta que nos toque regresar a New York- le aseguro mientras mis ojos observan cada detalle a mi alrededor.
-Te lo dije chiquita- estampa una enorme sonrisa en la cara, inmediatamente comienza a deshacerse de su ropa y con un brillo malicioso en los ojos me hace una invitación silenciosa a imitar sus movimientos.
Una vez que estuvimos desnudas, corrimos y nos lanzamos a la piscina, al emerger la tomo por el cuello, la abrazo fuerte y rodeo su cintura con mis piernas, -aún no puedo creer que el destino te haya puesto en mi camino- le digo sin soltarla y deleitándome una vez más al sentir el roce de nuestra piel mojada.
-Y yo aún no puedo creer que te tengo-.
Me aparto sólo lo suficiente para besarla con una pasión apremiante, ella coloca sus manos sobre mis nalgas y siento que camina hasta que paramos en el borde lateral de la piscina, sus firmes caricias y sus besos hacen que me encienda de manera instantánea, pero no pasamos de allí, continuamos excitándonos con toques ligeros y atascones fogosos por lo que parecieron horas, sin embargo llegó un momento en que no aguantamos más la calentura y decidimos salir del agua.
Nos secamos bien y nos fuimos directamente a la cama, empujo a Maca sobre el colchón y me subo sobre ella, -ahora sí podemos hacer todo el ruido que queramos cariño- le digo con una sonrisa y vuelvo a besarla profundamente, instantes después me voltea para cambiar de posición, abre mis piernas y coloca ambos brazos a los lados por debajo de mis rodillas, haciéndome quedar totalmente expuesta, chupa mis pechos uno por uno y se acomoda para frotar su clítoris con el mío, realizando un tribbing delicioso, comienza sus movimientos con velocidad, y mi cuerpo respondió con un estremecimiento de deseo, la sensación del roce entre nuestras partes de niña es excelso, -Dios mío... ésto es demasiado intenso- me dice entre gemidos, baja su torso acercándose más a mi y yo lamo y mordisqueo uno de sus pezones, minutos después un fuego líquido se acumula en mi vientre, mi corazón se acelera y una explosión de placer me baña por completo, Maca al darse cuenta acelera aún más cerrando los ojos con fuerza y maldiciendo mientras es consumida por su orgasmo.
Rueda a mi lado exhausta y yo estiro mis piernas aún temblorosas, la atraigo de nuevo hacia mí colocando su cabeza en mi pecho y abrazándola fuerte por los hombros, beso su cabeza y empiezo a sentir que se me inundan los ojos, lágrimas luchando por salir, lágrimas de felicidad, de emoción, de sentir como se hincha mi pecho ante la relación más hermosa que he tenido, lágrimas de gratitud con la vida y el destino, y una fuerte determinación de acabar con éste secreto. Ya basta, voy a decirle la verdad a mi familia.
