CAPITULO 12

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Miro hacia Violeta que se encuentra apoyada en la barra bebiendo un aquarius de limón, no se ha alejado mucho pero si lo suficiente para darnos espacio para hablar de las cosas. Le grito emocionada mientras aplaudo con las manos, el trabajo es mío.

-Sigue sin gustarme esto, ¿Cómo piensas venir y luego irte tu sola de este sitio? Es espeluznante -murmura en un susurro, como si no quisiera que la oyesen.

-Un trabajo es un trabajo, verás que no es para tanto -digo con una sonrisa, nada ni nadie me quitará la alegría hoy -además, la parada de metro solo está a diez minutos andando. No ocurrirá nada malo, deja de imaginarte siempre lo peor.

-Lo que sea -dice mi amiga moviendo la mano de forma desinteresada -Necesito ir al baño, ¿vienes? -pregunta en el mismo momento que mi teléfono comienza a sonar.

-Mierda -digo leyendo el nombre de la persona que llama -es mi hermano, se me olvidó por completo llamarle -digo dándome un golpe en la frente -me va a matar.

-Pues será mejor que lo cojas - me aconseja Violeta levantándose de la silla -espérame fuera -dice dirigiéndose hacia el baño.

-De acuerdo -contesto saliendo rápidamente hacia afuera -¿Hola? -contesto con voz temblorosa.

-¿¡Hola!?, ¿¡HOLA!? - Pregunta mi hermano histérico - ¿Después de llamarte como unas veinte veces solo eres capaz de decir hola?

-¿Lo siento? -pruebo otra vez.

-No me lo puedo creer -suspira Eric intentando calmarse -¿Se puede saber que has estado haciendo para no responder al maldito teléfono? Estaba a punto de salir a Madrid.

-Simplemente se me pasó -admito en un intento de calmarle diciéndole la verdad -Llevo un día ajetreado, y no he estado muy pendiente del teléfono.

-¿Y qué has estado haciendo que te ha mantenido tan ocupada? -pregunta molesto.

-He conseguido un trabajo, ahora mismo de hecho -digo con una sonrisa -en un bar, en un barrio de Madrid. Para los fines de semana y cobrando 13 euros la hora.

-Vaya, eso es asombroso. Enhorabuena enana -contesta mi hermano emocionado, al parecer he conseguido que se olvide del cabreo.

-Sí, esta genial la verdad -digo soltando una risa -el dueño me ha parecido bastante agradable y ya he conocido a otro camarero y muy simpático también -explico sin contener los nervios que me producen saber que la semana que viene estaré trabajando -el horario no es tan malo, solo dos días a la semana y encima con el sueldo podré ahorrar lo suficiente para irme el semestre que viene.

-Eso suena genial enana -dice mi hermano agradecido de que me vaya tan bien -y ya veo que las cosas tampoco te están yendo mal en clase, ¿Has conocido a mucha gente?

-A una chica, su nombre es Violeta -digo -es muy parecida a mí, y realmente nos hemos hecho muy cercanas en poco tiempo -explico con una sonrisa -si la conocieras te encantaría.

-¿Y el chico que escuché ayer? -pregunta con un tono entre curioso y protector, al parecer escuchó a Aitor la última vez que hablamos.

-No es nadie, solo unos chicos de clase que nos acercaron a la fiesta -explico intentado que no sonase extraño, al fin y al cabo era la verdad -Violeta es muy amiga de uno de ellos así que nos invitaron a llevarnos ya que el autobús nos dejaba a más de tres kilómetros de la fiesta.

-¿Y qué tal estuvo? ¿Todo fue bien? -Pregunta con interés -No me gusta que salgas de fiesta sin que yo esté allí por si necesitas cualquier cosa.

-No pasó nada, me lo pasé genial -digo ignorando el sentimiento sobreprotector que tiene sobre mí -soy mayorcita puedo cuidarme sola.

-Sé que lo eres, pero aún así no puedo evitar preocuparme -dice con una risa nerviosa -Sabes que eres mi hermana pequeña, la única. Mi deber es protegerte.

MI SALVAVIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora