Me despierto con un terrible dolor de cabeza, agarro una pastilla que había dejado preparada encima de la mesilla de noche. Como me lo había imaginado, la noche anterior me había pasado factura. El cansancio de haber dormido apenas cinco horas acompañado por el ataque de estrés que había sufrido me había ocasionado una migraña terrible. Decido estirar el brazo para bajar todo lo posible la persiana, para evitar de esa manera que cualquier rayo de sol, por más minúsculo que sea, entre por la ventana. Decido seguir durmiendo, ya que son apenas la una de la mañana, en un rato me levantaré para comer y me ducharé. Al fin y al cabo hoy toca otra noche larga y llena de baches.
A lo largo del día, la migraña ha conseguido disminuir hasta tal punto que ahora es solo una pequeña molestia. La ducha de agua caliente y la comida me habían ayudado considerablemente a coger fuerzas y energías. En estos momentos me encontraba de camino al trabajo, el tren se había retrasado más de la cuenta por lo que prácticamente me encontraba corriendo hacia el local. Con un suspiro de victoria consigo entrar apenas dos minutos antes de la hora acordada.
-Parece que a alguien se le han pegado las sábanas –comenta Álvaro desde la barra.
-¿Sabes lo ridículo que acaba de sonar eso? –ríe Celia que está en frente suyo, no hay apenas clientes –Son las 10 de la noche, ¿Quién en su sano juicio estaría durmiendo a estas horas?
-¿Mis padres? –responde el chico como si fuera lo más obvio del mundo –no todo el mundo vive en tu mismo horario, Celia. A decir verdad, la mayoría de la gente a estas horas ya está durmiendo.
-¿Te refieres a niños y ancianos? –pregunta la pelirroja en tono de burla –Amaia, ¿nos estás mintiendo respecto a tu edad? Y yo que pensaba que eras joven, pero según la teoría de Álvaro deberías tener unos 60 años, ¿O acaso tienes menos de 10 años? –bromea la chica haciendo que ría ante su ocurrencia y sobre todo por esta conversación tan surrealista.
-Ya estas exagerando otra vez, como te gusta dramatizar las cosas –se defiende Álvaro –es impresionante como puedes llegar a distorsionar la situación, ¿en qué momento hemos llegado a este punto?
-Mira guapo, me voy a tomar lo que acabas de decir como un cumplido –contesta Celia señalándole con un dedo en forma amenazadora, haciendo que Álvaro se eche hacia atrás –porque si no ahora mismo te estampaba la jarra de cerveza contra esa cabecita tuya –termina sonriendo de oreja a oreja, de una manera bastante espeluznante.
-¿A si?, ¿tú y cuantos más? –incita el muchacho siguiéndole el juego.
-Chicos, creo que estáis asustando a la clientela –intento frenar la situación, no se ellos pero yo me siento bastante incómoda -¿Siempre os habéis llevado tan bien? –pregunto guardando mis cosas y limpiándome las manos para comenzar a trabajar.
-Siempre. Al fin y al cabo eso es lo que me cautivó de ella –contesta el chico a la vez que le guiña un ojo a la pelirroja que se dirige hacia una mesa.
-¿Sois pareja? –pregunto muy sorprendida, eso si que no me lo esperaba.
-¿Tan extraño parece? –interrumpe Celia volviendo a por unos cubatas, los cuales el moreno no tarda en hacérselos.
-Simplemente no me lo imaginaba –digo sincera pero me arrepiento al momento de ver sus caras de desconcierto –no, no me malinterpretéis –digo apresuradamente en un intento de explicarme –lo que quiero decir es que no me lo esperaba, a decir verdad sois muy diferentes –digo queriendo que no suene muy raro.
-Tranquila –contesta la chica divertida por mi reacción –no eres la primera persona que nos dice eso y no serás la última.
-Al fin y al cabo es la verdad, los polos opuestos se atraen, ¿verdad muñeca? –bromea el chico lanzándola un guiño.
![](https://img.wattpad.com/cover/189714146-288-k565191.jpg)
ESTÁS LEYENDO
MI SALVAVIDAS
Novela JuvenilAmaia siempre ha sido una chica tímida, cohibida y desplazada. Debido a su carácter ha tenido innumerables problemas a la hora de hacer amigos. Decepción tras decepción le ha hecho pensar que el problema lo tiene ella, y que su vida nunca cambiará...