No me quedo para ver qué pasa, antes de que una de sus amigas me llegue a agarrar consigo escapar subiendo las escaleras de dos en dos. Sin pensarlo detenidamente me dirijo al cuarto donde hace apenas una hora había visto entrar a Aitor. Al escuchar a Leticia gritar que me busquen abro la puerta y la cierro lo más deprisa posible. Para mi sorpresa el cuarto está totalmente oscuro, no consigo distinguir si Aitor está o no dentro. Sin embargo, su voz me lo aclara rápidamente.
-¿Quién es? Aquí no se puede entrar –gruñe el moreno molesto, desde donde supongo que es una cama. Debe de haber estado dormido. Por la oscuridad no debe reconocerme así que me adelanto a decir algo.
-¿Aitor? –musito con indecisión.
-¿Amaia? –Oigo su voz sorprendida, rápidamente se levanta a encender la luz - ¿Qué estás haciendo aquí? –me mira anonadado.
-Es el cumpleaños de Río –digo como quien no quiere la cosa.
Me quedo sin aliento cuando descubro que se encuentra sin camiseta. Se me hace imposible despegar la mirada de su cuerpo, no era consciente de que lo tuviera tan bien formado. En uno de sus pectorales se podía observar un gran tatuaje, que le subía por el hombro hasta recorrerle todo el brazo derecho. Siempre se lo había visto pero en ningún momento pensé que pudiera abarcar tanto. El moreno dorado de su piel le hace ver como si todavía nos encontráramos en pleno agosto, atribuyéndole un aspecto realmente atractivo. Un carraspeo me saca de mi ensoñación haciendo que levante la cabeza y me encuentre que está sonriendo con sorna, orgulloso de la reacción que ha provocado en mí. Me muerdo el labio avergonzada por haber sido pillada in fraganti, a la vez que me regaño mentalmente.
-No hagas eso –susurra Aitor mirándome la boca, por inercia me dejo de morder el labio confusa por sus palabras.
-¿Te he despertado? –pregunto dubitativa.
-Algo así –responde dejándome más confusa de lo que estaba, este chico tiene el poder de dejarme con más preguntas que con respuestas –Me parece a mí que has entrado a este cuarto sabiendo que yo estaba aquí, ¿o me equivoco? –a lo que yo niego con la cabeza dándole la razón – ¿Así que todo esto no es una extraña casualidad? –pregunta con una sonrisa de lado -¿Por qué me buscabas? –dice aumentando mi incomodidad, ¿Cómo puede ser tan directo?
-En realidad, he venido a la fiesta con Violeta para felicitar a Río y pasar un buen rato –digo soltando una excusa, me da vergüenza decirle que he venido aquí solo por él.
-¿Y esperas que me crea eso? –dice con una mirada divertida, apoyando su mano contra la pared dejándome más atrapada aún. Ahora sí que siento como si este fuera el juego del gato y el ratón, Aitor no parará hasta sacarme la razón por la que he venido aquí.
-Odio que seas tan creído –digo frunciendo las cejas a la vez que me apoyo totalmente contra la pared, en un intento de ganar espacio. Pero sirve de poco cuando el moreno se inclina aún más.
-Y yo odio cuando no respondes a mis preguntas –dice sin borrar la sonrisa, pero con un tono de voz que hace entrever que lo dice en serio. -¿Cómo es que has vuelto al lugar al que decías que no volverías jamás? Ni aunque te regalasen un viaje, creo recordar que fueron tus palabras –pregunta recalcando lo obvio, mi presencia aquí no tiene sentido.
-No me has dejado terminar –digo interrumpiéndole –lo que estaba diciendo es que hemos venido aquí a felicitar a Río y ya de paso quería pedirte disculpas.
-No me puedo creer que seas tan orgullosa –ríe gustoso –admite que has venido aquí solo por mí. Lo de Río es solo una excusa barata.
-¿De todo lo que he dicho te has quedado solo con eso? –pregunto molesta apartándole con un pequeño empujón, lo que logra separarle unos centímetros de mí –Vengo aquí para pedirte perdón y, ¿solo te importa saber si he venido aquí solo y exclusivamente por ti?

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MI SALVAVIDAS
Teen FictionAmaia siempre ha sido una chica tímida, cohibida y desplazada. Debido a su carácter ha tenido innumerables problemas a la hora de hacer amigos. Decepción tras decepción le ha hecho pensar que el problema lo tiene ella, y que su vida nunca cambiará...