Subo la mirada para encontrarme con los ojos verdes de Aitor que me mira con los brazos cruzados.
-¿A dónde vas? –se limita a preguntar.
-¿No habíamos dejado claro que lo que hacíamos no le incumbía al otro? –pregunto no entendiendo a que viene su pregunta.
-Me incumbe cuando mi mejor amigo me ha obligado a prometerle que te llevaría de vuelta a la residencia –dice a lo que yo levanto una ceja inquisidora.
-¿Y tú aceptarías hacer algo así porque...? –pregunto sin creérmelo.
-Ya te lo he dicho, el chico prácticamente me ha obligado a prometérselo –dice como si eso fuera suficiente explicación.
-¿Sabes qué? Déjalo. No hace falta que me lleves –digo pasando por su lado para salir afuera.
-¡Amaia!, espera –dice saliendo detrás de mí -¿Qué coño pretendes hacer?
-Lo único que pretendo es irme a casa –digo sin dejar de caminar.
-¿Y cómo piensas hacer eso? El próximo bus que sale es dentro de dos horas –dice andando a mi lado.
-Me las apañaré –digo simplemente no queriendo entrar en detalles, detalles que incluso yo misma desconocía.
-Lo único que harás es meterte en más líos –dice provocando que me detenga de golpe.
-¿Y eso qué más te da a ti? –Pregunto girándome hacia él con cara de pocos amigos –pensé que dijiste que no me ibas a ayudar más, ¿y ahora te ofreces para llevarme a casa? –Pregunto marcando la ironía del asunto -¿Soy a la única que le parece contradictorio todo esto?
-Venga, tampoco soy tan capullo como para dejarte tirada en medio de la noche. Sabes que no lo decía en serio –contesta Aitor pasándose las manos por el pelo con gesto frustrado –lo dije porque estaba cabreado. Solo intentaba darte un consejo.
-Que estés cabreado no significa que la puedas tomar conmigo –me defiendo ante sus pésimos argumentos –además, directamente me dijiste que no pertenecía a esto. Eso no es dar un consejo.
-Lo siento, ¿vale? –Suelta airado lo que hace que le mire sorprendida por sus palabras –enloquecí con la situación y a lo mejor se me fue de las manos la manera de decírtelo.
-¿Se te fue de las manos? –pregunto colocando las manos sobre las caderas.
-La jodí, ¿satisfecha? –pregunta. Asiento en afirmación, me gusta que al final admita su error.
-Vale -digo sin saber que más decir.
-¿Quieres irte ya? –dice cambiando de tema, a lo que solo llego a asentir con la cabeza.
Tras subirnos a la moto salimos del recinto. Apoyo con cuidado mi cabeza en su espalda a la vez que veo como nos alejamos de todo el jaleo de la fiesta. Cierro los ojos y disfruto de la sensación que me provoca ir agarrada de Aitor. El viaje se me hace demasiado corto y cuando menos me lo espero el moreno está deteniendo la moto en frente de la residencia. Me bajo cuidadosamente y le entrego el casco. Para mi alivio decide tomar la palabra evitando que suelte alguna estupidez.
-Espero que hayas disfrutado del viaje porque no se volverá a repetir –dice sacando de nuevo a la luz su horrible carácter.
-Y yo que pensaba que el Aitor antipático se había ido ya a dormir –murmuro retirando la mirada con un resoplido de frustración.
-No sé de qué me hablas –contesta el moreno con una sonrisa burlona –para nada me considero antipático.
-Y encima egocéntrico, lo tienes todo –suelto haciendo que Aitor suelte una carcajada divertido.
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MI SALVAVIDAS
Roman pour AdolescentsAmaia siempre ha sido una chica tímida, cohibida y desplazada. Debido a su carácter ha tenido innumerables problemas a la hora de hacer amigos. Decepción tras decepción le ha hecho pensar que el problema lo tiene ella, y que su vida nunca cambiará...