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Volví a mirar a Bae Soon, que estaba siendo alimentada por Thiago, ya que cuando el Doctor nos dijo que ahora podíamos esperar su despertar adentro del cuarto, el coño e madre fue el primerito en entrar, después mis tíos con mi mamá.

Sólo entré una vez pero ella aún no había despertado.
Como sí fuera obra de Maduro, lo hizo cuando Thiago volvió a entrar por milésima vez.

Me sentía ansiosa e impaciente de saber como se sentía, pero hace rato una enfermera había dicho que los medicamentos hacian de anestesia para que no sintiera los golpes de su cuerpo.

Mi mamá se fue junto a mis tíos, tenía que ir a buscar al carajito y hacerle cena, luego lo traería hacia acá. Por lo tanto, mis tíos se regresaron a su casa para buscarle una muda de ropa a Bae Soon. Sólo quedabamos ese tal Thiago y yo.

Si, se veía que el tipo estaba interesado en ella, pero algo me hacía sacar ese lado protector al querer conocerlo más, saber como la conoció, que intenciones tiene con ella o simplemente amenzarlo en patearle el webo sí llega a hacer llorar a Bae Soon. Porqué en ese momento en que pase, me quitaré la peluca y me volveré más loca como lo hice hace horas con esas perras sarnosas.

Bostecé un poco restregándome los ojos, estaba burda cansada... bueno, siempre ando cansada porque no suelo descansar bien.
Había pasado dos horas de la coñaza que les di a aquellas malditas, yo no me había movido del hospital por estar cuidado como un perro guardian a mi prima.

Regresé la mirada hacia el ventanal, Thiago dejó a un lado la bandeja de comida que hace rato una enfermera entró para darsela y pedirle que Bae comiera de ella. Bae raramente tenía sus mejillas sonrojadas y jugaba constantemente con los dedos de sus manos, evitando ver la sonrisa aliviadora del chamo. Ugh, de verdad le gustaba.

Él se dio cuenta de que los estaba viendo por el ventanal y movió sus labios, hablandole a Bae.

Entonces la gafa al fin se dio cuenta de mi existencia, luego de estar timida al lado del otro. Abrió inmensamente los ojos y alzó una mano agitandola tan rápido que por poco pensé que se quedaría sin ella.

Suspiré asintiendo y agarré la perilla de la puerta empujandola para entrar.

- !CUBITO! - Chilló roncamente mientras daba dos brincos en la cama. Reí un poco, sonriendole. Otro apodo estúpido. - ¿Haz practicado tu sonrisa, verdad? Se ve muy preciosa. - Agregó con intenciones de echarme broma.

Fruncí mis labios y de pronto, Thiago ríe mientras le acariciaba la mano de Bae.

- Ya te lo dije..- Dejé de ver aquel detalle y me centré en su ojo derecho morado y algunas manchas rojas que estaban esparcidas por todos sus cachetes. Mordí mis mejillas internas procurando no arrecharme. -.. sólo voy a sonreir cuando me salga de verdad hacerlo. ¿Cómo te sientes, ah? - Pregunté de último acercándome con una silla a su par.

Ella rascó su mejilla e hizo un puchero sin querer. De reojo miré al chamo, éste estaba a punto de sacar su teléfono para tomarle una foto, no sé. Andaba modo gafo mirandola súper atento.

- Estoy cansada, me duele mucho la cara, fuera de eso, estoy bien. Tú te ves horrenda, se nota que estás muy cansada. - Alzó una mano acunando mis mejillas, como típicamente lo hacía. - ¿Todavía sigues sin dormir bien?

- La costumbre, no pasa nada. - Encogí mis hombros apartando mi rostro de su mano. Miré de reojo al chamo y éste automáticamente me vio. - Mira, ¿qué es eso de qué te ibas a ver con un chamo y ni se te ocurrió decirme? - Volví a mirarla ahora de mala gana.

Como era de esperarse, ella se cubrió el rostro totalmente partida y enrojecida. Thiago soltó una risa suave y ronca. Su sonrisa era desgraciadamente bella. Ya lleva cinco puntos.

La Catira De Kim Seokjin © √ K.SKJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora