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Me senté en el sofá bebiendo apurada el vaso de agua que me había servido hace unos segundos, de repente la garganta se me había secado.

Mientras me quedé sentada con el vaso en la mano, me pregunté cómo fue que esos maricos sabían donde vivía, pero enseguida recordé los datos que me pidió llenar el gordo; seguramente habían ido a ver al gordo para preguntar mi dirección.

Respiré hondo y solté todo el aire después de retenerlo por unos segundos, ahora debía contarle todo a Bae. Estaba segurisíma que se arrechará conmigo, yo lo haría. Me pongo en su lugar, pienso que haría si un amigo me oculta que conoce a Calum Hood o a Zayn Malik, estallaría de una arrechera máxima o de envidia.

Es mi sueño decirle a Calum que lo amo, y hasta lo abrazaría dejando a un lado mi fobia al contacto físico. Realmente lo haría por él. Ay Dios.

Dejé en vaso en la mesita central de la sala y esperé paciente que mi prima loca se despertara y me diera el sendo insulto de mi vida. No tuve que esperar mucho, porqué a los minutos abrió los ojos despacio con gesto de dolor a tocarse la cabeza, pero de un salto se levantó del sofá y miró a los lados alarmada.

- !¿Y los chicos?! !¿Dón-Dónde están?! - Chilló aún viendo a los lados, buscandolos. - Ellos...Ellos estaban aquí..Yo los vi.

- ¿Qué chicos? - Solté fingiendo confusión. Primero intentaría persuadirla para que piense que fue una imaginación, pero todo fue pal coño cuando me miró como si quisiera ahorcarme.

- Mamagueva !no te hagas la webona!...!Yo los vi! - Exclamó molesta.

Si le había enselado algunas palabras en español y casi todas eran groserias. Cuando se molestaba, me soltaba esas sutiles palabras en mi idioma. Hermoso, me hace sentir orgullosa, no sé.

Sonreí alzando mis manos, rendida.

- Los gafos se fueron. - Dije calmada. Recogí mis piernas pegandolas a mi pecho situando mi metón allí, esperando a que comenzaran con su marisquera.

- No puedo creerlo..- Susurraba repetidas veces caminando de un lado al otro detrás del sofá. Era como esos programas de titeres en dónde había un muro y el muñeco aparecía en la cima; Bae parecía uno de esos titeres, y la persona que la manejaba definivamente estaba en una crisis existencial. En eso se detuvo y me miró. - Dime qué está pasando. - Exigió repirando entre cortado.

- ¿Quieres la verdad? - Indagué sonriendole calmada. Me estaba ganando un buen coñazo de su parte, pero tenía la maña se echarle broma un poco cada vez que estábamos juntas.

Sólo con ella se me salía la inmadurez desde el alma.

- !Claro que si! !Joder, dime de una vez ya! - Gritó. En eso brinco sobre el sofá cruzandolo rápidamente sentándose frente a mi para que la viera directa. - Esta vez tu mirada fría no va intimidarme, Celine, así que habla. - Le sonreí y me incliné hacia adelante, mirandola fijamente. - De acuerdo, si me intimida. - Soltó de inmediato, desviando la mirada hacia otro parte de la sala, nerviosa. Se echó aire con la mano y borró toda clase de sonrojo luego de echarse hacia atrás, mirándome insistente.

- Mmm ¿por dónde puedo empezar?. - Murmuré pensativa. Cada vez que explicaba o contaba un beta, me quedaba pensando el como iniciar todo; como un escritor cada vez que debe iniciar un capitulo. - Le doy clases de español a los mariquitos tuyos. - Encogí mis hombros.

Bae Soo se impulsó hacia adelante, con la boca abierta al igual que sus ojos. Estaba burda de sorprendida.

- ¿Estás bromeando?

- Nou. De hecho chama, hoy estaban aquí porque yo al estar castigada no pude ir a la agencia, así que decidieron vernir a verme para saber qué pasaba. - Conté esquivando su mirada.

La Catira De Kim Seokjin © √ K.SKJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora