🔅6🔅

130 21 1
                                    

Parece que nadie dice nada durante mucho tiempo, pero no pueden ser más de treinta segundos. Nos quedamos mirando sin pestañear, en una especie de incredulidad desconcertada, el lugar donde estaban las escaleras. Escaleras que debían conducirnos fuera de aquí…
-¿Dónde está el ascensor? -pregunta Jisung mientras gira sobre los talones, buscando con la mirada como si fuera a encontrarlo justo detrás de nosotros. Es el único recordatorio que necesitamos. Hay otra vía de escape. Sea arriesgado o no, montarnos en un ascensor es nuestra única oportunidad. Desandamos el camino a la carrera por los anchos pasillos; nuestras sombras son formas fluidas y oscuras contra las paredes teñidas de rojo. Sombras drakis y humanas; la combinación me hiela el corazón, especialmente en este entorno, donde los humanos y los drakis no se mezclan. Y de inmediato me siento culpable, porque sé lo que soy y sé lo que Hyunjin no es. Y ya he llegado a la conclusión de que eso no importa. De verdad lo creo. Sacudo la cabeza y me concentro en lo que tengo delante, el firme retumbar de mis pies, haciendo caso omiso de la voz que susurra al fondo de mi mente. La voz que me recuerda que los cinco minutos casi han terminado. Frenamos en seco delante del ascensor. Los paneles plateados de las puertas están firmemente cerrados. Hyunjin pulsa el botón, apretando con fuerza dos veces. Nada. Ni una luz. Ni una señal de que funcione.
-Han clausurado todo el edificio
-declara Siwon muy serio.
-¿Qué quieres decir? ¿Qué estás diciendo? -Jisung nos mira con desesperación-.
¿No podemos salir? ¿De… ninguna manera?
-El procedimiento debe de ser cerrar todas las salidas cuando haya algún problema, como que nosotros nos hayamos infiltrado… -explica Hyunjin. Incluso sin haber entendido a Jisung, puede adivinar el sentido de nuestra conversación.
-Entonces, ¿estamos atrapados aquí? -pregunto yo sacudiendo la cabeza, negándome a creerlo-. ¿Durante cuánto tiempo?
-No quieren correr el riesgo de que alguno de nosotros escape -anuncia Momo, y yo gruño indignado. No deberíamos haber vuelto a por el draki gris. Deberíamos haber salido de aquí como los demás prisioneros, todos los cuales probablemente ya estarán volando hacia sus hogares. Si no nos hubiéramos parado, ya seríamos libres. Pero ahora estamos encerrados aquí. Con él. Siento un hormigueo en la piel de la nuca y me estremezco, mirando a mi alrededor como si él ya estuviese aquí, listo para retomar las cosas donde las dejamos. Está todo en mi cabeza. No hay nada a mis espaldas, excepto un pasillo sumido en una neblina rojiza. Cuando me giro de nuevo, mi mirada se cruza con la de Momo. Ella se encoge levemente de hombros a modo de disculpa; me ha leído el pensamiento a la perfección. Sí. Ahora desearía no haber pulsado ese botón para liberarlo. Abro la boca, decidiendo que es mejor advertir a los otros de lo que van a encontrarse: un draki gris de más de dos metros, capaz de despedazar a cualquiera con un simple roce. Pero entonces aparece un nuevo peligro. Los finos tubos que bordean el techo empiezan a liberar un humo turbio con un leve siseo…, como si se hubiera puesto en marcha un aspersor.
-¡Están gaseando el edificio!
-exclama Hyunjin con voz dura.
-¿Con qué? -gruño yo, aunque no pueda entenderme. Mis pensamientos dan bandazos mientras observo esa creciente niebla. No creo que los enkros vayan a matarnos… Para ellos, somos más valiosos vivos. Siwon sacude la cabeza, entornando los ojos ante la tenue rociada.
-No lo sé… -responde-. Quizá sea algo para dejarnos inconscientes. Yo asiento. Eso tiene sentido; más que la idea de que nos rocíen con un gas letal para matar a todos los drakis cautivos. Así perderían su colección al completo antes de lograr llevar a cabo todos sus experimentos. Jisung ataca el botón sin luz del ascensor, como si pudiera ponerlo en marcha de algún modo.
-Sea lo que sea lo que pretendan hacer, ¡estamos muertos si no salimos de aquí! -grita. Momo se abraza y se deja caer contra una pared, como si de repente no pudiera con su peso.
-Lo lamento. No vamos a escapar, ¿verdad? -susurra, moviendo la cabeza y agitando su oscuro pelo azulado sobre sus pequeños hombros. Entonces la visión de esa menuda e impotente niña provoca algo en mí. Ella no debería estar aquí. Ninguno de nosotros debería. Algo se retuerce y se contrae intensamente en mi interior. Aprieto el centro de mi pecho con cuatro dedos, pero no me sirve de nada. El dolor no se va. Tomo aire profundamente… y luego me paro de golpe. Miro con rabia el humo que gira por encima de nuestras cabezas. Al final descenderá hasta nosotros, nos rodeará… y hará lo que se suponga que hace. Me invade una repentina calma. Bajo las manos de mi pecho y miro a mi hermano, a Siwon y por último a Hyunjin, comprendiendo que esto podría ser el final. «Y si lo es, sé en brazos de quién quiero estar cuando tome aire por última vez». Entonces Hyunjin me mira, como si estuviera leyéndome el pensamiento. Me sostiene la mirada un largo instante antes de apartarla, para dirigirla de nuevo a los tubos que expulsan gas. Yo me estremezco al pensar en qué le harán cuando lo encuentren aquí con nosotros. Si descubren que, en realidad, Hyunjin no es como ellos -no del todo humano, no del todo draki-, sino algo entre ambas cosas… Esa idea me provoca dolor físico, de modo que tomo una profunda bocanada de aire intentando mitigarlo. Puede que sienta a Siwon, pero quiero a Hyunjin. Me acerco a él. Sigue examinando los conductos, decidido a hallar una forma de salvarnos. Sin duda está considerando un modo de impedir que el gas cause estragos, pero no hay ningún modo. El tiempo se está acabando, y yo no deseo desperdiciar mis últimos momentos. Le cojo la cara, con los dedos firmes sobre su mentón, y lo obligo a mirarme. Ahora no tenemos palabras. No puedo desmanifestarme, pues necesito ser lo más fuerte posible. Y soy mucho más fuerte como draki. Pero haré que Hyunjin me vea, que me oiga con su corazón. En sus ojos hay decisión e inquietud; brillan con el deseo de hacer algo, de salvarnos. De salvarme a mí. Sé que, ahora mismo, está más preocupado por mí que por él. Porque eso es muy propio de Hyunjin. Así es Hyunjin. Bueno, afectuoso, abnegado… Hace que me sienta fatal por haberlo arrastrado a esto…, a mi mundo. Le sonrío y le paso un pulgar por los labios. Algo titila en sus ojos avellana: me entiende. Baja la cabeza y me besa dulcemente. Me digo a mí mismo que si así es como termina todo, no es una mala forma de irse. Deslizo los dedos alrededor del cuello de Hyunjin, acariciando la suave piel de esa zona, mucho más fresca que la mía, y no me importa que tengamos público. No le presto atención. Me concentro solo en Hyunjin, solo en esto. No permitiré que nada de lo que me rodea me arrebate esto. Sus labios también están frescos, y esas diferencias -lo que yo soy, lo que él es, lo que no somos- ya no me importan. En mi interior brotan frustración, irritación…, y dentro de mi pecho empieza a vibrar un dolor impreciso. Intento centrarme en Hyunjin, en su sabor. Antes de ahora, nunca había sido complicado. Lo intento, pero el dolor impreciso aumenta, se vuelve más agudo, más mordaz. Me separo de Hyunjin, frotándome el centro del pecho.
-¿Qué ocurre? -me pregunta preocupado. Yo sacudo la cabeza, sintiéndome mareado, y suelto un grito estrangulado. Me duele. La sensación coincide con un repentino estrépito. Parpadeo contra este mundo de color rojo, miro a mi alrededor, y veo a Siwon a unos palmos de distancia, ahora completamente manifestado. Está aporreando el muro con los puños, hasta que los nudillos relucen con sangre morada. Yo me estremezco, encogiéndome conforme el cemento se comba y se agrieta bajo la presión; algunos pedazos caen a los pies de Siwon. Siempre he sabido que era fuerte. Los ónix lo son por naturaleza; como mi padre. Pero al ver a Siwon así, sintiendo lo que siento… Abro y cierro los dedos de las manos, mientras el eco de su dolor vibra en mis huesos. Su furia me alcanza, tan tóxica como veneno. Durante un segundo temo que Hyunjin y yo la hayamos exacerbado… cuando nos ha visto besarnos. Yo he tomado mi decisión, pero, aun así, eso no significa que quiera herir a Siwon. Especialmente en este momento, quizá el último para nosotros. No quiero provocarle dolor. Sondeo en mi interior, notando ahí a Siwon, buscando qué lo impulsa a actuar de un modo tan enloquecido. ¿Ha estallado sin más? Miram grita su nombre, retorciéndose las manos. Toda su cara refleja miedo; estoy casi seguro de que jamás había visto a su hermano tan descontrolado. Siwon siempre ha sido formal, tranquilo y fuerte. Entonces me doy cuenta de que solo está pensando en sobrevivir, en la libertad. Me quedo mirando cómo ataca el muro, tensando los músculos con cada arremetida; matices de carbón oscuro se ondulan bajo la superficie de su piel como guiños de negra noche. Golpea y rompe el cemento con desesperación. Por muy insensato que parezca su método, a él no le preocupa. Su desesperación se desliza en mi interior, y yo doy medio paso adelante, como si estuviera a punto de unirme a su locura, pero me detengo sacudiendo la cabeza. Aquí es donde todo se vuelve confuso. ¿Cómo separar sus sentimientos de los míos? -¿Qué estás haciendo? -le grito-. No puedes escapar por la pared. ¡Estamos bajo tierra! Me dispongo a acercarme, pero Hyunjin me lo impide cogiéndome por un brazo. Tal vez teme que reciba accidentalmente uno de los salvajes golpes de Siwon.
-¿Qué vas a hacer? -le pregunto a Siwon-. ¿Un túnel a través del suelo? Él me lanza una breve mirada furibunda y continúa aporreando la pared. Por el aire vuelan pedacitos sueltos de roca y polvo. Una piedrecilla puntiaguda me da en la mejilla y me cubro con la mano ese punto. El cemento empieza a dar paso a una tierra dura y apisonada, una tierra marrón oscuro que huele a marga y a fecundidad.
-Pues eso suena bien -me espeta él mientras continúa. Y entonces comprendo que habla en serio. La rociada gaseosa desciende cada vez más hacia nosotros. En nuestro grupo se oyen toses esporádicas y yo agito las manos ante mi nariz, como si eso fuera a dispersar el efecto que tengan los gases.
-¿Podemos hacer eso? -pregunta Jisung, que se aprieta las manos nerviosamente como si rezara, como si eso pudiera ser una verdadera posibilidad.
-Si alguien puede sacarnos de aquí, ese es Siwon -declara entonces Miram. Todo su miedo ha desaparecido, reemplazado por una completa confianza en que su hermano mayor puede solucionar cualquier cosa. Yo pongo los ojos en blanco y me reprimo para no soltarle que ni siquiera Siwon puede cavar un camino a la libertad. Estamos en un subterráneo demasiado profundo.
-Yo puedo hacerlo -dice Hyunjin en voz baja, observándonos atentamente, captando nuestra conversación aun sin haberlo entendido todo. Y luego anuncia de nuevo-: Yo puedo hacerlo. Ante su vehemencia, Siwon vacila. Se detiene, y la sangre gotea desde sus destrozados nudillos hasta el suelo de baldosas.
-Hyunjin… -murmuro yo, y aunque su nombre en mis labios suena diferente, más un gruñido que una palabra articulada, él se gira hacia mí. Con un simple vistazo a sus ojos avellana, lo sé. Comprendo qué quiere decir. Lo veo de nuevo como lo vi luchando contra Corbin, con la tierra moviéndose y volando bajo sus órdenes.
-Apartaos -ordena Hyunjin, y sorprendentemente Siwon le hace caso. Todos nos quedamos mirando, intentando hacer respiraciones cortas y espaciadas, como si, de alguna manera, pudiéramos evitar inhalar el aire, que cada vez está más contaminado. Hyunjin se sitúa ante la maltrecha pared. Miram empieza a toser y se cubre la boca con ambas manos, y pronto se le une Momo. El sonido de sus toses lo hace todo más tenso, más urgente. Me estremezco solidariamente cuando Siwon envuelve a su hermana con sus brazos. ¿Y si estuviéramos equivocados? ¿Y si el objetivo de este gas fuera matarnos? Con las dos manos extendidas ante sí, Hyunjin se concentra en la pared. Yo me quedo mirando sus palmas, deseando que hagan algo, que posean el mismo poder del que fui testigo cuando Hyunjin peleó con Corbin. Sus manos empiezan a temblar, pero nada más: el agujereado muro no da ninguna señal de movimiento. Siwon gruñe indignado y yo sacudo la cabeza. No sé qué había esperado… ¿Ver algo milagroso? ¿Que quizá Hyunjin pudiera hacer algo más? ¿Algo que ni siquiera pueden hacer los drakis térreos de mi manada? Qué ridiculez. Esto no es como mi sueño, donde a él le salen alas y se eleva por el cielo conmigo… Sin embargo, de repente se oye un crujido atronador. Una enorme nube de humo crece en el pasillo, cegandome momentáneamente. Durante un instante, creo que es una súbita emisión de gas desde los tubos del techo, pero luego me doy cuenta de que no solo hay humo por todas partes. Partículas y pedacitos de pared me cubren la piel de arriba abajo y me pican en los ojos. Me vuelvo hacia la pared y suelto un respingo al ver que no solo ha desaparecido…, sino que en su lugar hay un agujero de varios palmos de profundidad. Lo ha hecho Hyunjin. ¡Ha manipulado la tierra para crear una salida! Por supuesto, necesitará hacerlo varias veces más para que podamos escapar de verdad.
-¿Cómo sabías…? -empiezo a preguntarle, pero mi voz se apaga, maravillada. Además, ¿de qué sirve preguntar? Al fin y al cabo no puede entenderme… Los ojos de Hyunjin se encuentran con los míos, asombrados. Debe de leer en ellos la pregunta, porque se encoge de hombros.
-No lo sé -responde-. Solo sabía que podía hacerlo. Me ha invadido una sensación…, un impulso.
-Buen trabajo -le dice Jisung con tono de aprobación, metiéndose en el agujero desigual que Hyunjin acaba de crear-. ¿Puedes hacerlo un poco más? -añade, y señala hacia delante. Los demás la seguimos, entrando uno por uno en la fisura de la pared, pero entonces algo me obliga a detenerme. Vuelvo a sentir un hormigueo en la nuca. El vello se me eriza y vibra, así que me giro hacia el pasillo. Oigo cómo los demás instan a Hyunjin a repetirlo, a hacerlo de nuevo, a cavar un túnel que nos permita escapar de aquí. Pero no están todas las voces. Falta la de Siwon. Hyunjin obedece y otro estallido sacude el aire, propagándose por el suelo y por mis piernas. Una gigantesca ola de viento, tierra y partículas me golpea en la espalda y me tambaleo un momento antes de recuperar el equilibrio. Pero sigo con la vista clavada en el pasillo por el que hemos llegado, y veo a Siwon plantado en medio de la nube probablemente tóxica, mirando a su derecha, con la atención fija en algo. Tose y se tapa la boca. Necesita salir de aquí, pero está ahí por alguna razón.
-Siwon… ¿Qué ocurre? -le pregunto. Él niega con la cabeza.
-No lo sé. Algo… No llega a terminar la frase. Desaparece de pronto, arrancado de mi vista por un reguero de color gris. El draki que hemos dejado libre.
-¡Siwon! -grito, echando a correr tras él, sabiendo con qué voy a encontrarme y consciente de que, esta vez, no habrá ningún enkro para separarnos.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora