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Me desmanifiesto y vuelvo a vestirme. Salimos de la cueva deprisa y ordenadamente. Hyunjin ya camina, aunque despacio, y yo insisto en ayudarlo, colgándome su brazo al hombro, mientras avanzamos entre los árboles.
-Miram ha ido por aquí -indica Minho. Él abre la marcha, examinando el suelo y las pisadas recientes.
-Hacia el río -masculla Jisung sacudiendo la cabeza-. ¿En qué estaba pensando al abandonar al grupo? Ella sabe que es la que más peligro corre.
-No está bien desde que se enteró de lo del chip localizador -comento yo. Hyunjin respira afanosamente intentando mantener nuestro ritmo. El bosque está silencioso; el borboteo del agua envuelve la quietud. Los últimos rayos de sol se filtran a través de los árboles, incidiendo en el cabello de mi hermano y dándole un reflejo plateado. Conozco estas montañas, este bosque, y no recuerdo haberlo visto nunca tan silencioso. Algo no va bien. Por supuesto, mi mente deriva hacia los cazadores. Recuerdo todas las veces que me han perseguido. Nunca han sido sigilosos. Sus vehículos y helicópteros siempre anunciaban su presencia. En ocasiones, demasiado tarde, pero siempre los he oído antes de verlos. Por alguna razón, no creo que vaya a ser así de nuevo. Si tienen el artilugio que va a guiarlos directamente a Miram, entonces usarán el sigilo y la sorpresa para atacarla. El agua del río suena cada vez más cerca. Por primera vez, estos árboles no me proporcionan el consuelo habitual. En cada brizna de hierba, en cada rama susurrante, detrás de cada tronco, acecha una amenaza potencial. Miro a mi alrededor y clavo mis dedos en la mano de Hyunjin. Sólida, más grande que la mía, me da fuerza. Él me mira, y yo empiezo a contarle mis temores…, el mal presentimiento que noto en el estómago, pero entonces Minho levanta una mano y todos nos detenemos en la hilera de árboles que bordean la orilla del río. Me desprendo del brazo de Hyunjin. Debo de aparentar tanta preocupación como la que realmente tengo, porque me hace una señal con la cabeza mientras se recuesta contra un árbol.
-Adelante -me dice en voz queda-. Estaré bien. Del corte de la frente le mana sangre fresca. Estoy tan cerca que percibo su olor metálico, y de repente me siento más preocupado por él que por los cazadores. Su mirada parece aturdida, y su expresión, tensa, como si estuviera concentrado en estar bien, deseando estarlo, aunque no sea así.
-Hyunjin, ¿te encuentras bien?
-susurro, sacudiéndole delicadamente un hombro. Él parpadea despacio y asiente, clavando sus ojos en mí y enfocándolos; ahora parecen menos vidriosos.
-Estoy bien -responde. Creo lo que me dice y libero el aire de mis ardientes y contraídos pulmones. Le paso una mano por la mejilla, que ya pica, necesitada de un afeitado. La sola sensación de Hyunjin contra mi mano -tenerlo entero, vivo y conmigo-, la vibración de su alma bajo su piel, me levanta el ánimo. Minho aparta una rama y me hace una seña para que vaya a ver lo que él y Jisung están mirando. Yo vacilo, girándome dubitativo hacia Hyunjin: detesto separarme de él.
-Anda, ve -me insta. Asiento una vez y me acerco a averiguar por qué nos hemos detenido. Tras acuclillarme junto a Minho, sigo su mirada y descubro que su precaución es innecesaria. No se trata de cazadores, pese al hormigueo de advertencia que noto en la nuca. Miram está al otro lado del río con su tía Joy, a la que se aferra moviendo los labios.
-Solo es su tía -musito, sin dejar de mirar a nuestro alrededor. Observo las sombras instaladas entre los árboles, donde me preocupa que haya cazadores escondidos, vigilando, esperando el momento de atacar. Mis talones se hunden en la blanda tierra cuando me agacho más, con la intención de permanecer oculto. Al parecer, la seguridad siempre reside ahí…, en permanecer oculta. Joy asiente comprensiva mientras Miram habla, sin duda explicándole su problema. Transcurren unos momentos antes de que Joy estreche a su sobrina entre los brazos, pasándole una mano por el pelo suelto. Me emociono. Joy es tía de Miram, desde luego, pero nunca ha sido una mujer cálida y acogedora. Es bonito ver la prueba del amor que siente por su sobrina. Lo que define a Joy es su mirada penetrante y vigilante, muy similar a la de su hijo, Corbin. Su naturaleza de draki hipno siempre me ha incomodado. Cuesta imaginar que ella y mi madre fueran alguna vez amigas íntimas. Para mí es una lección de humildad ver su lado más dulce y amable, y me alegra el consuelo que le proporciona a Miram. Y entonces sucede. No tengo tiempo de moverme, y mucho menos de emitir algún sonido. No hay posibilidad de gritar una advertencia, ni de comprender…, ni de asimilarlo, hasta que es demasiado tarde. Solo podemos presenciar, boquiabiertos, cómo Joy saca un puñal del interior de una manga y lo clava en la espalda de Miram. Jisung ahoga un grito a mi lado cuando Joy retuerce el arma, la saca y la clava por segunda vez antes de empujar a Miram al río. Yo observo la escena con los ojos desorbitados y ardientes. Abro la boca en un grito silencioso. El corazón me estalla dentro del pecho y martillea dolorosamente en mi interior. Suena un crujido a mis espaldas. Giro en redondo y descubro que Corbin está ahí, con expresión horrorizada, mirando por encima de nuestras cabezas a su madre. Y a su prima. Es obvio que él no sabía nada de los planes de su madre, ni sospechaba que ella fuera capaz de algo así. En ese instante, mirando sus rasgos empalidecidos, vuelvo a ver al chico con el que crecí, que acaba de ser testigo de cómo su madre asesina a su prima. Voy a cogerle la mano, pero él la aparta de golpe, negando ferozmente con la cabeza como si no pudiera creer lo que está viendo.
-No… -dice con voz quebrada-. ¡No! Da media vuelta y se interna en el sotobosque, huyendo de algo a lo que no puede enfrentarse. Yo lo miro parpadeando atónito. Supongo que en parte esperaba que se encarara con Joy. Al fin y al cabo, ella es su madre. Corbin no puede tenerle miedo, ¿o sí? Me giro de nuevo y veo que la ondulada corriente arrastra el cuerpo de Miram como si no pesara nada. No puedo moverme, solo puedo mirar, conmocionado, cómo el cadáver pasa flotando ante nosotros. Tiene los ojos vacíos, mirando ciegos al cielo. Me agacho deprisa a un lado, presa de fuertes arcadas, y vomito en un arbusto cercano. Tiemblo entre sacudidas, y mis dedos entumecidos aferran las espinosas hojas de un verde plateado. Hyunjin da un paso adelante y se asoma al río para averiguar por sí mismo qué es lo que me ha revuelto las tripas. Me incorporo y me reúno de nuevo con los demás. Mis inestables piernas se estremecen mientras vemos cómo la asesina de Miram se arrodilla en la orilla con toda naturalidad para lavar el puñal en el agua. Tranquilo y sereno, el rostro de Joy no refleja nada, ninguna emoción, ningún remordimiento por el crimen que acaba de cometer. Y entonces lo sé, siento la verdad en los huesos… Estoy contemplando a la misma persona que traicionó a mi padre. No fue Severin, sino su hermana.
-¿Qué hacemos? -susurra Jisung. No recuerdo que ningún draki haya matado jamás a otro a sangre fría. Esto es incluso peor que tender una trampa a mi padre para que lo capturaran. Esto carece de toda decencia humana. Miram era sobrina de Joy. Quizá algo así sucedió hace mucho tiempo, en los días de la Gran Guerra, cuando éramos tribus primitivas y combativas… Quizá entonces nos aniquilábamos por capricho. Pero ahora no. Ya no. Somos más civilizados. Eso es lo que siempre nos han enseñado. Son los humanos los asesinos, los que cometen crímenes contra su propia especie. Nosotros no.
-Joy no puede quedar impune
-anuncio muy seria, y luego me giro hacia Hyunjin-. ¿Podrás encontrar el camino de vuelta al coche?
-¿Qué? -replica él, parpadeando para fijar su mirada en mí. No sé por qué, tal vez por alguna expresión de su cara, pero siento la necesidad de apartar la vista enseguida, así que me centro en mi hermano y Minho.
-La manada tiene que saber esto ahora mismo -declaro-. Joy no puede irse de rositas. Es un peligro. Noto la mirada de Hyunjin y me giro de nuevo hacia él. Me observa un momento antes de quedarse mirando los frondosos árboles como si los viera por primera vez.
-Nunca terminarás con nada de esto -murmura. Yo me humedezco los labios, repentinamente resecos, para explicarle que todo acaba de cambiar y que soy necesario aquí otra vez. Para explicarle que voy a ir derecho al pueblo para exigir un juicio, y que no puedo llevármelo conmigo. Él tiene que estar fuera de peligro mientras todo esto se arregla. No puedo estar continuamente preocupado por su seguridad.
-Hyunjin… Él levanta una mano para interrumpirme.
-Puedo encontrar el camino yo solo.
Y tras decir eso, echa a andar y se aleja de mí. Yo me abalanzo hacia él, pero se zafa sin reducir el ritmo siquiera.
-Me reuniré cont… -empiezo. Entonces Hyunjin gira sobre sus talones. Sus ojos avellana lanzan chispas.
-Tendría que esperar eternamente
-me espeta-, porque tú no vendrás nunca. Esas palabras me golpean como una bofetada y Hyunjin reanuda la marcha entre los árboles, abandonándome. Se me contrae el pecho cuando su espalda desaparece de mi vista. De mi vida.
-Jeongin, nosotros podemos encargarnos de esto -me asegura Jisung, detrás de mí-. Ve con Hyunjin.
-Yo miro a mi hermano…, y por encima de su hombro veo cómo la pequeña figura de Joy desaparece entre las ramas-. Vete, Jeongin
-insiste. La desesperación se agita en mi pecho. Es hora de terminar con esto de verme entre dos mundos, con esta sensación de estar siempre dividido en dos, arrastrada en dos direcciones. Mi hermano tiene razón. El puede ocuparse de este asunto. Puedo separarme de la manada.
-Volveré… o me pondré en contacto
-digo por fin, mirando ansioso el lugar por el que ha desaparecido Hyunjin. Como mínimo, Jisung y yo tenemos que comunicarnos por mamá. En realidad no sé si volveré alguna vez. Solo sé que voy a marcharme con Hyunjin. Con la decisión tomada, salgo tras él. Abriéndome paso a través de la vegetación, corro entre los árboles, seguro de que él no está muy lejos. Sobre todo con su reciente herida. De hecho, examino el suelo que hay más adelante, esperando que no se haya desvanecido por el golpe en la cabeza. Jamás debería haber permitido que se fuera sin mí. De nuevo, es la quietud lo que me pone alerta. No oigo a Hyunjin delante de mí, por mucho que aguzo el oído. Me detengo y escucho con más atención, con los nervios a flor de piel.
-Hyunjin -le llamo con un susurro sonoro, repentinamente consciente de que no debo gritar su nombre. También levanto la vista, pues no me olvido de Corbin, aunque lo más probable es que atraparme sea lo último en lo que esté pensando ahora. No hay nada en el cielo. Yo continúo avanzando, solo que más despacio esta vez, preguntándome dónde se habrá metido Hyunjin. Al paso que voy, ya debería haberlo alcanzado. Prosigo sacudiendo la cabeza; sé la dirección que ha tomado y estoy decidido a encontrarlo. Un pájaro trina en el silencioso bosque y me detengo, con la piel tensa de repente. Conozco este bosque, las criaturas y los sonidos que lo forman. Y ese trino era cualquier cosa menos natural. No encaja en el mundo animado que me rodea. Hyunjin es un rastreador avezado, así que probablemente también haya reparado en el peligro. Doy media vuelta con la intención de regresar junto a Jisung y Minho, pues debo advertirles de que no estamos solos. Y tengo la esperanza de que Hyunjin haya cambiado de opinión y regrese también al darse cuenta de que en el bosque hay alguien más aparte de nosotros. Nuestras oportunidades de sobrevivir serán mayores si estamos juntos. Echo a correr, trazando una senda entre densos troncos, con las manos extendidas para rozar la áspera corteza mientras avanzo. Es un recordatorio de que estoy vivo. Me agarro a un árbol para rodearlo… y choco directamente contra algo duro. Al perder el equilibrio, alargo ambas manos para sujetarme y me encuentro con un muro implacable. Doblo los dedos y palpo cálida carne masculina. Levanto la vista y descubro un rostro familiar. «Jackson», digo, moviendo los labios, pues me he quedado sin voz. El pulso se me para y luego se me acelera de golpe, tamborileando contra mi piel. Retrocedo un paso, pero Jackson me agarra por las muñecas. Miro a derecha e izquierda, buscando desesperado a Hyunjin, como si fuera a aparecer milagrosamente para salvarme de su primo. Aunque lo deseo, sé que eso no va a suceder. Me trago el miedo. Debe de haber otros cazadores cerca. Aunque Jackson ha salido a cazar solo en otras ocasiones, estoy seguro de que hoy no es así. Puedo notarlos. Sé que están aquí…, al igual que sé por qué están aquí. Están siguiendo el rastro de Miram. Miram, que ahora está muerta, flotando río abajo. Se me contrae el corazón al pensar en que la pueden encontrar. Solo será una chica, no el dragón que ellos esperaban. ¿Qué pensarán? Joy ha matado a Miram porque suponía un peligro para la manada, pero, desde luego, no se le ha ocurrido considerar que los cazadores pueden hallar el cadáver de una humana y, en su interior, un chip localizador que habían implantado en un draki. Me fijo en el aspecto de Jackson. Va vestido de camuflaje de arriba abajo, con un rifle de dardos tranquilizantes colgado del hombro. No lleva en la mano el aparato rastreador, pero sé que lo tendrá otro…, alguno de los cazadores de su grupo.
-¿Jeongin? -inquiere, con desconcierto e incredulidad en la voz-. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está Hyunjin? -La pregunta del millón. Me aprieta las muñecas con más fuerza, y yo hago una mueca-. ¿Dónde está mi primo?
-No…, no lo sé. Lo he perdido.
-Eso, por lo menos, es verdad-. Está por aquí -añado, y eso espero. Jackson me observa con atención; sus ojos oscuros son perspicaces y recelosos.
-Ven conmigo -dice al cabo. Con sus manos agarrándome las muñecas, no me quedan muchas opciones. No, si quiero parecer un desventurado chico humano que, sencillamente, se ha perdido en el bosque. Y eso es lo único que puedo ser. Lo único que puedo permitir que Jackson vea. Él gira un pequeño micrófono hacia sus labios.
-Eh, aquí tenemos un contratiempo. Voy para allá. No se habían separado demasiado unos de otros. En apenas unos segundos nos reunimos con una docena de cazadores, todos ataviados con un equipo similar. Reconozco a Chanyeol y a unos pocos más. Ellos se quedan mirándome con el mismo pasmo.
-¿Qué está haciendo esta aquí?
-pregunta Chanyeol.
-¿Ese no es el chico de el que estaba colgado Hyunjin? -interviene otro, apuntándome con su rifle de dardos tranquilizantes. Jackson aparta el arma con un gruñido irritado.
-Vigila dónde apuntas, idiota. Por lo visto, sigue siendo su novio.
-Me mira desdeñosamente-. Apuesto a que el es la razón por la que Hyunjin se escapó -apunta, y sacude la cabeza como si esa idea le pareciera de lo más ridícula. Para ellos, yo no soy nada. Nada más que un chico bobo, demasiado entrometido para su propio bien. Mientras sigan creyendo eso, estoy a salvo. Tengo que echarlos de esta montaña antes de que descubran la verdad.
-¿Qué hacemos con el? -pregunta Chanyeol, que luego se inclina hacia Jackson, hablando en un tono que él debe de considerar discreto-. Estamos aquí para…
-Ya sé para qué estamos aquí.
-Los ojos negros de Jackson se clavan en mí-. Y me imagino que Jeongin también lo sabe. Yo llevo aire a mis constreñidos pulmones. ¿Jackson sabe que lo sé? No es posible que recuerde lo que soy. Que soy lo que él caza. Mis músculos se tensan, preparándose. Si se trata de eso, tendré que salir pitando para darles esquinazo. No puedo revelarme como draki delante de ellos. Jisung no está aquí para borrarles la memoria. Jackson ladea la cabeza, atravesándome con su mirada. Y me siento así: como un insecto clavado en un alfiler para exponerlo o realizar con él algún experimento.
-Hyunjin te ha hablado de nosotros, ¿verdad? -me sondea. Yo pestañeo y retrocedo mínimamente. Al darme cuenta de que admitir eso no revela mi secreto, asiento.
-Hum…, ajá. Jackson suelta un gruñido, como si ya lo supiera, y mira a los demás.
-Justo lo que yo pensaba. ¡Hyunjin se lo ha contado! -exclama-. Este tío lo tiene atontado. Chanyeol se acerca a mí y veo que su rostro es más rubicundo de lo que recordaba. Su fornido cuerpo desprende sudor como si fuera vapor. Yo aparto la cara del intenso olor.
-¿Y qué estás haciendo ahora aquí?
-me pregunta, sin noción de lo que significa el espacio personal. Yo pienso a toda prisa y contesto:
-Quería verlo por mí mismo. Le dije a Hyunjin que quería ver…, verlos. Casi se me escapa. Casi digo «drakis», un término que no usan los cazadores. Para ellos, somos simplemente dragones. Ahora todos parecen enfadados, furiosos y peligrosos. Creo que si pudieran ponerle las manos encima a Hyunjin… Mi mente se espanta ante esa idea. En realidad, Hyunjin está mucho más seguro con ellos que con mi manada. «Y, sin embargo, tú lo has traído hasta aquí, a este expuesto lugar, prácticamente a los pies de la manada», me digo.
-Ya verás cuando se entere su padre
-se regodea Chanyeol-. Entonces no perdonará a Hyunjin.
-No le importará -replica Jackson, curvando el labio superior sobre los dientes-. Tiene demasiadas ganas de que Hyunjin vuelva. Gracias a su particular talento, su padre también le pasará eso por alto. Se refiere a la increíble habilidad de Hyunjin para seguir el rastro de mi especie, desde luego, pero no tienen ni idea de lo profunda que es esa habilidad. Me estremezco al pensar en sus poderes. Si sus parientes lo descubrieran, Hyunjin nunca se libraría de ellos.
-Bueno, no podemos tener a esta chico rondando por aquí y completar nuestra misión -dice uno de los cazadores mayores. Debe de tener veintitantos años. Apenas me mira, demasiado concentrado en el aparato que lleva en las manos…, una caja rastreadora, justo igual que la que tenían los otros cazadores. Tal y como yo pensaba, están aquí por Miram. El tipo agita la caja negra y traza con ella un ancho arco a su alrededor.
-Se mueve deprisa. Por ahí -anuncia, señalando hacia la derecha-. Tenemos que irnos ya. Está apuntando hacia el río, hacia donde el cuerpo de Miram se aleja con la corriente, pero no lo bastante rápido. Con el rastreador, siempre tendrán información sobre ella. La encontrarán. «Y averiguarán la verdad», pienso.
-Sé cómo llegar al coche -les digo entonces, y me estremezco por dentro al oír lo ansiosa y chillona que suena mi voz-. Probablemente Hyunjin haya ido para allá -añado, encogiéndome de hombros de modo forzado, y me dispongo a marcharme-. Le diré que estáis buscándolo.
-Creo que no, pelirrojo -repone Jackson, agarrándome de una mano-. Puedes venir con nosotros. Ya aparecerá Hyunjin.
-Me mira de arriba abajo con una especie de sonrisita de suficiencia-. Contigo, siempre es así. Y cuando aparezca, lo pondremos a trabajar en lo que mejor se le da: cazar dragones.
-Mueve la cabeza hacia el rastreador que sostiene el cazador mayor y añade-: Y entonces se cumplirá tu deseo, muñeco. Lo último que puedo decir es que están persiguiendo a un fantasma, así que no digo nada mientras él tira de mí. 

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora