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Al principio resulta imperceptible. Solo es un ligero aumento de la velocidad, un gruñido algo más intenso del motor. Luego viramos bruscamente y todos rodamos a un lado de la furgoneta, mientras la comida vuela por los aires. Me golpeo la cabeza contra el duro suelo. Jisung aterriza sobre Minho, que lo sujeta con sus musculosos y sólidos brazos. Frunzo el entrecejo al ver la escena, pero no hay mucho que yo pueda hacer desde mi posición, despatarrado contra el frío suelo de metal. Otro sonido crece en el aire por encima del rugido de la furgoneta: el del viento y el de las bocinas de otros conductores mientras Hyunjin zigzaguea entre el tráfico.
-¿Qué está pasando? -chilla Jisung-. ¿Por qué Hyunjin está conduciendo como un loco? Solo hay una razón. En mi interior, el fuego brota y me sube por la garganta. Noto carbón en la boca. Siwon anuncia lo que yo ya sé en mis entrañas.
-Alguien nos persigue.
El escaso color del rostro de Jisung desaparece ante esta revelación. Reflejos de perla destellan bajo su piel.
-¿Enkros? -inquiere. Las pupilas de Jisung se estremecen al reducirse a líneas verticales y niega con la cabeza. -No lo…
-Los enkros no se dedican a cazar
-digo yo con los labios entumecidos. Mis ojos se clavan en los de Siwon. Percibo su tensión, su disposición, pero no miedo. No como el que sentí cuando los enkros lo hicieron prisionero. Finalmente, Siwon mueve los labios para pronunciar la palabra que da vueltas en mi cabeza:
-Cazadores. Jisung suelta un suspiro entrecortado. Minho le toca el brazo, en una sorprendente muestra de… No estoy seguro de qué. ¿Apoyo? ¿Consuelo? No lo sé. Aún me cuesta conciliar a Minho con el draki que intentó matarme. Mi inclinación natural es que no me caiga bien. Me pica el fondo de la garganta con el deseo de lanzarle un chorro de vapor. Y, sin embargo, debo admitir que es amable con Jisung.
Hyunjin da un volantazo y volvemos a rodar por el suelo. Mi hombro choca contra la pared, y suelto un grito. Luego nos detenemos de golpe, tras frenar en seco. Me incorporo con brazos temblorosos. El olor a neumático quemado me llena las fosas nasales.
-¡Jeongin! -Siwon me rodea con un brazo y me ayuda a sentarme-. ¿Te encuentras bien? Yo asiento con la cabeza, todavía tembloroso y algo mareado.
-¿De-deberíamos salir? -tartamudeo, preguntándome qué estará sucediendo fuera del vehículo. Más que oírlo, noto el portazo de la puerta de Hyunjin, que estremece toda la furgoneta. Las puertas traseras se abren de repente con un torrente de luz y Hyunjin nos mira con nerviosismo. Miram, con la cara pálida por el pánico que todos sentimos, aparece de inmediato junto a él.
-Los he despistado -anuncia Hyunjin-. Pero nos pisan los talones.
-¿Son cazadores? Él asiente con la cabeza.
-Sí. Hay polvo flotando en el aire por la salvaje carrera de la furgoneta. Hyunjin mira por encima del hombro: primero observa la pequeña carretera rural junto a la cual nos hemos detenido, y luego examina la extensión de altos árboles que hay entre nosotros y la estrecha carretera.
-Pronto nos alcanzarán. Marchaos, corred.
-Moviendo la cabeza, señala hacia los árboles-. Si os encuentran, comportaos como si estuvierais haciendo autoestop. No sospecharán nada si se tropiezan con un grupo de jóvenes. Es vuestra única oportunidad. Podemos reunirnos en el restaurante donde dejamos mi coche. No está demasiado lejos. ¿Recordáis el lugar? Siwon asiente y luego Will mira a Minho casi disculpándose.
-No tienes mucha suerte, colega. Es una lástima que no puedas cambiar. Será mejor que te alejes volando, te escondas o hagas lo que puedas. Mantente fuera de la vista. Minho sacude una vez la cabeza, comprendiendo la situación. Resulta obvio que está acostumbrado a valerse por sí mismo. Yo casi me siento aliviado. Si perdemos a Minho, dejaré de preocuparme por la manada. Hyunjin se pone en cuclillas y aprieta los dedos contra el suelo; su expresión es de una intensa concentración mientras siente a los que se acercan. El corazón me martillea como un loco contra el pecho al comprender de inmediato qué es lo que está haciendo Hyunjin; me maravilla que tenga la capacidad de conectar con la tierra a semejante nivel. Como cualquier draki térreo. Tal vez más. Es como si pudiera oír el susurro de la tierra.
-¿Y qué hay de ti? -le pregunto. El temor se abre paso en mi interior ante la idea de separarme otra vez de Hyunjin. Otra vez no. Él se cuadra y sus ojos se suavizan al mirarme, recordándome al musgo que crece en las rocas cubiertas de agua de los ríos. -Ellos no me harán daño… Me abalanzo hacia él y la agarro ambas manos.
-¡No! No pienso dejarte.
-No van tras de mí, Jeongin -replica, y la determinación de sus ojos me atraviesa. No va a cambiar de opinión. -¿Cómo nos han localizado? -masculla Siwon, mirando a Hyunjin como si este pudiera saberlo. Los ojos de Hyunjin pasan de mí a Siwon.
-No lo sé. Los enkros deben de haberlos alertado de la huida.
-Agita una mano y añade-: Es probable que ahora mismo tengan cazadores cubriendo un amplio radio desde el cuartel general. No se tratará tan solo de mi familia, sino también de otros.
-¿Qué es esto? -Minho mira a Hyunjin con recelo-. ¿Su familia se dedica a cazarnos?
-Su familia. No él -le explico. Minho no parece completamente tranquilizado.
-Sé cómo te sientes -le dice Siwon-. A mí me costó bastante aceptar que hay una diferencia entre él y ellos. Yo respiro aliviado. Es la primera vez que Siwon admite que Hyunjin es distinto. Hyunjin me mira fijamente; sus ojos avellana reflejan tanta determinación que casi me convence de que todo irá bien después de que me interne en esos árboles.
-Si se cruzan en vuestro camino, actuad como si no tuvierais nada que ocultar -nos dice-. Si puedo, me reuniré con vosotros en el restaurante. «Si puedo…». Sus palabras se repiten en mi cabeza mientras considero los distintos panoramas que lo alejarían de mí. Y ninguno es bueno.
-Sí, seguro que podrás -gruñe Miram. Su voz es un sonido inesperado; ha hablado muy poco desde que salimos del cuartel general-. Tú y tu familia.
-Miram… -dice Siwon quedamente.
-¿Es que Hyunjin no ha hecho lo suficiente para demostrar su lealtad? -le pregunto yo, cerrando los puños-. ¿Qué más necesitas?
-¿Cuándo vas a comprender que siempre será uno de ellos? -estalla Miram, y sus ojos centellean con más vida de la que he visto jamás-. Si tu corta estancia con los enkros no te ha enseñado la diferencia entre nosotros y ellos…
-Entonces nada lo hará -termino por ella con voz dura-. Y así es. Nada lo hará jamás. Ella se queda mirándome como si no pudiera entenderme. Y me imagino que no puede…
-Jeongin…, vosotros dos nunca seréis compatibles -insiste Miram, agitando las manos en el aire.
-Ya basta. Los dos -nos espeta entonces Siwon-. Los cazadores nos siguen la pista con la intención de despellejarnos vivos… o de entregarnos de nuevo a esos cerdos que querían diseccionarme
-continúa, señalando a su espalda. Yo miro desesperado a Hyunjin, sintiendo una emoción abrasadora que me pesa en el pecho. Empiezo a negar con la cabeza, decidido a quedarme con él, cuando Siwon pronuncia mi nombre a modo de orden rápida y tajante.
-Jeongin. -Sus ojos me atraviesan-. Tú vienes con nosotros. Yo me sulfuro ante su tono. Y luego noto su furia. Se derrama en mi interior, tan espesa como alquitrán. Enterrado en medio de la rabia, noto algo más mientras él me fulmina con la mirada. Algo igual de vehemente, igual de intenso. Miedo. Por mí. De modo que me apaciguo. Siwon ha pasado por muchas cosas por mi culpa.
-Jeongin…, tienes que irte -afirma Hyunjin, y yo combato el pánico por abandonarlo. Otra vez… Con ojos ardientes, asiento, buscando a mi hermana con la mirada mientras mi mente trabaja, intentando hallar un modo de permanecer con Hyunjin sin disgustar a todo el mundo. No puedo volver a separarme de él. Apretando las mandíbulas con gesto terco, Jisung me observa en espera de mi próximo movimiento. Verlo es como un puñetazo. El no se marchará sin mí. Me envuelve un gran pesar, me punza la piel con agujas de calor. No puedo poner en peligro a mi hermano. Ya he perdido a mi madre y no puedo perder también a Jisung. Tengo que sacarlo de esta carretera, y luego volveré a por Hyunjin.
-Te encontraré -declaro, girándome hacia él, con un tono que no deja lugar a dudas.
-Te estaré esperando -me contesta asintiendo, y luego mira nervioso hacia la carretera. Y es entonces cuando lo oigo: el zumbido de motores que se acercan. ¿Cómo nos han localizado?-. ¡Marchaos!
-Hyunjin pasa la vista por todos nosotros hasta detenerse en mí, instándome a moverme-. ¡Márchate! ¡Ya! Los demás dan media vuelta y salen disparados, internándose entre los árboles como una manada de elefantes, en sus prisas por huir. Yo me estremezco. Hyunjin recupera de nuevo mi atención hundiendo los dedos en mi pelo y atrayéndome para darme un beso rápido e intenso. Yo me deleito en la sensación de su boca sobre la mía, la curva de sus manos sobre mi cabeza… Luego se separa para tomar aire y susurra contra mis labios:
-Sé prudente. Ten cuidado ahí fuera. -Abro la boca para recomendarle lo mismo, pero el lejano sonido de motores me sobresalta, y miro hacia el camino de tierra entornando los ojos. Todavía no veo nada, excepto una nube marrón. Sin mirarme, Hyunjin me empuja hacia los árboles y añade-: Márchate. ¡Ya vienen! Yo corro hacia la vegetación, con el corazón a punto de explotarme en el pecho. Mi piel centellea de calor. Reflejos de rojo dorado colorean mi piel humana en destellos ardientes. Poco después me sumerjo en la protección de los árboles, que me engullen de inmediato. Me paro justo en el interior de la oscura y espesa masa de arbustos y hierba, tan silvestre que me llega hasta la cintura. Me detengo a escuchar los sonidos que me rodean. No veo a los demás, y eso es algo bueno siempre y cuando estén a salvo. Siempre y cuando Jisung esté a salvo. Tienen que estarlo. Justo cuando empiezo a pensar que me hallo solo, que me han dejado atrás, oigo el susurro de Siwon:
-Jeongin…, ¿qué haces? ¡Vámonos! Lo vislumbro en medio de los árboles, con expresión tensa y nerviosa, con una piel que fluctúa entre la humana y la piel draki, de color negro carbón. Tras él se encuentra Miram; su pequeño rostro es una anodina mancha beis de terror. Sacudo la cabeza y vuelvo a mirar hacia la carretera. No puedo moverme. Tengo que verlo, tengo que saberlo. Me da igual lo que Hyunjin me haya dicho que haga. Si se trata de decidir, decido que no voy a abandonarlo. Trago saliva contra el caliente espesor de mi garganta. Nunca más.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora