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Durante un minuto, da la impresión de que todo se detiene. Alguien ha pulsado el botón de pausa de todo el mundo excepto el mío. Ladeando la cabeza, miro a mi alrededor, a las figuras inmóviles, las expresiones congeladas, los cuerpos paralizados en medio de un movimiento. Lo miro y lo absorbo todo con una escalofriante sensación de calma. Y luego todos empezamos a movernos de nuevo, pero como criaturas submarinas, luchando contra el fluido que nos envuelve, tratando desesperadamente de ganar impulso. Los chillidos, Hyunjin gritando mi nombre…, todo me llega como si estuviera muy lejos. Mientras Chanyeol reduce el espacio que nos separa, veo que su tieso pelo rojo sobresale intensamente. Es casi como una antorcha que corriese hacia mí. No se me escapa la ironía de la imagen. Suelto aire, extendiendo mis ardientes pulmones. Ya no hay nada que ocultar…, carece de sentido. He tomado la decisión de hacerlo de nuevo, de revelar lo que soy. Toda la atención de Chanyeol está fija en Corbin, la bestia enemiga. Chanyeol casi ha llegado hasta mí. Yo simplemente me dejo ir. Las alas me brotan de la espalda, desgarrando mi camiseta y crujiendo en el aire. Mis alas quedan libres y se despliegan. Como pájaros cautivos, los lienzos de membrana baten el aire, impacientes por probar el cielo. El calor estalla en mi pecho, surgiendo de entre mis labios en una gran bola de fuego de color rojo azulado. Chanyeol retrocede a toda prisa ante la llamarada que yo tengo la precaución de lanzar delante de él, no a él, y que apenas lo chamusca. Lenguas de fuego le suben por el brazo derecho y Chanyeol las combate con feroces palmadas, aullando. Uno de sus compañeros salta sobre él para derribarlo y para que ruede por el suelo. Solo hace falta un momento para que los otros cazadores carguen contra mí. Ahora me ven. Con el rostro crispado y enrojecido de furia, me apuntan con sus armas. De entre los labios y por la nariz me sale un humo que asciende en volutas por el aire. Señalo con la cabeza a Chanyeol, flanqueado por otros cazadores, indicándoles en silencio que me lo traigan. Estoy preparado. Pero de repente Hyunjin está ahí…, donde no debería estar, plantado directamente delante de mí. Sin embargo, eso no los detiene, no impide que intenten llegar a mí.
-¡Hyunjin! -aúllo, aunque mi voz ha desaparecido bajo la lengua draki y suena como un grito profundo e inhumano. Todo el mundo se encoge. Y luego mi aullido queda olvidado. Yo quedo olvidado. Con un rugido como el de un tren, un remolino de tierra nos engulle, cegándonos a todos. No puedo ver nada. Solo oigo un bramido ensordecedor mientras un enorme muro de tierra emerge delante de los cazadores. Hyunjin. Él está haciendo esto. El torbellino gira a mi alrededor; piedras y palos me golpean por todas partes, arañándome la piel. Dispuesto a que no se desperdicie el esfuerzo de Hyunjin, me agacho a buscar a Corbin. Lo agarro por las axilas y lo arrastro al abrigo de los árboles, tosiendo contra el polvo y no muy seguro de durante cuánto tiempo podrá mantener Hyunjin esta situación. Tiro de Corbin hasta que me arden los músculos por efecto de la tensión, hasta que me tiemblan los brazos, y luego sigo adelante, deteniéndome solo cuando el sonido de la acción de Hyunjin se convierte en un gruñido distante.
-¡Siwon! -grito, con la esperanza de que pueda oírme. Tras soltar a Corbin, me acuclillo a su lado para inspeccionar la herida de la flecha. Sus ojos, vidriosos por el dolor, se clavan en mí.
-No te la saques -le ordeno-. Espera hasta que estemos en el pueblo.
-Jeongin -dice él con voz ahogada-, yo lo…, lo lamento…
-No digas nada -replico, sacudiendo la cabeza y tapándole los labios con los dedos-. Te pondrás bien. No empieces a pedir perdón como si estuvieras muriéndote. Además, probablemente no lo hayas dicho en serio. Los dos sabemos que eres un memo.
-Corbin empieza a reírse, pero acaba con un violento ataque de tos. Yo suelto un gruñido y luego añado-: Enseguida vuelvo.
-Aquí estaré -contesta él. Hago una mueca. Por supuesto que sí… A continuación regreso al río por Hyunjin, por Siwon. La tierra lo inunda todo en un denso torbellino. Como en una tormenta de arena, apenas puedo ver nada. Mis ojos drakis intentan adaptarse, examinando el entorno, observando la masa terrosa que me rodea. Solo necesito encontrar a Siwon, llegar hasta Hyunjin y sacarlo de aquí, y localizar a Jisung para que borre la memoria de los cazadores. Entonces todos estaremos bien. Seremos libres. Me aferro a esa esperanza, a esa creencia, mientras me interno en el maremágnum trastabillando. Vislumbro una figura alta y esbelta en medio del remolino marrón.
-¡Hyunjin! -grito, esperando que pueda oírme por encima del rugido del viento, incluso en mi irreconocible lengua draki. A estas alturas, Hyunjin ya debería conocer mi voz, use la lengua que use. El viento varía, se reaviva, se torna más violento. ¿Es que Hyunjin no sabe que puede aflojar un poco? Lucho contra esa barrera para alcanzarlo y las partículas me pinchan la piel como alfileres. Poniéndome una mano delante de la cara, en un pobre intento de protegerme los ojos, levanto la vista, bizqueando contra el asalto arenoso. Durante un momento me parece ver sombras ondulantes, oscuras formas girando a través de la tierra voladora -como siluetas sombrías que se moviesen en aguas pantanosas-, pero con lo opaco que es el aire, resulta imposible decir con certeza qué es real. Avanzo hacia Hyunjin, apretando los dientes mientras batallo con el potente viento a cada paso que doy, con las alas plegadas para que no me frenen ni me impulsen hacia atrás. Ya estoy casi junto a él, mis ojos devoran su imagen…, y de pronto Hyunjin se derrumba, cae al suelo de espaldas, derribado por un draki que, evidentemente, ignora que Hyunjin estaba ayudando. El tornado de tierra cesa al instante, en cuanto se corta la concentración de Hyunjin. Este se lleva las manos a la cara, y yo vislumbro sangre corriéndole entre los dedos donde le ha alcanzado el draki. Parpadeo y lo registro todo con una sola mirada. Reina el caos: media docena de drakis chillan por el cielo, lanzándose sobre los cazadores. Son todos ónix, los soldados de nuestra manada…, y están haciendo aquello para lo que se han entrenado durante toda su vida. Siwon se halla entre ellos, persiguiendo a un cazador hasta el río; sus grandes alas correosas están extendidas al máximo y planea con fluidez. Lanzando una desesperada mirada a Hyunjin, llamo a Siwon a gritos, pero él no mira atrás. Está lleno de fría resolución, impaciente por vengarse. Lo percibo. Sus emociones me envuelven con avidez. Si Hyunjin y yo queremos salir de esta, tendremos que hacerlo por nuestra cuenta. Varios drakis vuelan en círculos en lo alto, como aves carroñeras en el cielo despejado, llamándose unos a otros con gritos guturales. Hyunjin yace expuesto, es un blanco fácil. Corro hacia él, notando en la boca el desagradable sabor del miedo. Reparo en Severin, que sobrevuela la escena desde las alturas. Sus alas son grandes, con algunas muescas y con las puntas desiguales e irregulares. Sus ojos se clavan en Hyunjin y suelta un grito agudo. Yo me abalanzo sobre él, decidido a protegerlo. Y es entonces cuando aparecen Jisung y Minho hombro con hombro desde los árboles. Completamente manifestados, resultan poderosos y magníficos, una pareja intimidante.
-¡Jisung! -grito mientras ayudo a Hyunjin a ponerse en pie, haciendo una mueca al ver el tajo ensangrentado de su cara-. ¡Bórrales la memoria a todos, Jisung! Es la única manera de acabar con esto… antes de que muera hasta el último cazador. Puede que en otro momento no me hubiera importado, pero ahora…, con los cuerpo inertes de Miram y Jackson a solo unos metros de distancia…, solo quiero terminar con esto antes de que se derrame más sangre. Estoy asqueado. Y estos hombres son parientes y amigos de Hyunjin… No quiero su muerte sobre la conciencia de Hyunjin, y sé que para él sería un cargo de conciencia. Y también para mí. Jisung asiente con determinación y echa a andar. En medio de los tiros, los gritos y los drakis aulladores, el abre los brazos y la niebla empieza a fluir. Parado cerca de Hyunjin, contemplo maravillado el don de mi hermano. El posee un talento que puede salvar vidas. Como ocultador, es la esperanza y la salvación. Sin embargo, la niebla no tiene la oportunidad de crecer y elevarse. Una de las muchas balas que silban por el aire encuentra su objetivo. Yo grito mientras Jisung se tambalea por el impacto, llevándose una mano a la cabeza, donde brota la sangre. Luego baja la mano y se queda mirándola sin comprender. Mi sufrimiento es atroz… Lo más cerca que he estado de esto fue cuando perdí a mi padre. Minho sujeta a Jisung. La cabeza de mi hermano se balancea y luego se derrumba contra el hombro de Minho. Él lo deposita en el suelo, llamándolo a gritos. La angustia de su expresión es un reflejo de lo que yo siento en mi interior. Casi de inmediato, la niebla protectora comienza a evaporarse y volvemos a quedar expuestos, atrapados en una zona de guerra sin trincheras.
-¡Jisung! -chillo, y me dirijo a el, rodeando todavía con un brazo la cintura de Hyunjin, reacio a dejarlo. Es un trayecto lento, y creo que jamás llegaré a mi hermano cuando mi espalda estalla de dolor, impulsándome hacia delante. Aterrizo de bruces, incapaz de moverme, demasiado desconcertado, demasiado herido. Mi visión se vuelve confusa, borrosa por las lágrimas. Intento hablar, gritar. El dolor se propaga por todo mi cuerpo. Aun así, el dolor físico no es nada comparado con la desdicha de mi corazón. Jisung. ¡Jisung! El rostro de Hyunjin está ahí, llenando mi espacio visual. Su boca forma mi nombre. Me toca la cara, pero, extrañamente, todo es silencio a mi alrededor, como si alguien me hubiera tapado los oídos con algodón. Noto cómo se separan mis labios, hablan, dicen algo. No estoy seguro de qué…, pues no puedo oír ni mi propia voz. Y porque hay un millón de pensamientos rebotando en mi interior. Creo que pronuncio el nombre de Hyunjin. Y el de Jisung. Y el de mi madre.
«Ayuda, ayuda, ayuda…».
Y luego, cuando la oscuridad me envuelve, todo se desvanece.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora