🔅21🔅

109 23 6
                                    

El grupo me empuja hacia delante. Los pitidos del aparato rastreador nos conducen más cerca del río, de modo que no hay posibilidad de que el trasto no funcione. Yo aguzo la vista para captar las lucecitas rojas intermitentes, intentando descubrir lo cerca que estamos de Miram. Los pitidos se vuelven más intensos al aproximarnos a la corriente de agua; van al mismo ritmo que mi pulso desbocado. Nos detenemos en la orilla y entonces Chanyeol anuncia innecesariamente:
-No veo nada.
Jackson le arrebata el rastreador al cazador que lo sujetaba y le propina unos golpes, como si eso fuera a servir de algo.
-Esta cosa dice que estamos justo encima del bicho -gruñe. «El bicho», nuevamente. En la garganta me arden cenizas y carbón. Eso es lo único que soy. Lo que siempre seremos para ellos. Son cazadores, ¿cómo iban a ver algo más? «Hyunjin sí puede ver algo más -recuerdo-. Sí lo veía». Miro a mi alrededor buscando desesperadamente, como si fuera a divisarlo de pronto. Espero que, como ha comentado Jackson, Hyunjin nos encuentre. Me encuentre a mí. Examino el entorno, aunque no diviso a Hyunjin. Sin embargo, algo capta mi atención. Río abajo, a la izquierda, hay un dique de troncos y hojas en mitad de la corriente. Cuesta distinguirlo en medio de los distintos tonos de marrón, pero el cadáver de Miram está atrapado ahí, enganchado en la maraña de ramas y madera putrefacta. Contengo la respiración, con la esperanza de que el agua consiga soltarla y arrastrarla río abajo antes de que la descubran.
-¡Ahí! ¿Qué es eso?
Se me cae el alma a los pies. Cierro un momento los ojos, abatido al oír esa exclamación. Los cazadores que me rodean empiezan a debatir, a especular sobre lo que está atrapado en el dique. Se acercan al borde del agua. Uno de ellos avanza precavidamente sobre el inestable dique, con los brazos extendidos a los lados para mantener el equilibrio. «Que se rompa el dique -pienso-. Que se rompa». El cazador se agacha y empuja a Miram con su arma.
-¡Es una chica! -anuncia-. No se mueve. Está muerta. Jackson agita un brazo y ordena:
-Tráela aquí. Mientras el cazador arrastra el cadáver, yo empiezo a retroceder despacio paso a paso. Esta podría ser mi mejor oportunidad de escapar. Y de buscar a Jisung para que borre la memoria de todos estos tipos. El cazador deja en la orilla el cuerpo desmadejado de Miram. Tiene la cara cerúlea, y la conmoción aún se refleja en sus ojos ciegos. Los hombres se apiñan a su alrededor.
-¿Qué le habrá pasado a esta chica?
-Malditos dragones… Seguro que ellos le han hecho esto. Ahora el rastreador suena más fuerte, los pitidos se aceleran ante la cercanía de Miram. Jackson frunce el entrecejo, y una expresión concentrada se instala en sus duros rasgos. Sintiendo cada vez más pánico, yo observo cómo Jackson pasea la vista entre el aparato y Miram. No tardará mucho en atar cabos. Me alejo un paso más y luego otro, preparándome para salir disparada, cuando noto que hay alguien detrás de mí. Miro por encima del hombro y me detengo un segundo antes de chocar contra un torso descomunal.
-¿Ibas a alguna parte? -me pregunta Chanyeol mirándome de forma repugnante. No me había dado cuenta de que no estaba con los demás.
-No, pero es que no quiero ver un cadáver -le digo-. Eso no está precisamente en mi lista de cosas pendientes. Él suelta un resoplido y replica:
-Qué lástima. Estás aquí…, tal como querías, ¿no es cierto? Cierto. Eso es lo que he insinuado: que deseaba conocer la vida secreta de Hyunjin. Chanyeol me coge de la mano y tira de mí hacia el grupo. Mis pies chocan contra la rocosa orilla mientras los cazadores siguen haciendo especulaciones.
-Pobrecilla -masculla uno-. Es muy joven. Jackson está plantado ante Miram, y parece indiferente mientras mueve el rastreador sobre ella, lo que provoca que los pitidos se vuelvan frenéticos.
-Este cacharro debe de estar roto
-apunta uno.
-No, no lo está -asegura Jackson, examinando a Miram de un modo que incrementa mi desazón-. Funciona. El chip localizador debe de estar dentro de esta chica.
-¿Y por qué va a estar dentro de ella? No puede ser… Chanyeol afloja la presión sobre mi mano mientras se adelanta para inspeccionar a Miram. Yo me libero y me quedo unos pasos atrás, aconsejándome a mí mismo esperar. Si echo a correr, me verán.
-Solo hay una manera de averiguarlo -replica Jackson, y saca un puñal del chaleco y se acuclilla junto a Miram. El cazador más afectado por la contemplación del cuerpo, sin embargo, se opone y exclama:
-¡No podemos abrirla sin más! Es una chica humana…
-Ya no. Ahora es un cadáver -insiste Jackson, inclinándose hacia ella. Sus labios forman una línea recta y severa. Me sube la bilis a la garganta. No puedo quedarme aquí. No puedo presenciar cómo rajan a Miram.
-¡Mirad su sangre! -chilla de repente una voz-. ¡Es sangre de dragón! Ahogando un grito, me giro para huir justo cuando aparece Hyunjin entre los árboles de la orilla.
-¡Hyunjin! -digo, y corro hacia él, que me acoge entre sus brazos y me estrecha tan fuerte que me deja sin respiración. Luego se separa para mirarme, enmarcándome la cara con las manos.
-Siento haberme marchado…
-empieza.
-No, soy yo quien lo siente -replico, sacudiendo la cabeza-. Tú tenías razón.
-Hablamos en voz baja y febril, con los labios muy cerca. Su aguda vista se desvía una vez por encima de mi hombro, asimilándolo todo, a todos, de una sola ojeada antes de volver a mí. Yo trago saliva y añado, más con los labios que con la voz-: Han encontrado a Miram. Su sangre… Hyunjin asiente con rigidez.
-Pronto lo descubrirán. Coincido con él.
-Sí, en cuanto superen la fase de negación y luego la de incredulidad, lo sabrán. Hyunjin baja la mano de mi cara para cogerme una mano, entrelazando fuertemente sus dedos con los míos. Solo con su contacto, con su fuerte apretón, me siento mejor, envalentonado. Es la sacudida de energía que necesitaba.
-No te preocupes. Cuando eso suceda, nosotros no estaremos aquí -me asegura, pero no llega a darse la vuelta por completo antes de que lo llamen por su nombre.
-¡Hyunjin! Me recorre un escalofrío. Él me aprieta más la mano mientras se encara a su primo, a su… familia. Su expresión no revela nada; es una perfecta máscara implacable mientras saluda con la cabeza a los miembros del grupo. Con unas pocas zancadas, Jackson se planta ante Hyunjin y le dice:
-Tu padre estaba preocupado. Pensaba que te habías ido con tu abuela, pero ella le dijo que no te había visto, aunque tampoco es que nos fiáramos de esa vieja bruja… ¿Dónde has estado? Hyunjin se encoge de hombros; al parecer, es la única respuesta que va a dar. Jackson lo observa sin pestañear. El silencio se prolonga incómodamente. Yo los miro a los dos, contento de que, por lo menos, dejen de prestar atención a Miram. Y a mí. Pero ese momento no dura demasiado. El cazador mayor parece nervioso, molesto con la distracción.
-Venga -tercia, agitando una navaja sobre Miram-. ¿Vamos a hacerlo o qué? De pronto Jackson sonríe de oreja a oreja.
-¿Por qué no dejamos que lo haga Hyunjin, ya que está aquí? ¿Quiere que Hyunjin raje a Miram? Se me revuelve el estómago. Le clavo los dedos en la mano, deseando que no lo haga…, que se le ocurra un modo de salir de esta.
-Nosotros ya nos marchábamos
-replica él. Jackson nos mira, y sus ojos oscuros reparan en nuestras manos cogidas.
-¿A qué tanta prisa? -Se interpone entre nosotros, agarra a Hyunjin por el hombro y lo empuja hacia delante-. Vamos. La verdad es que nos vendría bien tu ayuda. Al fin y al cabo, esto es lo tuyo. Por su ceja arqueada, sé que Jackson ni quiere ni necesita la ayuda de su primo. Simplemente lo está empujando porque Hyunjin no desea hacerlo, solo quiere incordiarlo. Jackson se crece con estas cosas, igual que siempre. Transcurren varios instantes. Todos los cazadores miran fijamente a Hyunjin, evaluándolo. Él me lanza una mirada significativa y avanza. Los ojos de halcón de Jackson captan nuestro intercambio. Me observa con recelo, y yo noto la familiar tensión de mi pecho…, la sensación de que Jackson ve en mí más de lo que debería. Y puede que ahora lo haga. Él ha sido el primero en imaginarse que el chip localizador estaba dentro de Miram, y quizá ya haya llegado a sus propias conclusiones sobre mí. Todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo arden, chisporrotean; mi draki está desesperado por salir, por protegerme, por proteger a Hyunjin…, por sobrevivir. Porque estar aquí en estos precisos instantes, con estos cazadores, es todo un peligro. Mucho más que en cualquier ocasión anterior. El aire se espesa en algo que puedo tocar. Es denso y sofocante. Una ráfaga sopla sobre mí, levantándome el pelo de los hombros. Mi piel se tensa con un hormigueo de conocimiento. Examino el río, la superficie del agua. Los frondosos árboles susurran bajo un viento repentino. Alzo la vista. Nada estropea el horizonte. Todavía. Tengo que sacar a Hyunjin de aquí. Ya. Trago saliva contra al ardor acre de mi garganta y doy un paso hacia donde están los cazadores con Miram. Agarro la manga de Hyunjin y tiro de ella con fuerza. Él no da señales de haberlo notado. Yo miro con ansia por encima del hombro, hacia la protección de los árboles, y al girarme de nuevo, veo cómo Jackson le pone una navaja en la mano a Hyunjin.
-Los enkros implantan un chip localizador en la cabeza de cada dragón que capturan -explica Jackson, cuyos ojos oscuros rezuman frialdad.
-¿Y cómo es que nosotros no lo sabíamos? -le pregunta Hyunjin.
-Supongo que no lo sabíamos porque no había hecho falta. Hasta ahora no se había escapado ningún dragón.
-Bueno, ahí lo tienes -dice Hyunjin encogiéndose de hombros mientras señala a Miram-. Eso es una chica, no un dragón. No puede tener un chip dentro. El cazador mayor alza la caja negra y afirma:
-Este aparato dice que sí lo tiene.
-Debe de estar equivocado. Se habrá roto -contesta Hyunjin.
-Pero mira su sangre… -dice Chanyeol, apuntando con un dedo la herida de la navaja-. ¿Qué opinas de eso?
-Bueno… -empieza Hyunjin, y se señala el pecho y luego a todo el grupo-. Eso puede ser por otra razón, ya sabéis… Yo contemplo la escena con asombro, impresionado por su tranquila sensatez en esta situación. Hyunjin sonríe, intentando desarmar a los demás, pero no funciona.
-Bueno, yo no creo que esta chica sea un fenómeno de la naturaleza como tú -le espeta Jackson seca y amargamente, mientras le quita la navaja de las manos. Luego la lanza al aire y la atrapa con facilidad por el mango-. Aquí pasa algo, y yo creo que tú sabes más de lo que dices.
-Su mirada se desplaza hacia mí y añade-: Y voy a averiguarlo. Con un firme movimiento de la cabeza, se acuclilla, preparado para rajar a Miram. Yo tomo aire y desvío la vista, incapaz de mirar, pero también incapaz de abandonar a Hyunjin. No volveremos a separarnos. Jamás. Entonces se intensifica el viento. Mi pelo vuela alrededor de mi cara, azotándome las mejillas. Me lo aparto a tiempo de ver un borroso relámpago negro ante mí; el viento que levanta me tira al suelo. Me retiro el pelo enmarañado de la cara y presencio cómo Siwon aterriza sobre Jackson estirando sus manos garrudas y los pies, y cómo lo arranca del suelo. Todos nos quedamos paralizados y boquiabiertos. Jackson se retuerce como un gusano colgado del anzuelo. Siwon bate sus grandes alas, que parecen lustrosas velas negras. Cree que Jackson ha matado a su hermana. Lo sé de inmediato, noto toda la potencia de su ira como un puñal en mi cuerpo, y sé que no habrá posibilidad de controlar su furia. Sus emociones me engullen, tan fuertes que me derrumban. Mientras los cazadores empiezan a reaccionar, gritando y buscando sus armas, Siwon se eleva con Jackson. Describe varias volteretas en el aire antes de chocar contra un árbol. Crujen ramas y huesos mientras Jackson cae violentamente a través de un laberinto de ramas. Tan deprisa como ha llegado, Siwon desaparece y de nuevo todo vuelve a quedarse en silencio. Hyunjin y yo, mudos, formamos un cuadro vivo junto con los cazadores. Nadie respira mientras Jackson yace inmóvil en el suelo, en un montón roto e inerte. Yo tomo aire de golpe, sorprendido por la presión de mi pecho. No siento nada por Jackson; él es mi enemigo, sí, pero, sin embargo, noto un brote de lástima. Mis manos se hunden en la tierra mientras inspecciono el cielo. Las hojas susurran como una canción infantil en los árboles, pero no hay ni rastro de Siwon por ningún sitio. Es como si se hubiera esfumado. Pero yo sé que está aquí, un espectro oscuro al acecho, vigilándonos, preparándose para realizar su siguiente movimiento: el ataque inevitable. Incluso aunque yo no supiera eso de él, lo sentiría. Noto su propósito letal por todo mi cuerpo, extendiéndose como veneno, imparable. Durante un momento, me fijo en los ojos vidriosos de Miram. En esos segundos parece como si estuviera mirándome directamente a mí…, a través de mí. Aunque en ellos ya no hay vida. Miram no me ve. Con la muerte de su hermana, sé que Siwon no dejará que
  ninguno de estos cazadores sobreviva. No mientras crea que ellos son los responsables. Moriría él mismo antes de permitir que uno solo de ellos escape. Se encargará de que paguen por la muerte de Miram. Jackson solo ha sido el primero. Entonces pestañeo y regreso a la realidad.
-Hyunjin… -digo, y mi voz suena estridente, discordante, en el silencio de asombro que nos rodea. Varios cazadores se sobresaltan al oírme, me miran y apuntan hacia mí sus armas sin la menor consideración. O quizá deliberadamente. Sus ojos están desquiciados, y cada movimiento es como una sacudida de pánico. Yo trago saliva para controlar el carbón ardiente de mi boca, noto cómo el humo me llena la nariz, y espero que ellos no se den cuenta de eso. Como si mi voz lo hubiera puesto en marcha, Chanyeol empieza a lanzar maldiciones al aire, dibujando con su corpulenta figura un frenético círculo. -¡Sal! ¡Sal, escoria! -exclama, y empieza a disparar su arma. Ya no es uno de los rifles de dardos tranquilizantes. Todos los han cambiado por armas de fuego, fusiles, ballestas… Ya no están aquí para recuperar una presa. Están aquí para matar. Al igual que Siwon. El fuego brota en mi tráquea, y ya no tengo modo de combatir el miedo.
-Hyunjin -repito, y mi voz es un gruñido gutural, revelando que ya estoy medio perdido. Él me agarra de la mano, apretando mis dedos con fuerza. Señala con la cabeza hacia los árboles, y yo le devuelvo el gesto, comprendiendo. Juntos, echamos a correr hacia los árboles.
-¡Eh! -brama Chanyeol a nuestras espaldas. Oigo el ruido de rápidas pisadas; alguien, uno de ellos, viene tras nosotros. Una mirada por encima del hombro lo confirma. Se trata de otro cazador: el mayor, de rostro serio y ojos duros. Un instante después de verlo, la oscuridad aparece ante mis ojos como un gran velo negro. Es Siwon. Está aquí de nuevo, llenando la cercana oscuridad. Estallan ruidosos disparos en el aire, pero eso no impide que Siwon ice al cazador y desaparezca con él entre los árboles. Se produce el caos por todas partes mientras los cazadores se gritan histéricas instrucciones entre sí.
-¡Está acabando con nosotros!
-¡Tenemos que salir de aquí!
-¡Ni hablar! ¡Vayamos tras él!
Hyunjin y yo casi hemos alcanzado los árboles cuando, de repente, un viento estremecedor me levanta el pelo de la nuca y agitándose. Al alzar la vista, veo a otro draki descendiendo.
-¡No! -aúllo con voz pastosa. Es Corbin. Él me agarra del brazo y me despega del suelo, y yo sacudo las piernas en el aire. Hyunjin grita y salta, intentando alcanzarme, pero ya estoy demasiado alto. Los cazadores dirigen su atención a Corbin y a mí. Vuelan balas y flechas. Oigo los gritos de pánico de Hyunjin:
-¡Cuidado! ¡Vais a darle a el! Sin embargo, a los cazadores no les preocupa demasiado eso. Una flecha pasa tan cerca de mí que me roza la oreja con un silbido. No me da por milímetros, pero sí alcanza a Corbin. Se le clava en el pecho, penetrando profundamente en el músculo de su pectoral. Él cierra la mano sobre el astil de la saeta. Sangre morada brota profusamente entre sus dedos. Corbin suelta un aullido y descendemos en barrena entre los árboles, mientras mis piernas vuelan como si estuvieran hechas de aire. Corbin aterriza de espaldas con dureza y yo caigo despatarrado un poco sobre él y sobre el suelo. Me incorporo apoyándome en las manos, con cuidado de no tocar la flecha, y contemplo al chico con el que he crecido. A pesar de lo que somos ahora el uno para el otro, él ha formado parte de mi vida hasta donde me alcanza la memoria. Su rostro se crispa de dolor, su nariz protuberante se dilata apresuradamente…, como si no pudiera inhalar aire con suficiente rapidez. No le deseo esto ni siquiera a él.
-Corbin -digo, pero su nombre me sale casi en un sollozo. Me tapo la boca para ahogar ese sonido. Ahora Corbin está vivo, y si consiguiese llegar al pueblo, podría superar esto. Aprieto los labios con fuerza mientras tomo una decisión. No puedo permitir que lo maten. Por muy desquiciante y egoísta que haya sido Corbin, creo que ahora solo pretendía salvarme. Y le han alcanzado por tomarse esa molestia. Los cazadores avanzan entre los árboles apuntándonos con sus armas. Hyunjin les grita que paren, agitando los brazos mientras se une a la refriega.
-¡Vais a darle a el! -insiste, y se encara con uno de los cazadores antes de que levante el arma en nuestra dirección. Chanyeol, por su parte, se adelanta al grupo, sacando un puñal, y yo sé que pretende usarlo contra Corbin. Pretende acabar con él. Con un bramido, levanta el arma por encima de su cabeza. Mi mirada se desvía hacia Corbin, indefenso en el suelo. Tiene los ojos desorbitados, anegados en dolor. En su rostro no hay ni rastro de su habitual dureza y desdén. Parece muy joven y asustado. Como el niño con el que yo iba a primaria, que respondía a las preguntas tartamudeando. Mi cerebro trabaja febrilmente. Corbin es un blanco enorme. No puedo protegerlo. Solo puedo hacer… eso. Emplear esa parte de mí mismo…, lo que soy. Entonces me pongo de pie con un ágil movimiento y me planto justo delante de Corbin, preparándome para lo que va a pasar.
Para lo que estoy a punto de hacer.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora