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Corro entre los árboles, respirando entre resuellos, con el pecho atenazado de miedo por lo que pueda encontrar. «Que Jisung esté bien. Y Miram también. No puedo perder a la hermana de Siwon, no después de que él haya muerto para salvarla», me digo una y otra vez. De mi nariz brota humo cuando Hyunjin y yo irrumpimos al unísono en la zona de acampada. Veo a mi hermano de inmediato, plantado en actitud protectora delante de Miram. Ya manifestado por completo, está envuelto en una fina nube de vapor. Como ocultador, eso es lo único que tiene. Supone una gran defensa cuando se enfrenta a seres humanos, pero no ofrece ni protección ni defensa si se enfrenta a un congénere. Su talento carece de efecto sobre otros drakis. Y es a otro draki a lo que se enfrenta…Sacudo la cabeza, incapaz de aceptar lo que estoy viendo. El draki gris, todo músculos y tendones ondulados, se halla ante mi hermano. Lo único tranquilizador es que tiene la piel lisa, no erizada de incontables cuchillas. Pero sé que solo necesita un instante para armarse para la batalla. Lo recuerdo bien, y me estremezco de miedo por Jisung, con un temblor demasiado intenso para reprimirlo, así que me manifiesto. Mis alas se despliegan, desgarrándome la camiseta, mientras grito el nombre de mi hermano. El draki gris me mira por encima del hombro, pero no se mueve, aunque entorna los ojos al reconocerme. Hyunjin está a mi lado, rozándome el brazo con el suyo.
-¿Por qué estás aquí? -le pregunto al draki gris-. Ahora eres libre. Puede irse a donde quiera. ¿Por qué nos persigue? Él se gira de nuevo hacia Jisung y lo contempla como si nunca hubiera visto nada parecido a el. Se me revuelve el estómago de inquietud. Lo mira como si fuera un sabroso aperitivo que le gustaría probar.
-Eres libre -le recuerda Jisung-. Puedes irte. Por fin él aparta la vista, pero no nos mira a ninguno. Alza los ojos al cielo, estirando el cuello. Yo sigo su mirada. Al principio no veo nada excepto la oscura noche, y luego mis oídos captan un sonido: como grandes golpes de viento contra una vela. Lo reconocería en cualquier sitio: un draki en pleno vuelo. Y luego es como si la propia noche se moviera…, como si un líquido negro se derramara sobre un aire casi igual de oscuro. Casi, solo casi. Distingo las alas y el brillo de unos ojos que conozco bien.
-Siwon… -digo con voz estrangulada. Él aterriza sin el menor ruido, moviéndose más despacio de lo habitual; resulta evidente que está herido. Hace un gesto con la cabeza al draki gris, en una especie de reconocimiento silencioso. ¿Están juntos? ¿Cómo es posible? La última vez que los vimos, estaban intentando matarse el uno al otro.
-¡Siwon! -chilla Miram, y recorre a saltos la distancia que la separa de su hermano para lanzarse a sus brazos. Mis músculos se tensan, deseando hacer lo mismo, pero vacilo. La situación ya es bastante complicada. Aunque estoy emocionado y aliviado por ver vivo a Siwon, soy consciente de que Hyunjin está a mi lado. De modo que simplemente me acerco a Siwon y le pregunto:
-¿No estás muerto?
-Aparentemente, no.
Y entonces ya no puedo contenerme más. Lo abrazo, comprobando por mí mismo la sólida sensación de su presencia.
-Pero estabas sufriendo mucho… Yo lo noté…, y luego, de repente, no había nada. Un vacío. Tú… habías muerto.
-Llegaron los enkros. Yo todavía estaba despierto, aunque mareado por el gas. Me dejaron inconsciente con una especie de tranquilizante. Doy un paso atrás bajando los brazos, poniendo distancia entre nosotros mientras me giro a mirar al draki gris. -¿Y qué? ¿Ahora sois amigos? ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? Siwon mira a nuestro alrededor con gesto cauteloso.
-Cuando recuperé el conocimiento, él estaba peleando con los enkros. El gas no le había hecho nada. Nos salvó a los dos. Escapamos por el túnel que vosotros habíais excavado. Los enkros no sabían qué hacer, pero enseguida empezaron a recorrerlo.
-Encoge uno de sus grandes y musculosos hombros y añade-: Creo que pensaban que a lo mejor os habíais escondido al otro lado del túnel. Desvía la vista hacia Hyunjin y mueve la cabeza con un gesto de agradecimiento. Yo sé que no solo está dándole las gracias por el túnel. Está dándole las gracias por haberme salvado, por haber salvado a su hermana. A todos nosotros. Está dándole las gracias a Hyunjin por haberle hecho caso dejándolo allí. Hyunjin no entiende ni una de las palabras de Siwon, pero veo en su rostro que esto sí lo entiende.
-¿Y ahora confías en él? -le pregunto entonces a Siwon, señalando al draki gris con un pulgar.
-No habría conseguido escapar de allí sin su ayuda. Fue el primero en liberarse y neutralizó a varios de los enkros que nos custodiaban. Esto…, ¿tenéis algo de ropa a mano? Yo señalo la furgoneta, dando por supuesto que sus cosas continúan ahí, y Siwon se encamina hacia el vehículo a grandes zancadas, seguido por su hermana. En ese momento devuelvo mi atención al draki gris, que no parece tener prisa por desmanifestarse. Sigue mirando a Jisung con tal concentración que siento cierto malestar y la piel empieza a arderme y picarme. No estoy seguro de que pudiera desmanifestarme ahora mismo ni aunque lo deseara. Jisung tampoco parece demasiado cómodo con la atención que está atrayendo. Mira a su alrededor y se agacha a recoger su ropa, casi toda hecha jirones. La aprieta con timidez contra el pecho y empieza a caminar de espaldas, alejándose de ese draki que no puede dejar de contemplarlo como si fuera a zampárselo en cualquier momento. Luego, mi hermano echa a correr hacia la furgoneta, donde han desaparecido Siwon y Miram, dejándonos a Hyunjin y a mí solos con el draki gris. Este da un paso adelante, como si fuese a seguir a Jisung, pero yo me interpongo en su camino resollando. El fuego se está abriendo paso por mi tráquea y sacudo la cabeza a modo de advertencia.
-Es mi hermano -anuncio, como si eso pudiera acabar con su interés por el. Al fin y al cabo, este draki intentó matarme, y eso es algo que no he olvidado, por mucho que en aquel momento comprendiera sus motivos. Él me mira, luego mira la figura de Jisung, y después vuelve a mirarme. Y, aun así, sigue manteniéndose irritantemente callado.
-¿No tienes algún sitio al que ir?
-Agito una mano, señalando en la dirección que tomó Momo-. Ahora eres libre.
-Un sonido sordo brota de su pecho; no es un gruñido, pero se le acerca bastante. Yo ladeo la cabeza-. ¿Qué? ¿No dices nada?
-Jeongin, ¿qué estás haciendo? -me pregunta Hyunjin-. ¿Acaso intentas que se enfade? Se coloca a mi lado, listo para unirse a cualquier refriega que pueda surgir. No entiende mis palabras, pero reconoce mi tono provocador. Aprieta sus cuadradas mandíbulas y un músculo se tensa en su mejilla. El sonido brota de nuevo, menos parecido a un gruñido y más semejante a la lengua draki…, y entonces me doy cuenta de que es la lengua draki. Suena un poco oxidada por la falta de uso, pero es indudablemente la lengua draki.
-Escucha al humano -me aconseja el draki gris-. No me busques las cosquillas, piroexhalador. Me sobresalta su voz -muy profunda y gutural-, mucho más que la amenaza de sus palabras. Oigo pasos a mis espaldas y veo que Jisung se acerca dubitativo, vestido con una camiseta y pantalones vaqueros, con un aspecto a la vez normal y misteriosamente hermoso, con sus ojos de escarcha y su cabello plateado. Sus grandes ojos están clavados con interés en el draki gris. Ahora parece menos incómodo. Yo frunzo el entrecejo. Parece menos incómodo y más intrigado, y eso solo hace que yo me sienta incómodo. No sé nada de este tipo, excepto que está diseñado para matar: es el arma perfecta. Pero, por otro lado, yo también lo soy.
-Quizá deberíamos desmanifestarnos sugiero, mirando su cuerpo y el mío, relucientes en la noche-. Puede que así nos sintamos mejor. Él ladea la cabeza y me lanza una curiosa mirada.
-Yo no me siento mal -replica. Por supuesto que no. Puede cubrir todo su cuerpo de miles de cuchillas en apenas un segundo. ¿Por qué iba a sentirse mal?
-Desmanifiéstate -le espeto. Pasa un largo momento antes de que él responda:
-No sé cómo hacerlo. Me cuesta procesar sus palabras, pero cuando lo consigo, retrocedo. Necesito poner distancia, pues no me siento seguro tan cerca de este draki que, esencialmente, es un dragón.
-¿Qué ocurre? -me pregunta Hyunjin, captando de inmediato mi reacción, consciente de que algo va mal-. ¿Puedes desmanifestarte y hablar conmigo? Quiero saber qué está pasando.
-Jeongin le ha pedido que se desmanifieste y él ha dicho que no puede -le explica Jisung mientras se acerca con cuidado de quedarse detrás de mí, como si temiera aproximarse demasiado al draki gris.
-¿Qué quieres decir? -le pregunto. ¿Que no sabe cómo hacerlo? ¿Cómo es posible? Eso es lo que somos, lo que hacemos los drakis. Nuestra parte humana es tan real como la parte draki.
-Ha pasado demasiado tiempo
-contesta él-. Ya no me acuerdo. Yo lo miro de arriba abajo.
-¿Cuánto tiempo llevas así?
-Desde que me capturaron con mi manada.
-¿Capturaron a toda su manada? Como si pudiera leerme el pensamiento, él continúa-: Estuvieron persiguiendo a mi manada durante mucho tiempo. Al final ya solo éramos un puñado: diecisiete individuos. Ningún niño. Ahora, yo soy el único que queda. Yo me estremezco pensando en eso, en qué se sentirá al ser capturado junto con todos los que conoces y amas, familia y amigos. Y al perderlos a todos ellos.
-¿Cuánto tiempo llevas así? -vuelvo a preguntar, sintiendo un nuevo dolor en el pecho. Él niega con la cabeza, agitando su cabello de un rubio ceniza. El pelo le cae por los hombros…, tan enmarañado y salvaje como todo su ser.
-No lo sé con seguridad -responde con su áspera voz-. Ahí metido no cuentas los días. No es posible. Tengo la impresión de haber pasado varias vidas entre aquellas paredes… Yo asiento, recordando bien que el único día que pasé allí se me antojó mucho más largo. Una eternidad.
-Vi cómo los míos iban muriendo a mi alrededor. Se iban marchitando hasta que la muerte los reclamaba, o bien los enkros los mataban con sus experimentos. Yo deseaba morir para ser libre también. Alza la vista al cielo, saboreando claramente el viento en la cara. Los puentes de su nariz se estremecen con cada inhalación.
-Ahora ya eres libre -le recuerdo.
-Ha pasado demasiado tiempo. Solo tenía catorce años cuando me cazaron -apunta, y sus labios se retuercen. El labio superior cubre unos dientes blancos como el hueso. Jisung suelta un grito ahogado junto a mí. El draki gris le dirige una especie de sonrisa.
-Supongo que ya no aparento catorce años, ¿verdad? No, desde luego que no. Parece endurecido y experimentado. Probablemente sea mayor que yo. Ha estado años con los enkros, por lo menos cuatro, y durante todo ese tiempo ha sido draki. No es de extrañar que su aspecto sea tan primitivo…, tan salvaje. Jisung le traduce a Hyunjin en voz baja todo lo que decimos. En ese momento regresa Siwon y me siento aliviado. No sé qué más decirle a este draki sin nombre, a este animal salvaje liberado de su jaula. Es comprensible que haya actuado de ese modo.
-Necesita un sitio al que ir -declara Siwon con una voz cargada de la seguridad de los destinados a gobernar, a dominar, sobre todo si Severin tiene voz y voto-. Nos lo llevaremos con nosotros. Yo giro en redondo.
-¿A la manada? -inquiero. Eso no me convence. Aunque siento algo más de empatía hacia el draki gris, no puedo olvidar el peligro que supone.
-¿Adónde si no? -me pregunta Siwon-. No puede desmanifestarse.
-Por lo visto, el draki también le ha explicado a él su situación-. No podemos dejarlo aquí solo. Y entonces recuerdo que yo no voy a volver. Cuando salí del pueblo, no tenía intención de regresar jamás, y ahora que Siwon puede escoltar a Miram de vuelta a casa, ya no es necesario que lo haga yo. No debería importarme que Siwon quiera llevar a una bestia salvaje a la manada. Pero me importa. No es como un interruptor que pueda apagar. Me preocupan Siwon y Felix, y otros muchos que siguen viviendo en la manada. Introducir allí a este draki podría ponerlos a todos en peligro… Observo a Siwon, que respira penosamente. Sigue herido, y se agarra un costado con la mano. ¿Cómo va a apañárselas con Miram y un draki que no puede desmanifestarse? ¿Él solo?
-Es un poco impredecible, ¿no te parece? -comento.
-Dejarlo aquí sería una irresponsabilidad -replica Siwon, señalándolo-. No tiene manada, no tiene adónde ir. No podemos dejarlo suelto. Una de dos: o volverán a capturarlo o acabará haciéndole daño a alguien.
-Jacinda, eso es lo correcto
-interviene Jisung. Entonces yo suelto un gruñido de frustración por todo lo que está ocurriendo y por el altruismo de mi hermano. Luego me siento mal porque sé que no es justo pensar así. Jisung está aquí por mí. Cuando nos marchamos de casa, a el le habría encantado dejar atrás a la manada para siempre e ir en busca de nuestra madre. Pero yo lo convencí para retrasar el plan y rescatar a Miram. Lo menos que le debo es escuchar su opinión. Con esa idea, reprimo las ganas de llevarle la contraria y me dirijo a la furgoneta a buscar más ropa…, y a intentar calmarme lo bastante para desmanifestarme. Hyunjin se queda con los demás, mirando con cautela al draki gris, y sé que no va a bajar la guardia ni un instante. No solo porque nota mi inquietud, sino porque no puede evitarlo. Como cazador, lo quiera o no, posee su propia cuota de instintos bien aguzados. Eso me apacigua un poco. Hasta que mi mirada se posa en Siwon. Levanto la barbilla mientras le transmito que debería reconsiderar la idea de llevarse a ese draki a casa con él. Siwon aprieta las mandíbulas con resolución. Aun así, intento llegar hasta él. Me comunico con los ojos, con la conexión que vibra entre nosotros. Y luego suspiro. Pase lo que pase, eso siempre está ahí. Da igual lo que yo tenga con Hyunjin.
También tengo algo con Cassian.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora