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Miro a mi alrededor y empiezo a trazar un plan. Descubro un árbol ancho y frondoso, con el tronco inclinado, fácil para trepar. Subo por él con poco esfuerzo, pues mis dedos se clavan sin dificultad en la corteza.
-Jeongin… El susurro de Siwon es menos discreto esta vez. Ha avanzado, y ahora se halla debajo de mi árbol. Miram lo sigue, mirándome ceñuda y retorciéndose el borde de la camiseta. Siwon señala el suelo con un dedo, como indicándome que baje a ese punto.
-No. Estaré bien. A menos que nos delates -digo, y le lanzo una mirada elocuente y luego añado, con un gesto con la mano-: Ahora márchate de aquí. Él suelta un resoplido de frustración y se gira hacia su hermano.
-Vete -le ordena-. Escóndete. Te encontraré. El rostro de Miram refleja terror.
-No quiero irme sin ti -replica.
-Estarás bien -asegura Siwon-. Intérnate en lo más profundo del bosque y busca a Jisung. Y mantén tu forma humana.
-Se me escapa un bufido, pues la última vez, Miram fue incapaz de hacer eso. Siwon pasa por alto mi reacción y continúa con sus instrucciones-: Estarás más seguro así. Si tropiezan contigo, no sospecharán… Miram sacude la cabeza de un lado a otro; es evidente que la idea de que la encuentran le da pavor.
-Siwon, deberías ir con ella
-murmuro. Él corta el aire con un ademán para hacerme callar y, mirando a su hermana, ordena:
-Vete.
Con una última mirada suplicante, Miram corre entre los árboles con los hombros encorvados, como una mujer de camino a su ejecución. Después Siwon trepa deprisa a un árbol cuyo tronco prácticamente se cruza con el que me sirve de escondrijo.
-Estás actuando como un idiota
-musito. Que haya despachado a Miram de ese modo hace que me sienta incómodo, como si estuviera eligiéndome a mí en vez de a su hermana. No quiero que Siwon lo haga. Nunca-. Deberías quedarte con Miram.
-¿Y acaso tú estás actuando con inteligencia? -replica él, clavando sus oscuros ojos en los míos. Y entonces lo noto de nuevo. Turbadores y desconcertantes, sus sentimientos me inundan en una cálida oleada narcotizante. Sacudo la cabeza, luchando por recuperarme a mí mismo. Quiero mis emociones, no las de Siwon. Ya tengo bastante con las mías…, de modo que no necesito la interferencia de las suyas. Me debato contra esa invasión. Combato contra ellas…, contra él. Siwon me observa con dureza a través de la maraña de ramas; pese a que cada uno está en un árbol, nuestros rostros se hallan tan solo a unos centímetros de distancia. Poco a poco los motores suenan más cerca: su gruñido es inconfundible. Echo un vistazo entre las ramas y veo que la nube de polvo es más grande; los vehículos son formas oscuras en el centro. Hyunjin está mirando dentro del capó. ¿Ese es su plan? ¿Simular un problema en el motor? Tomo aire, esperando que funcione. Entonces, en el espeso nimbo de polvo distingo dos vehículos. Un camión negro con ventanillas tintadas, tan oscuras que es imposible ver el interior. Tras él, una furgoneta con las ventanillas igualmente oscuras. Esa furgoneta no se parece en nada a la nuestra, que, con sus colores chillones, resplandece incluso sumergida en la nube de polvo. Hyunjin saca la cabeza del capó y yo siento una punzada de inquietud. ¿Le harán daño los cazadores? ¿A uno de los suyos? Los vehículos se detienen y los motores se apagan. Durante un momento no sale nadie, y me pregunto qué estarán haciendo ahí. Las oscuras ventanillas parecen ojos fríos que observan y condenan en silencio. Mi pecho sube y baja en veloces jadeos y de mi nariz brotan volutas de humo. Hyunjin agita una mano saludando amigablemente: oculta su recelo con gran efectividad. Yo me quedo inmóvil; tomo aire y lo retengo en mi pecho contraído, esperando que aparezca un miembro de la familia de Hyunjin. Por fin se abren las puertas del camión, seguidas por las puertas de la furgoneta. Se apean varios hombres. Cinco en total. Los examino a todos… y no reconozco a ninguno. Se me acelera el pulso en el cuello, brincando contra mi piel. Mis ojos se desplazan a Hyunjin y compruebo que él tampoco los conoce. Hasta este instante no reparo en cuánto deseaba que fueran los familiares de Hyunjin. Sacudo la cabeza y me retiro un mechón de pelo de la cara. Pero si Hyunjin no sabe quiénes son, entonces no pertenecen a su grupo… Son desconocidos, así que me invade una tremenda sensación de alivio. Esos tipos no conocen a Hyunjin y, por tanto, tendrá más posibilidades de convencerlos de que no es más que un conductor en apuros.
-Hola -les dice Hyunjin, consiguiendo mostrar alivio y vergüenza a un tiempo, como un adolescente desventurado-. Qué alegría que hayáis aparecido, muchachos. Tengo un problemilla con el coche -añade, dando una palmada en el lateral oxidado de la furgoneta.
-Ah, ¿sí? -Uno de los cazadores se adelanta, hablando en voz alta y discordante, con un desafío implícito. El sol destella en su cabello rubio, cortado al rape-. No me digas… Mira a su alrededor, observando el entorno. Su mirada se desliza por el lugar en el que estamos escondidos Siwon y yo. Me pongo tenso, aferrándome más a la corteza áspera y rugosa, y parpadeo aliviado al ver que su atención no se demora en nuestra dirección. Volviendo a mirar hacia delante, el tipo examina las puertas traseras de nuestra furgoneta entrecerrando sus ojos claros, como si pudiera examinar el interior desde fuera.
-Sí -replica Hyunjin, soltando una carcajada encantadora-. Supongo que este trasto está en las últimas. El primer cazador intercambia una mirada con su tropa, una mirada que dice: «Este chaval es un mentiroso de mierda». Yo trago saliva para contener el denso brote de calor de mi garganta. No se han creído su historia…
-¿Por qué no eres sincero con nosotros, chaval? -le pregunta un cazador con una lustrosa coleta y profundas cicatrices de acné-. No tienes ningún problema con el coche.
-Luego señala la parte trasera de la furgoneta con la cabeza y pregunta-: ¿Qué llevas ahí dentro? Y entonces me fijo en otro cazador que sujeta un extraño artilugio. Es como una caja de
metal, solo que con una especie de antena. Desde mi atalaya veo que tiene una hilera de luces rojas intermitentes. El hombre se mueve con la caja, girando en círculo. Unas veces las luces rojas se debilitan, dependiendo de adónde enfoque, y otras empiezan a parpadear con impaciencia. Se me revuelve el estómago, pues sé que esa caja significa problemas para nosotros. Miro a Siwon y advierto que él también ha reparado en eso. Está muy serio, con el rostro en tensión. Vuelvo a mirar a Hyunjin, evitando fijarme de nuevo en la caja. Su visión me produce pánico, y necesito conservar la calma. Debo estar tranquilo para que mi draki siga oculto. Tengo que admitirlo: Hyunjin está fingiendo desconcierto muy bien.
-¿De qué estás hablando? -Señala las puertas-. Ahí detrás no tengo nada. Ahora mismo la furgoneta está vacía. Normalmente está llena de material del negocio de jardinería de mi padre. -Se muestra azorado y añade-: Pero yo…, hum…, tenía otros planes para este fin de semana, así que la he vaciado. Y es entonces cuando sé lo que tengo que hacer. Empiezo a descender del árbol. Siwon me llama en un susurro, con los ojos desorbitados, mientras aterrizo en el blando suelo. Su furia me alcanza. Está acompañada de miedo. El sabor amargo de ambas sensaciones me llena la boca, mezclándose con las cenizas y el carbón que ascienden desde mi interior. Levanto la vista hacia Siwon…, el compañero al que estoy unido, tanto si me gusta como si no. Su nariz se ensancha y el puente se cubre de protuberancias. En cualquier instante su draki se adueñará de él. Yo le digo que no con la cabeza y le lanzo una mirada suplicándole que confíe en mí. Arreglaré esto. Pongo todo lo que siento en esta súplica, toda mi determinación, toda mi seguridad. Nuestros ojos conectan en una comunicación silenciosa. «Sé lo que hago», le transmito. Entonces Siwon hunde los hombros y sé que ha cedido… Esperemos que no salga disparado tras de mí. Miro a mi alrededor y descubro unas pequeñas flores silvestres de color amarillo, apenas recién brotadas. Necesitan unas semanas más para alcanzar su máximo esplendor, pero tendrán que servir. Las arranco del abrazo de la tierra, cojo también unas cuantas hierbas y lo arreglo todo apresuradamente en una especie de ramo. Voy hacia la carretera tras lanzar una última mirada a Siwon, notando el calor de sus ojos en la espalda. Ojalá se quede donde está, simplemente observando cómo yo intento salvarnos a todos.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora